Los días pasaron como un borrón frente a los ojos de Afrodita ¿Y lo mejor de todo? Es que no le importo en absoluto a pesar de que las cosas no parecían ir del todo bien.
Uno de los principales motivos era el compromiso de Poseidón con Deméter, ambos estaban hartos de la presión para que lo hicieran oficial y Zeus ya no sabía qué hacer para calmar a su hermano mientras que Hades solo se dedicaba a regañar al chico diciéndole que era un inmaduro.
Si, bonita familia.
Por otro lado estaba su situación con Hera que a pesar de haberle dicho que hiciera lo que quiera seguía insistiendo en que dejara de ver a Athenea, lo que obviamente no cumplía, y ocasionaba peleas entre ellas. A pesar de eso, y algo por lo que estaba agradecida, era que su amiga seguía defendiéndola de las víboras del instituto que parecían querer ir a por su cuello más veces que las normales.
Las Eris habían sido una piedra en el zapato de todas, pero desde que Jellyfish pareció abandonarlas cada una parecía andar perdida y cediendo a sus instintos más básicos, crear el caos. Pero no todo era malo y esa noche Afrodita estaba dispuesta divertirse y olvidarse de todo así como ayudar a sus amigos a hacerlo.
—Vamos, será divertido —animó a Poseidón y Deméter— Necesitan relajarse y olvidarse de todo.
—Beber no nos hará olvidarnos del problema en el que estamos.
—No me refiero a beber —les respondió Afrodita rodando los ojos— Lo que yo les estaba proponiendo era ir a bailar y divertirnos, el ambiente hará que olviden todo.
—No sé...
—Vamos, Deméter, sé que quieres ir —le dijo la pelirroja a su amiga con una sonrisa ladina y segura de que ella quería hacerlo, la conocía demasiado como para no saber eso; sin embargo, el miedo a su tío la detenía— Vamos, te prometo que te divertirás.
—Está bien, vamos —aceptó y Afrodita salto de alegría, llevaba casi toda la mañana insistiendo.
Miró a Poseidón con ojitos esperanzadores esperando que ceda y también acepté.
—Ya que —dijo, pero su sonrisa le confirmaba que estaba más que emocionado por la idea.
—Los veo en mi casa a las siete —les aviso antes de salir del salón para ver a Athenea.
Su amiga estaba fuera del instituto sola mirando alrededor como si buscara algo, por lo que Afrodita se acercó de manera sigilosa con la intención de asustarla y...
—Ni se te ocurra —dijo Athenea girarse y asustando a la pelirroja en su lugar.
—Casi me matas de un susto —se quejó con una mano al pecho.
—¿No era eso lo que me ibas a hacer a mí? —le cuestionó la castaña y ella rodo los ojos— Te noto alegre —comento su amiga.
—Emocionada —corrigió la pelirroja— Esta noche iremos a Dangerous y quería saber si te animas a unirte a nosotros.
—¿Quiénes son nosotros? —le preguntó la castaña con cautela, pero sin perder la sonrisa de su rostro.
—Deméter, Poseidón y yo —le respondió— Probablemente Dionisio también se una, es el dueño.
—¿Perdón? ¿Dijiste que Dionisio es el dueño de Dangerous?
—Bueno lo será cuando cumpla veintiún años —especifico Afrodita divertida por la reacción de Athenea.
—A veces me olvido que incluso en este lugar fantasma existen las personas millonarias.
Afrodita supo que el comentario era por parte de su amiga era casual; sin embargo, se sintió incomoda con las palabras.
ESTÁS LEYENDO
Afrodita [Olímpicos mortales #3]
Fantasy"Las piezas de juego están cambiando" El dolor de los recuerdos y la traición golpean con fuerza. Un poder que todos aprenderán a temer y el tiempo que juega en contra. ¿Podrán superar una prueba más y mantenerse unidos? ***** Libro #3 de Olímpicos...