POV FRANCO.
Sentí los labios de Gardenia sobre los míos y de inmediato la alejé.
-¿Qué demonios te ocurre?-. Dije mientras me limpiaba la boca
-Discúlpeme don Santoro, yo-. Intento excusarse ella.
-Largo de mi despacho Gardenia-. Le ordené y ella salió de de inmediato.
Me había sacado por completo de mis casillas, primero reclamándome el porque había yo mentido y después besándome de esa manera.
No tenia idea de que Fernanda había venido a verme. ¿Qué era lo que quería?. Pensé en llamarla pero luego deshice la idea y me fui a dormir.
POV BÁRBARA.
Me desperté a las 6am debido a la alarma de Gonzalo, él seguía profundamente dormido, así que aproveché para meterme a bañar y arreglarme para ir a Lácteos, no tenía ganas de estar con Gonzalo, últimamente lo soportaba menos de lo normal.
Baje a desayunar y me encontré con Fernanda en el comedor.
-Buenos días cariño-. La salude falsamente y ella me miro.
-Me dijo mi papá que corriste a las cocineras porque estaban hablando mal de ti y de Lili-
-Así es-. Dije secamente
-Bárbara discúlpame pero ¿Estás segura de lo que escuchaste?-. Porque ellas junto con Tomasa son empleadas de mucha confianza, ya llevaban mucho tiempo trabajando para nosotros-
-ERAN empleadas-. Recalqué. -Y claro que estoy segura Fernanda, de otra manera no me hubiese atrevido a correrlas-
-Y se puede saber ¿Qué era lo que estaban diciendo?-
-Tonterías cariño, tonterías que no vale la pena repetir-
-La verdad es que no deja de sorprenderme que hayan sido capaces de burlarse de la situación de Lili-
-A la gente nunca la terminas de conocer Fer-. Conteste y pedí que me trajeran el desayuno.
Desayunamos solamente ella y yo, en silencio, no me lo decía pero sabía que no estaba de acuerdo con el despido de esas dos indias, de igual manera, nada me importaba lo que ella o cualquier de los Elizalde pudiese pensar.
Subí nuevamente a mi habitación para cepillarme los dientes y tomar mi bolso.
En cuanto llegue a Lácteos me metí a mi oficina y le ordené a Flor que nadie me molestara, me dolía la cabeza y no tenía humor para estar soportando a nadie.
De la nada la puerta de mi oficina se abrió, odiaba que entraran sin tocar, voltee a ver quién era y ahí estaba Franco, cerro la puerta y se acerco a mi besándome con ganas.
-Es..espera-. Le dije en cuanto logre controlar mi reaparición. -Pueden vernos-
-Lo siento, es que no me puedo controlar-. Me sonrió y me entrego un chocolate.
-¿Y esto?-. Le pregunté mientras tomaba la barra de chocolate.
-Es para ti-. Me dijo
-Yo no como chocolates Franco-
-¿Y yo no cuento como uno?-. Sonreí ante su comentario y le di un beso fugaz
-¿Cómo estas?-. Me pregunto mientras tomaba asiento.
-No te di permiso de sentarte Santoro.- Bromeé.
-Tampoco te lo estoy pidiendo Greco-. Me respondió sarcástico.