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Bárbara llego a las ánimas, estacionó su camioneta y ya Franco la esperaba en la puerta de su casa.

-Gracias por venir. Pasa-. Franco se hizo a un lado para que Bárbara entrara.

-Solo vine para que aclaremos este asunto de una buena vez. ¿Quién es usted Franco Santoro y cuáles son sus verdaderas intenciones con los Elizalde?-.

Franco no dijo nada ¿Acaso Bárbara estaría sospechando de él? ¿Pero como? Y aunque así fuera ella era la menos indicada para reprocharle algo así. Sabía perfectamente que Bárbara tenía las mismas intenciones que él solo que desconocía las razones.

Penso seriamente en contarle su plan y así aliarze los dos y destruir juntos a Gonzalo Elizalde ¿Y porqué no? Tal vez también empezar algo más que una simple alianza entre ellos. Pero primero tenía que saber el motivo del porque ella quería acabar con los Elizalde.

-¿Ahora ya es mudo? ¿O está pensando en que inventar, Santoro?-. Las palabras de Bárbara lo hicieron volver de vuelta a la realidad.

-¿Mis verdaderas intenciones? Ya le había dicho, quiero que mi empresa sea conocía aquí, además considero que la alianza de ambas empresas podría ser muy beneficioso para nuestros bolsillos, más para ustedes que prácticamente estan en la quiebra-. En un instante Franco jalo a Bárbara de la cintura y la pego contra él.

-Mejor digame usted ¿Porque quiere destruir a esa familia? ¿Qué cosa le hicieron? ¿O a quien esta usted ayudando?-

-Esa información no se la puedo dar, confórmese con saber que no voy a permitir que esa alianza se realize. ¡No confió en usted!-. Bárbara trato de alejarse de Franco pero le fue en vano ya que el no se lo permitió.

-¿No confía en mi? Bueno en ese caso, estamos a mano, yo tampoco confio en ti Bárbara-. La solto de a poco y la invito a pasar a su despacho.

-¿Quiere algo de tomar?-. Le pregunto Franco.

-Un Whisky-.

Franco se lo sirvió y el tomaba un vaso de tequila.

-Tenemos que ser sinceros Bárbara. Te escuche hablar por teléfono sobre el plan de arruinar a los Elizalde y también pude escuchar que estás siendo mandada por alguien ¿Quién es?-

-¿Eso a usted que le interesa? No tengo porque confiar en un desconocido. ¿Quién me asegura que no ira a traicionarme con los Elizalde?-

-Te doy mi palabra de que no será así-

-¿Y que vale para mi la palabra de un hombre que a la primera que puede se acuesta con la esposa del hombre al que según quiere ayudar?-

-Lo mismo que para mi vale la palabra de una mujer que le es infiel a su esposo con un hombre en el que dice no confía-

-Su argumento no vale Santoro, porque supuestamente usted, yo quiero ver a los Elizalde en la ruina ¿Porque entonces tendría que serle fiel a la cabezilla de esa familia?-

-Por la sencilla de que es su esposo. Pero para serle sincero a mi me encanta que no le sea nada fiel-.

Bárbara se tomo el whisky de golpe y Franco le sirvió otro, mismo que se tomo con la misma rapidez.

-Esta rico ¿No?-. Le pregunto Franco sirviendole otro trago. -Me lo trajo...-

-Me importa un camino quien se lo trajo o de donde. Necesito que me diga que me va a pedir a cambio de su silencio-. No espero a que Franco le respondiera y se tomo el whisky que le había servido Franco con más rapidez que los anteriores.

-No deberías tomar tan rápido-

-¿Porqué no? Digame cuanto cuesta y se lo pago-

Franco la miro y entonces la acorralo contra la pared dejando sus bocas a nada de besarse.

-¿Siempre tienes que ser así?- Cuestiono Bárbara a Franco.

-¿Así como?-

-Tan brusco-

-¿No te gusta?-

Los dos se miraron intensamente. Trataban de adivinar sus pensamientos. De que la mirada del otro les dijera lo que tanto escondían.

Franco no resistió más y tomo prisioneros los labios de Bárbara.
Fue cuestión de segundos para que la pasión en aquel despacho se escendiera.
Bárbara quitaba el saco de Franco con desesperación, luego fue prácticamente arrancando uno a uno de los botones de su camisa. Una vez que se quito comenzaba a besar sus bien marcados pectorales. Pero Franco tomo el control de la situación, la puso de espaldas y aún contra la pared le quito el vestido con demasiada rapidez. Fue besando desde el cuello, su espalda hasta llegar a sus nalgas, ahí las mordisqueo un poco.

Bárbara estaba totalmente exitada. Sintió como Franco la volvia a voltear para nuevamente besarla. Paso de besar sus labios a besar su cuello, su abdomen...
Miro a Bárbara antes de llegar a la intimidad de esta, metió su lengua y Bárbara dejo escapar un alto gemido. Cerro los ojos y lo tomo de la cabeza fuertemente, invitandolo a que, con su lengua profundizará más. Y así lo hizo.
Bárbara se corrio en él dejándolo aún mas exitado.

La tomo de la mano y la subio a la mesa donde uno a uno caían todos los papeles que en ella habían.
Beso los senos de ella como si fuese un nińo hambriento.
Con una de sus grandes manos toco la intimidad de ella y sin previó aviso la embistió fuertemente.

Bárbara estaba ahogada de placer.
Franco entraba y salía de ella a gran velocidad. Así siguieron hasta que los dos llegaron a su primer orgasmo juntos.

Volvieron a besarse y entonces Bárbara empujo a Franco a la silla que tenían junto de ellos y se monto sobre su pene. Comenzó ella a moverse rápidamente.

Para su buena suerte no había nadie en esa casa porque los gemidos de ambos resoban por toda la enorme manciòn.
Llegaron a su segundo orgasmo. Y así siguieron por unas cuantas horas más.

El dúo perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora