Capítulo 08
Miércoles con "M" de "Mucho drama, cariño"
El timbre sonó anunciando que era hora del receso, cosa que agradecí profundamente porque dentro de ese salón hacía un calor insoportable. ¡Y no sólo eso! Sino que podía sentir el hedor a sudor de todos allí, creo que incluyéndome también, porque resulta que entre todos —ósea, mis compañeros y yo—, decidimos hacer una carrera, sí, una carrera en pleno día de clase, con un sol demasiado fuerte y sabiendo que a primera hora nos tocaba educación física. Entonces, hicimos una carrera, y como se esperaba sudamos un montón, luego los profesores nos descubrieron y nos castigaron con hora y media en detención.
También cabe destacar que no teníamos ni una semana completa con regreso a las clases presenciales, y toda la escuela en general conocía al duodécimo A —mi salón—, como el peor salón ya que mis compañeros no habían parado de hacer desastres, y como yo estaba dentro de ese salón, me perjudicaba.
Salimos de la clase apresuradamente y caminamos hacia la cafetería mientras me quitaba la mascarilla para cambiarla, ya llevaba varias horas con ella puesta, y según mi mamá, cada cierto tiempo debía ponerme otra. Ian e Isadora me seguían de cerca y creo que podían sentir la creciente furia que había en mí, porque mantenían su distancia. No sé por qué estaba furiosa, solo lo estaba y punto. Y me conozco tanto que sabía que si me sucedía otra cosa hoy, no aguantaré, explotaré y estoy segura que terminaré golpeando a alguien.
Abrí las puertas de la cafetería de un empujón con el costado de mi brazo y no di ni tres pasos en el interior cuando sentí algo bastante frío y viscoso caer sobre mí, sobre todo mi cuerpo. Entreabrí mi boca por la sorpresa, lo que provocó que, lo que sea que había caído sobre mí, también entrara a mi boca, gracias a que me quité la mascarilla hace un momento. Obligándome a terminar escupiendo al suelo.
—¡¿Pero qué mierda… ?!. —exclamé viendo algún tipo de pintura cubrir mi piel.
Miré hacia arriba, encontrándome con un gran balde volcado en mi dirección. Giré hacia atrás viendo a Ian e Isadora observarme con horror y una expresión de asco. Había varias gotas en su uniforme, lo que significaba que también les llegó a salpicar a ellos dos.
—¡¿Quién es el maldito culpable de esto?!. —pregunté lo suficientemente alto para que todos dentro de la cafetería lo escucharan.
Los estudiantes señalaron a alguien en una de las mesas cerca de la ventana, obedeciendo, y dirigí mis ojos hacia él, sí, porque es un él. Su expresión era de pavor al ver que la mayoría lo señalaron, o al menos eso hacía parecer, sus ojos estaban puestos en mí y se levantó de inmediato de su puesto. Desde su lugar, el cual no estaba tan lejos de mí, empezó a hablar.
No era estúpida.
Sabía a la perfección quién era él.
Lo descubrí desde que vi su cabello y las facciones marcadas, ya que la mascarilla se la había quitado para comer.
—¡Lo siento mucho, juro que no era para ti!. —se defendió.
Su voz... su voz ya la había escuchado. Por supuesto que ya la había escuchado, porque era el bruto que me hizo caer de trasero al suelo cuando huíamos de la inspectora el lunes, y dijo una disculpa muy poco sincera. El mismo chico que estaba en mi salón y se la pasaba obteniendo las calificaciones más altas, cosa que se había ganado el corazón de varios profesores y a mí me tenían en el olvido. Pero era obvio que no me iba a notar hasta que yo no decidiera que así lo quería.
Con todo lo que tenía sobre mi cuerpo, caminé decidida hacia él. Pasé al lado del lugar donde se compraban los batidos y como había uno recién hecho, lo agarré como si me perteneciera. Continué caminando hacia él, sintiendo la mirada de todos sobre mí y sabía que me traería más problemas hacer esto, además de lo que había pasado con mi fracaso en biología, y pude notar su manzana de adán moverse cuando tragó grueso.
ESTÁS LEYENDO
IRAM
Teen FictionDespués de la cuarentena Irma Ramos regresa a la escuela. Luego de tener tantas malas calificaciones y casi no pasar el año tiene claras sus metas: 1- Recuperar su lugar. 2- Demostrar que puede más que todos. 3- No permitir que nadie le gane. Ya...