Capítulo 07
Esto no es justo
No quería volver a la escuela, bueno, no quería volver a las clases presenciales en la escuela porque ¡ya me había acostumbrado a dar las clases virtualmente!. Digo, presencialmente no iba a poder irme a bañar mientras daba la clase, o comer, o escuchar un poquito de música. No, no podré hacerlo porque un profesor estará durante ocho horas vigilándome de cerca y me da ansiedad el solo pensarlo.
Quiero poder buscar las respuestas a los ejercicios en google o buscarlas en el documento del tema disimuladamente sin que alguien se dé cuenta a través de la pantalla.
Durante toda la noche no había podido dormir. La ansiedad de que iba a entrar el lunes a dar clases presenciales me carcomía desde adentro. Según lo que nos habían explicado —a mis padres y ellos a mí—, es que todos debíamos ir con mascarilla y un envase de alcohol, la cantidad de estudiantes eso lo repartirán el día que se empieza. También debíamos llevar nuestra propia comida para el receso y otras cosas que aún no lograba entender a la perfección.
La alarma sonó diciendo que ya eran las 4:00 de la madrugada, lo que significaba que ya era lunes. Sí, el mismo lunes en el que debía entrar a la escuela. Como dije, no había podido dormir absolutamente nada, la ansiedad no me dejó, solo di vueltas y vueltas en la cama y en una ocasión hasta me caí por mi payasada.
Me levanté. Mis pies tocaron el frío suelo, tan frío como el corazón de las personas que dieron el permiso para regresar a las escuelas presencialmente.
Quería echarme a lloriquear.
Arrastré mis pies por el suelo hasta llegar al baño, encendí la luz y entrecerré mis ojos por la intensidad de esta. Me puse frente al espejo y noté el cabello vuelto una etcétera, estaba totalmente espolvoreado, me tapaba incluso los ojos.
—¿Cómo arreglaré esto? —susurré para mí.
Me quité la ropa y me metí bajo el agua fría que salía del grifo de la ducha. Sentía que me quema la piel e intenté apresurarme, sin embargo, al lavarme la cabeza debía esperar unos minutos y me dificultaba el querer apurarme para salir de debajo del agua fría.
Cuando salí, me pasé la toalla mientras pensaba en qué hacer con mi cabello. Comencé a pasar la peinilla por mi cabeza, luego el cepillo, me eché crema de peinar, entre otras cosas para lograr mantenerlo bajo control. Terminé de alistarme con el uniforme y salí al exterior de mi habitación, justo cuando mi mamá iba a tocar mi puerta para que saliera. Le dediqué una sonrisa bastante fingida porque debería estar durmiendo.
Caminé hacia la cocina encontrándome con papá haciendo el desayuno y creo que mi comida del receso también.
¡ALERTA!
¡ME SIENTO EN KINDER DE NUEVO!.
—¿Desde cuando duermes aquí? —inquirí sentándome en la silla de la mesa que estaba en la cocina.
—Desde ayer —respondió colocando un plato de panqueques frente a mí— Alguien tiene que hacerte el desayuno y sé que ni tú ni tu mamá lo harán, así que lo haré yo.
Hice una mueca para después empezar a comer ya que mi estómago rugía exigiéndome comida. En parte tenía razón, si es por mí ni desayunaba ni llevaba comida para el receso. Y la razón no es una excusa, es la verdad, porque simplemente se me olvidaba o era tan grande mi pereza que me obligaba a olvidarlo. Es horrible y no debe hacerse, aún trabajo en eso.
Sí. En esta semana he estado trabajando en muchas cosas, tuve que transcribir todos los temas de todas las materias a las libretas, me puse a practicar las matemáticas y estudié muchas cosas. Puedo asegurar que de un 15% de aprendizaje, pasé a un 82% y eso es bueno. También creé un grupo de whatsapp entre Isadora, Ian y yo donde hablamos payasadas y puedo decir que tenemos una relación de amistad estable, por ahora. Y además, hice lo que Ian me recomendó.
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IRAM
Roman pour AdolescentsDespués de la cuarentena Irma Ramos regresa a la escuela. Luego de tener tantas malas calificaciones y casi no pasar el año tiene claras sus metas: 1- Recuperar su lugar. 2- Demostrar que puede más que todos. 3- No permitir que nadie le gane. Ya...