Un par peligroso©

Parte 1 |Un compañero|

"Si crees que puedes escapar antes de que siquiera comience, estás muy malditamente equivocada"

Si te acercas demasiado, es mejor que corras para no ser atrapado, o mejor dicho...

A S E S I N A D O

"El sol sale para malos y buenos"

Era algo enteramente lamentable, pero así es el mundo... Malvado, egoísta y perverso. Unos eran víctimas mientras que otros debían fingir ser perfectos para no ser descubiertos...

Hombros rectos.

Camina con suavidad.

Mantén la frente en alto.

Saluda y sonríe.

Nunca olvides sonreír...

Todas aquellas palabras se reproducían en su mente como si de un disco viejo se tratase. Eran una de las múltiples enseñanzas que sus padres le habían inculcado desde los cinco años para mantener una buena imagen ante la sociedad y hacer honor a los apellidos Andreotti y Morelli.

Novios de preparatoria reconocidos gracias a la fama de sus padres que decidieron casarse y formar una familia en la cual Amalia Andreotti era la primera heredera de un peligroso destino que pasaba de generación en generación.

Su apariencia era similar a la de una muñeca Barbie, rubia, ojos azules y una vida completamente "perfecta". Justo como lo fueron alguna vez la de Matteo y Fiorella, y no sabía si aquello era bueno o malo.  

Sinceramente, le daba igual.

Respondía los saludos de sus compañeros cortésmente a medida que se encaminaba hacia su casillero, notando cómo la universidad había remodelado ciertas instalaciones, mejorando muchísimo más su aspecto y atrayendo así más estudiantes.

Se encontraba en su último semestre para culminar la carrera de administración de empresas, contando con tan sólo diecinueve años.

A ojos de cualquiera parecía una locura, pero todos en ese lugar sabían que Amalia Andreotti era una chica prodigio. Graduada de la secundaria a los quince años y de la primaria a los nueve.

Había heredado ese don de su madre y le facilitaba las cosas en muchos sentidos.

Saludó coquetamente a los chicos que pasaban por su lado diciéndole cumplidos. Tampoco era un secreto que todos habían intentado seducirla para formar una relación.

No existía ninguno que cautivara su atención.

 —¿Cómo te va, Amy?—inquirieron unas voces a su espalda y sonrió al reconocerlas.

Giró sobre sus talones en su propio eje para así poder encarar a dos lindas chicas que consideraba parte esencial en su vida.

Una morena de cabellos ondulados muy gruñona, con un carácter bastante fuerte y contradictorio para su tierna apariencia. Isabela Ginova, su mejor amiga desde hace un año.

Por otro lado, la chica junto a Isa era la personificación de la amabilidad. Siempre estaba dispuesta a tender su mano a los demás sin importar ser lastimada en el acto, Emma Morelli, su fiel prima. 

Cerró la puerta metálica una vez que sacó los libros que necesitaría para su próxima clase y se encaminó con ellas directo al auditorio.

—Agotada, el fin de semana estuvo algo agitado—les comentó, haciendo círculos tenues con su cuello para relajar los músculos—Ya saben, ustedes estuvieron ahí.