Capítulo 17.

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Poché se encontraba en una posición difícil, pero no haría una promesa que no quería cumplir. 

Daniela escuchó el ruido de las llaves de su esposo al otro lado de la puerta y cerró sus ojos por un segundo antes de dirigirse a la sala. Poché la vio sin entender nada, queriéndola llamar, pero no permitiría que Jacob se diera cuenta, al menos hasta que notara algo malo. 

—Sí, se lo diré.—le sonrió Jacob al vecino mientras la puerta se abría antes de dirigir sus ojos al frente y encontrarse con su esposa, espera que debería estar trabajando.—¿Qué haces aquí?—preguntó con el ceño fruncido. 

—Aquí vivo.—respondió encogiéndose de hombros. Jacob cerró la puerta, asegurándose de que quedara bien cerrada. El vecino no podría confirmar lo que todos sospechaban. 

—¿Por qué no estás en el trabajo?—preguntó llevando su mano a su cinturón. Daniela al ver eso sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.—Te hice una pregunta.—Poché mordió su labio inferior intentando contenerse. 

—Porque llegué temprano.—respondió encogiéndose de hombros, de nuevo. 

—¿Crees que soy estúpido, Daniela?—preguntó acercándose a ella.—Sé cada cita que tienes—miró el reloj de su muñeca.—, y ahora mismo deberías de estar en una.—habló molesto.

—La cancelé.—respondió sinceramente. Jacob abrió sus ojos lo más que pudo al escuchar aquello. 

—Oh, la cancelaste.—rió irónico notando la cámara que tenía su esposa entre sus manos.—¿Y esto qué es?—preguntó arrebatándosela con fuerza. Daniela sintió como le arrancaba un pedazo de su corazón e instantáneamente lo miró suplicante, Jacob ya estaba acostumbrado a esa mirada. 

—Fue un regalo de uno de mis pacientes.—respondió mirando angustiada la cámara. 

—Ah, un regalo.—volvió a reír irónico.—¿Qué te he dicho de recibir regalos de tus pacientes?—preguntó chocando la cámara con la mejilla izquierda de su esposa de un golpe, provocando que sangrara de manera inmediata. Poché escuchó eso, y de hecho pudo verlo. No sabía si sentía más enojo que tristeza, pero lo que si sabía era que llamaría a la policía. 

—No fue ningún hombre—respondió dando un paso atrás sin derramar lágrimas.—, devuélveme mi cámara.—dijo molesta, encarándolo. Jacob negó con su cabeza detallando el aparato.—Devuélvemela, Jacob.—volvió a pedir. Entonces, el hombre chocó la cámara contra el pecho de Daniela y cuando ella la tomó con sus manos, él la soltó. Sin embargo la tomó del cabello fuertemente. 

—No quiero que vuelvas a recibir regalos de nadie.—le habló entre dientes. Daniela lo miraba con su ceño fruncido, enojada consigo misma por permitir aquello. Poché estaba ansiosa tomando su celular. 

—Vamos.—susurró mirando la pantalla de su celular.—¿No tengo batería?—preguntó sintiéndose estúpida mientras oprimía repetidas veces el botón de su celular, no encendiéndolo en ninguna.—No puede ser.—susurró de verdad molesta, quería tirar su celular al suelo, pero no podía. 

—¿Entendiste?—le preguntó como si fuera una persona en realidad estúpida. Daniela miró aquellos ojos que algunas vez la miraron con amor, unos ojos en los que basó su futuro. Poché y Jacob tenían ojos del mismo color, pero al mismo tiempo eran incomparables.—Te hice una pregunta.—repitió apretando el agarre, pero Daniela no cedía, cualquiera pensaría que no estaba sintiendo dolor. 

—Escuché lo que le dijiste al vecino.—respondió sintiendo el fuerte dolor de cabeza.—¿Me caí en la ducha?—rió irónica.—¿O me hicieron caer de un golpe?—preguntó directamente antes de ver luces, al soltarla la mano de su esposo pasó a volver a golpear su mejilla izquierda. El mentón de Daniela estaba manchado de sangre y Poché ya había comenzado a llorar, tenía qué hacer algo en lugar de quedarse simplemente allí. 

Daniela Darcy. » caché. [adaptación] (TERMINADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora