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Capítulo 09

¿Debería preguntar desde ya?

 Mirar con indiferencia, tal vez hasta con asco, a una persona que me molesta constantemente era mi mejor arma. También aplicar el: "Tú háblame pero yo no escucharé" o el "Acércate pero yo no te veré". Pongamoslo como mi manera más experta de alejar a las personas, de poner una barrera entre el mundo y yo, de tener un control entre la realidad y mi creatividad mental que me mantiene separada del drama y en un estado equilibrado. 

 Creo que mis padres. No. Más bien mi madre, se ha esforzado en mantener mi perspectiva hacia el mundo neutral. O sea, ha querido mantenerme en una burbuja donde todo es de solo un color permanente y no cambia en ningún momento, sin embargo, ella no puede alejarme de la realidad del mundo cuando soy yo quien busca descubrirla. 

 En mis diecisiete años, casi dieciocho, he aprendido poco a poco lo que es bueno, lo que es malo y el puente que hay entre ellos. No puedo asegurar que mi definición es la correcta, pero es la que yo tengo, la que he adquirido con el tiempo y con mi experiencia. Y basándome en eso, puedo decir que no existe un "bien" y "mal", o tal vez sí, pero de una manera no tan correcta, porque hay una delgada línea entre lo que se considera bueno, y lo malo. Siempre nos dicen: "Debes ayudar a las personas" "Debes respetar a las personas mayores a ti" "Debes realizar tus tareas". 

 Debes, debes y más debes

 No puedo asegurar que todas, pero sí puedo decir que una gran parte de las personas que dicen "debes" hacen todo lo contrario. 

 Dicen: “Tú única responsabilidad es estudiar”. Y luego están echándote en cara que no haces nada en la casa cuando hasta la mugre de las esquinas llegaste a limpiar. 

 “Debes respetar a las personas mayores a ti” Está bien, lo hago, ya está. Les respeto. No les levanto la voz. Les ayudo si necesitan mi ayuda. No les reclamo. Les agradezco. Les cedo el puesto. Les doy y les hago todo lo que me digan que debo hacer, pero ¿Y dónde queda el respeto que me merezco yo?. ¿Porque son personas mayores que yo, debo aguantar que me critiquen, que me juzguen, que me griten, que me humillen?. ¿Eso es lo que merezco?. 

 Bien, puedo soportarlo, realmente puedo hacerlo, puedo escuchar lo que dicen de mí y hacer que no me importe, y lucir como alguien a la que pueden decirle lo que quieran y no responderá. Claro que puedo serlo, porque aprendí a aplicar el: "Me entra por un oído y me sale por el otro". Porque aprendí a ser la "frágil", la "grosera", la "rebelde", la "comelona", la "sorda", la "muda". 

 Puedo aparentar que soy alguien "ignorante" frente a ti, pero jamás conocerás a la mujer que entra a su habitación y se echa a llorar en un rincón, por un comentario que salió de tu boca. 

 Las personas están llenas de defectos, eso no es un secreto para nadie. Las personas cometen errores, eso tampoco es un secreto para absolutamente nadie. Y esas personas no deben ser juzgadas por ello, porque son sus defectos e imperfecciones lo más hermoso que tiene. Porque esa persona también tiene virtudes. Porque de sus errores aprenderá. 

 Porque somos humanos y nosotros estamos hechos de errores, imperfecciones y defectos. 

 Y claro está que también hay una delgada línea en eso. 

 —¿Segura que vives aquí?. —preguntó Ian por décima vez. 

 —¡Qué sí!. —le contesté fastidiada. 

 Desde que llegamos a mi casa no había dejado de preguntarme si realmente este era mi hogar. Ni modo que mi casa fuera la más grande que había. 

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