Capitulo 41 - Cordura Rota -

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No supo que paso despues de aquella noche, no estaba realmente segura como tomar las cosas que Regulus le habia confesado ni mucho menos como debia de comportarse despues de eso, escuchar de su propio esposo violaciones y acoso que sufrio siendo tan solo un niño rompia la linea de su cordura, literalmente estaba ya dispuesta a rebentarle la cara a todo aquel que se le pusiera enfrente manifestando querer hacerle daño a su querido esposo.

Estaba echa furia, no solo su cuerpo incapaz de mantenerse tranquilo y esos ojos echando llamas lo demostraron, los dias que le siguieron a la confesion se cargaba un humor de perros que en mas de una ocasion llamo la atencion del resto.

- ¿Pero que haces? - le habia dicho Lili en una ocasion que se molesto y le grito a Sirius al insultar a Regulus - No puedes actuar de ese modo solo estaba jugando -

Pero no podia evitarlo, queria tomar el primer transporte que la llevara a la mansion Black para matar con sus propias manos a los padres, queria tomar a Sirius del cuello y desirle que su pequeño hermano al cual habia abandonado en la mansion habia sido acosado por un amigo de la familia, queria rebuscar y rebuscar por cada maldito rincon de la tierra sin importar el tiempo ni el daño que le causaria para desenterrar a el hombre y hacerlo sufrir por el resto de su vida, queria que pagara, queria venganza no solo por el echo de que habian permitido un daño como aquel si no por que se trataba de su esposo al que habian dañado.

- El sistema le ha fallado - se decia por las noches una y otra vez queriendo recordar y jamas olvidar lo que le habian echo - Todo el sistema, quienes se supone que debian de protegerlo fueron los que lo dañaron, sus padres, su hermano, sus seres queridos -

No hablamos de una simple furia o rabieta de niña de escuela, no, hablamos del echo que por primera vez Elizabeth comprendio el camino que Regulus estaba tomando, y ademas de comprenderlo lo creyo justificable, ya no lo culpaba de echo... lo alababa, lo habian dejado literalmente sin opciones y habia sido atacado y acordonado de todos lados, cualquier otro en su caso estaria a esas alturas loco o muerto.

Ahora veia a un hombre valiente, un hombre cuya fuerza jamas fue debilitada aun cuando todo a su alrededor queria eso, un hombre que se habia levantado una y otra vez de la tierra para alzarse sobre el resto, era fuerte, era mas que eso, el era su heroe.

Podia haberse echado a llorar, o culpar al resto, tratar mal a todo aquel que se acercara por que todos le habian demostrado fallarle, apesar de eso Regulus solo se preocupaba por el resto, se preocupaba por su hermano y su lejania de la familia Black para salvarlo, se preocupaba por ella, por su matrimonio arreglado e incluso por su elfo domestico.

- No puedo soportarlo - se decia  - Que todo este tiempo le hayan echo eso y el no haya ni por un segundo replicado -

Y una furia se instalo en ella que desde ese momento en adelante se transformo en algo diferente queriendo darlo todo por el y joder al resto.

Su primera prueba de esto llego dos dias despues de lo sucedido cuando su paciencia colgaba de un fragil tendon.

Fue cuando tenia una clase de pociones, su compañero que aunque era alguien intimo en privado no lo eran en publico por lo que no se dirigian ni una sola mirada y niguna sola palabra aunque tengamos que admitirlo, desde la confesion que le habia echo Regulus no habian entablado conversacion, no sabia el por que pero Elizabeth no iba a presionarlo y el no parecia listo para hablar sobre ello, por lo que por aquellos dos dias se habian alejado de un modo que no habia creido posible, era como al principio de su relacion, distanciamiento total y nada de confianza.

Habian estado viendo las pociones curativas toda la semana justo como el protocolo escolar lo establecia para su desgracia, suerte o su maldito destino como quieran llamarle ese dia las cosas fueron distintas, el profesor Horace que era el maestro que impartia esa materia habia enfermado de una terrible gripe de acromantula, algo curable pero con reposo y lejania, por lo que su lugar lo tomo la profesora de adivinacion alguien suficientemente capaz para hacerlo y con el tiempo para ofrecerse pero no tan buena en ello.

Tratos OrgullososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora