Capitulo 31 - Confesion -

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- ¿Te duele estar de este modo? -

Lizzy negó con lentitud y con las mejillas rojas dijo

- No estoy bien ¿y tú? -

- Me encuentro bien -

La voz del chico era la que comúnmente usaba, un tanto indiferente y fría pero parecía tener una pizca de alegría algo que pensó incluso que se lo estaba imaginando

- No creo que deberíamos de estar de este modo... - se sentía muy nerviosa, su cuerpo emitía mucha calor que la reconfortaba y su corazón palpitaba con fuerza - Si alguien nos viera -

- Nadie nos verá - le afirmó Regulus - Nadie nos vas a separar - sintió su delgada y suave mano posarse en su espalda y como sus dedos jugaban con su cabello

Estaban en la misma cama, Lizzy se había visto arrastrada a acostarse encima de Regulus ¡Así como lo escuchan! A pesar de sus heridas y dolores (que realmente estaban desapareciendo o en ese momento no sentían) estaban abrazados envueltos en mantas y hundidos en la oscuridad

Parecían un rollo de pan, o un burrito hundidos hasta las cabezas sin dejar ningún pazo de luz, como si estuvieran en un refugio, encerrados dentro de las mantas en su propio mundo, solo ellos dos

Regulus estaba debajo de ella abrazándola desde la cintura con la mano más dañada (esta no la movía demasiado) mientras que con la otra le acariciaba la espalda, subía y bajaba por su espina dorsal, acariciando su cabello, su rostro y tomando de vez en cuando sus manos

Elizabeth estaba sobre él con el rostro recargada en su pecho, hundido en su piel desnuda, olía su fragancia, sentía su piel suave y fría, una de sus manos jugaba con el pecho del chico con timidez y sin sobrepasar los límites mientras que la otra estaba hecha un puño tan tímida y siendo incapaz de salir de su zona de confort

La oscuridad los abordaba, el calor los reconfortaba al punto en el que sus cuerpos transmitían más cura a su hipotermia que las mantas, sus pies jugaban debajo de ellos y se envolvían entre sí mismos, como uno solo, Lizzy no sabía qué era aquello, no sabía lo que estaba pasando ni lo que el chico había dicho pero no importaba, se sentía jodidamente bien

- Escucho tu corazón - murmuró con lentitud

- ¿Qué? -

Removió su cabeza un segundo entre su pecho tratando de escuchar mejor y con valor dijo

- Lo escucho -

El chico pareció sonreír de lado con aparente diversión aunque no lo miro puesto su cabeza estaba más arriba

- ¿Le sorprende señorita Benet? ¿Acaso creía que no tenía uno? -

Negó con timidez y sin poder evitarlo uno de sus dedos jugó con su piel desnuda

- Siempre he odiado la forma en la que tu sueles adivinar todo lo que pasa por mi cabeza solo con escuchar el sonido de mi voz o mirar los gestos de mi rostro, tu siempre sueles ocultar todo tus pensamientos o sentimientos de todo tu cuerpo por lo que es imposible saber por lo que tu mente pasa -

- Es un don del que estoy sumamente orgulloso -

Lizzy sonrió de forma burlona

- Puedo notarlo pero ahora escucho tu corazón - sus mejillas ardieron cuando sintió el pecho del chico inflancer al respirar - Eso quiere decir que escucho lo que sientes -

- ¿Y qué es lo que dice? - preguntó con interés

Lizzy se quedó callada, el corazón de chico latía con fuerza, andaba con tal velocidad que parecía salirse de su pecho, derramaba un ambiente caliente y alegre, saltaba cuando entablaba una conversación y viajaba por todos lados cuando Lizzy tocaba su cuerpo como si no supiera que hacer, el chico estaba nervioso

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