Capítulo 22

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Afrodita estaba lista. Tenía todo fríamente calculado, tal y como debió ser desde un inicio.

Durante el tiempo que le había pedido a Hera para estar sola y en el que Orión interrumpió continuamente sin permiso, abriéndole los ojos a un mundo, una realidad en la que ella podría tener el poder y controlar a quien quisiera y estaba contenta con ello, con lo que había decidido.

Claro, no sería fácil. Después de todo su sentimentalismo humano seguía ahí latiendo por quienes habían estado a su lado todos esos años y dudaba que fueran a desaparecer, pero ella tenía claro que quería y no daría marcha a atrás en su plan.

Se suponía que ese lunes iría al instituto y se uniría a los demás, a su antiguo grupo, eso había sido lo que planeó con Hera días atrás y lo que la confirmó a la chica por teléfono, pero eso era una mentira.

Las cosas habían cambiado, por lo que la pelirroja se estaba dirigiendo al lugar en el cual estuvo secuestrada con Apolo para reunirse con Orión. Cuando el chico le dio esa mañana las coordenadas del lugar en el que se reunirían con su grupo, Afrodita no dudo en sacarle si ese era el mismo lugar que veía en sus ataques de pánico aún cuando quiso ocultarselo.

Obviamente al chico no le sentó muy bien ser utilizado de esa manera y se molestó, pero a su vez se mostró satisfecho.

—Sabes jugar, eso esta bien porque a donde te vas a meter no existen reglas entre los que son peones.

—Yo no seré solo un peón —le había respondido Afrodita confiada de sus palabras.

La pelirroja tenía claro lo que quería y jugar la misma ficha que estaba siendo en el equipo de Hera no le interesaba. Lo que ella quería iba mucho más allá, lo suficiente para demostrarle a todos de lo que ella podía lograr sola.

Su teléfono vibró y el nombre que apareció en su pantalla la hizo apretar los labios.

Hera.

Dolía saber que su amiga le había ocultado lo de su profecía, pero entendía porqué lo hizo. Ella no quería que este del otro bando y le ocultó esa información por un bien mayor, y quizá hasta su el suyo, ese fue el motivo por el que no le prometió que no habría más secretos entre ellas.

—Espero que me perdones —susurró ignorando la llamada.

Afrodita tenía que seguir su camino.

La experiencia a lo largo de los años le había demostrado que evadir una profecía era inútil, por lo que, era mejor que vaya de buena gana a ellos antes de que volvieran a buscarla para torturarla o a cualquiera de su antiguo grupo.

Otra llamada ingresó pulsando sus nervios y molestándola; sin embargo, y a diferencia de la de Hera no podía ignorar.

—¿Dónde estás? Se supone que debías llegar hace media hora.

—¿Y tú creíste que yo iba a madrugar solo porque tú me lo pedías? —le cuestionó la pelirroja a la otra persona al otro lado de la línea.

—Estas jugando con fuego —le advirtió el chico.

—Al igual que tú y no te he dicho nada —le recordó Afrodita— Déjame hacer lo que tengo que hacer y de manera que quiero hacerlo.

—Dime de nuevo por qué te pedí que te unieras a nosotros —pidió Orión y Afrodita sonrió sabiendo que su respuesta solo mosquearía al chico.

—Porque la siguiente en la lista de tortura, sino entraba yo, era Artemisa.

—Ven rápido —dijo el pelinegro antes de cortar la llamada.

Afrodita [Olímpicos mortales #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora