Memorias del futuro. (Parte 2)

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~Llegó la hora de descubrir lo que hay del otro lado de la puerta, que hay al final del pasillo, llegó la hora de descubrir la verdad tras la historia. ~

[DILIAN]

Me encontraba abriendo la última puerta de aquel pasillo lleno de luces, completamente luminoso, al momento que toque la perilla de aquella puerta blanca me recorrió por el cuerpo un gran escalofrío, el cual parecía querer acabar conmigo, para cuando menos lo noté, me volvía a topar a la persona que estaba conmigo afuera de mi casa antes de caer desmayado...

-Vaya, has logrado llegar al fin.- Me decía entre unas cuantas risas burlonas. --Decidí bloquearte unas cuantas puertas antes de dejarte entrar en este sitio.-

-¿Qué rayos eres?, ¿Qué quieres de mí?- Le preguntaba esperando una respuesta congruente.

- Sólo no quiero que termines igual otra vez, no quiero ese final para ti de nuevo." La cabeza me llenaba de dudas, ¿cómo es que él sabía acerca de ello?

-¿Podrías presentarte siquiera?- Le mencionaba como forma de sugerencia.

-Ah, cierto, ¿dónde dejé mis modales?- Daba unos cuantos pasos hacia atrás y hacia una reverencia. -Me llamo Leinad, soy un espíritu de las vidas pasadas, soy aquel que guía aquellos hacia su destino y si es necesario, el cómo modificarlo...-

Aquello sólo me confundía más, no podía creerle, nunca creí en esa clase de cosas durante toda mi vida, parecía que todo me estaba dando una cachetada de guante blanco...

-Has venido a ¿Ayudarme?- Le comentaba confundido.

-Si y No, me gusta cuando tienen un trágico final pues así puedo condenarlos a repetirlo todo de nuevo.- Mencionaba entre risas. -Tú eres otro de esos tantos experimentos míos.-

-¡Maldito!- Me acercaba a él con la esperanza de poder golpearlo pero sólo le traspasaban mis golpes.

-Es inútil, sigo siendo aún más puro que tú, por lo mismo es que no puedes ponerme tus sucias manos encima.-

-Sólo déjame continuar.- Corría de tal forma que logre abrir la puerta, pero tras ella sólo encontré un lugar conocido...

Me encontraba en mi casa nuevamente, o eso creía, parecía ser el comienzo del final de mi antigua historia, todo parecía ser normal y sin una sola pizca de extrañeza, hasta que logre ver a mi madre con alguien en la cocina, eran dos niños pequeños, uno parecía tener 10 años y una niña de 6 años, junto con otro señor que desconozco completamente.

Tras el pasar de unos cuantos minutos noté como es que mi madre subía a los pequeños a una habitación, parecía preocupada porque se logró escuchar la llegada de un auto. Tras eso, pude notar que yo entre por la puerta junto con una chica que antes había visto, me encontraba en un estado que nunca había experimentado, estaba borracho...

-Pero, ¿qué es esto?- me preguntaba mientras miraba aquella escena -Pareciera como si algo llegase a pasar...-

Había olvidado por completo la presencia del ser que se encontraba en la cocina, cuando menos lo noté, mi yo del futuro pasado había entrado en aquél lugar junto con la chica y para cuando me acerqué, estos parecían haber sido asesinados por el otro hombre, el cual ya no estaba en el lugar.

-¿Pero cómo me ayudará esto?, ¿hay alguna forma de saber qué es lo que pasó ahí?- me preguntaba mientras seguía observando.

~Las pistas no parecían encajar en ningún lado, nada le ayudó a descubrir que era lo que había pasado, solamente se sabía que algo le quitó la vida, pero no quien era...~

[DARREL MANRIQUEZ]

Parecía ser que todo lo que yo viví, simplemente se repetía con el mocoso de mi hijo, tal parece que los Manríquez estamos destinados a padecer algunas cuantas enfermedades en las cuales, el desmayo siempre nos llevará a la ruina...

[Hace 25 años]

-Soy Darrel, Darrel Manríquez, soy un joven visionario con no más de 17 años, vivo en la ciudad de Guadalupe y vivo con mis padres-

~Damos comienzo a la historia del padre de Dilian, Darrel, al fin lograremos descubrir porque es tan agresivo con su familia, que fue lo que le trajo el pasado, como fue que le afectó las memorias del futuro.~

Era un día como cualquiera, despertaba y me preparaba para ir al campo con mi padre, es el año de 1982, nosotros vivimos en un terreno donde tenemos unas cuantas cosechas y tenemos un ganado pequeño, lo suficiente para poder vivir bien.

Mi padre se llama Darío Manríquez, mi madre se llama Sonia Juárez.

Por desgracia o por fortuna mi madre fue sorda toda su vida, así que me vi forzado a aprender un lenguaje de señas para poder hablar con ella, ha sido complicado, porque no puedo conversar como se debería y en ocasiones suele ser demasiado complejo.

Mi padre, es un hombre fuerte, es alto y es un hombre rudo, pero es razonable, la mayor parte de su vida estuvo sólo, fue abandonado por mis abuelos en su niñez y gracias a ello ha tenido que esforzarse de más toda su vida.

Era un día como cualquiera, mi padre en diversas ocasiones me decía que estaba orgulloso de como hacía las cosas, del como cuidaba del campo y de nuestros animales. Pero todo cambió de un momento a otro; cometí el terrible error de dejar la puerta del corral abierta, ni yo pude creerlo cuando lo vi, fui tan descuidado, intenté hacer que los animales volvieran para evitar un castigo pero simplemente no lo logré, terminando en la mayor cantidad de ocasiones huyendo de las vacas o de los toros que me perseguían...

Cuando llegué a casa mi padre estaba molesto, los animales con los que tanto tiempo nos habíamos alimentado habían escapado, entonces entendí él porque estaba tan molesto. Él platicó conmigo de manera tranquila, parecía ser un hombre tan bueno, pero no noté cuando fue el cambio de humor, sólo recuerdo que le dije que había fracasado en intentar recuperarlo y que había intentado de todo, fue en ese preciso momento cuando su expresión de tranquilidad había cambiado por completo, una mirada agresiva desbordaba de su rostro, la mirada de un animal, de una bestia, había salido de él.

Empezó a darme una paliza, desde golpes en el estómago, hasta azotes con un palo en la espalda (los cuales hasta la fecha sigo recordando), simplemente me estaba castigando por mi error, pero sentía que se estaba pasando de la mano.

Sentí un espantoso ardor en mi espalda, cuando logré ver que estaba sangrando me levanté y me lancé sobre él intentando tumbarlo, recibí una feroz mordida en el cuello con la cual pude haber muerto, pero para mí suerte, no sucedió.

Fue ahí mismo cuando mi madre gritó asustada de terror, ese no era mi padre, era una bestia.

Al pasar de las horas logramos encerrarlo en el corral, fue complicado, pero lo logramos, llamamos a los policías y dijeron que había que llevar a algún médico experto. Para nuestra desgracia, empezaron a levantarse rumores de que nuestros campos estaban embrujados, por ello el comportamiento extraño de mi padre.

Recuerdo bien todo aquello que pasó, recuerdo absolutamente todo lo que me aconteció y logré tener una visión, una visión del futuro, era yo golpeando a mi hijo, sólo podía escuchar un montón de gritos en mi cabeza y fue cuando caí en la locura...

~El padre de Dilian, Darrel, fue un buen joven, tal parece que de los mejores, todo cambió en aquel momento en que su padre lo azotó, el intento cambiar el futuro, evitando llegar a maltratar a su familia tal y como él sufrió, pero parece que no logró conseguirlo y cayó en un ciclo sin fin en el cual los Manríquez se veían envueltos, si no fuese sólo ellos, si no toda su descendencia habría sido marcada por aquel hecho, el cual no lograba comprender. Dilian logro despertar en el hospital, estando a lado de su madre y de Hyuki, parecía no haber pasado ni más de 3 horas inconsciente a lo cual le sorprendió, sintió que había pasado más tiempo en aquel lugar conocido como " El pasillo de los recuerdos". Sólo quedaba esperar y seguir el paso del tiempo para descubrir que era lo que sucedía realmente con su maldito final, parecía que todos han sido marcados por aquella maldición...~ 

En búsqueda de una verdad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora