Capítulo 20

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Capítulo dedicado a @LarissArt3 y jimenezestefanymateo

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Afrodita estaba sentada en su sala con Athenea y Hera, que habían empezado a atenderla desde que Hefesto y Artemisa se fueron como si fuera de cristal, situación que la frustra a, pero a su vez le resultaba hilarante al verlas actuar así, sin agarrarse a las greñas estando en la misma habitación. Sin embargo, el silencio que había gracias a eso era el mismo que evitará que tocarán el tema la estaba preocupando.

—Gracias —les dijo atrayendo la atención de ambas chicas— Gracias por estar para mí.

Lo decía de corazón. Sabía que podía confiar en muchos de su grupo, pero ellas dos eran como las guías y tenerlas a su lado era reconfortante.

—Te dije que siempre que me necesites estaré para ti —le recordó Hera.

—Y yo te dije que podías contar conmigo para lo que necesites —esa fue Athenea.

Afrodita asintió lentamente y jugando con la taza de chocolate en sus manos se armó de valor para hacer la pregunta que le hacía un nudo el estómago.

—¿Ustedes nunca me mentirían, verdad?

El silencio en su sala se hizo más pesado y una sonrisa triste se expandió por su rostro entendiendo q la perfección lo que significaba.

—¿A qué te refieres? —le preguntó Hera y ella le dio una sonrisa triste.

—¿Hay algo en lo que me hayas mentido u ocultado? —la pregunta fue casual, pero ella pudo ver como su amiga se ponía nerviosa— Sé que sabes que ya lo sé todo —soltó— Se que soy la diosa Afrodita, la verdadera diosa griega. No tienen porque fingir más.

Tanto Hera como Athenea se miraron y todo en sus rostros dejaba en claro que el que ella no supiera la verdad no era algo que hubieran planeado. Siendo sincera se lo esperaba de su amiga rubia, pero por parte de la castaña no sabía que pensar, po lo que, decidió no darle mucha importancia. Después de todo apenas la estaba conociendo, a esta Athenea, a la que consideraba una amiga y no quería pensar mal de ella por su pasado, sabía como se sentía tener una cruz por ello.

—¿Cómo? —la pregunta fue por parte de Hera y aunque la respuesta era sencilla, las palabras no lograban salir de ella.

Afrodita miró sus manos y su abdomen. No sabía cómo, pero la bruja había logrado no matarla en el proceso de recuperar sus recuerdos y la había curado a una velocidad increíble tal y como Apolo había hecho con Hefesto.

—¿Cómo lo hicieron ustedes? 

—¿A qué te refieres? —le preguntó Athenea.

—A sus recuerdos ¿Cómo los recuperaron?

—Hay un ritual liderado por las hermanas Destino, así fue cómo  —le respondió la castaña y Hera asintió ligeramente mirándola preocupada acercándose a ella.

Fue por eso que la pelirroja cayó en cuenta que había estado temblando.

—¿Qué fue lo que te hicieron, Afrodita? Dime, ¿qué te hicieron? —preguntó su amiga y ella negó, no queriendo hablar de ello. 

Un ritual. Un maldito ritual les había hecho la vida más fáciles a sus amigas mientras que ella tuvo que sufrir y estar al borde de la muerte para que pudiera hacerlo. Claro, no era su culpa, pero eso no quitaba el dolor que le toco pasar para obtener lo mismo que ellas.

Afrodita [Olímpicos mortales #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora