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Iban pasando los días, Dayra después de la última vez, no pisó más su camarote, donde tenía encerrada a Emma, pasaba las noches durmiendo en la cubierta junto al timón y encargaba a un pirata, que no fuera Edward, a entregar la comida a la mujer, la capitana no quería verla para no caer de nuevo en su manipulación. Mientras tanto, Emma encerrada seguía pensando en el beso que tuvo con Dayra, el cual sorprendentemente le gustó e incluso sentía que lo estaba esperando, estos pensamientos solo hacían que la mujer no parara de pensar en la pirata  y de preguntarse muchas cosas.

Unos días después, Dayra se encontraba observando el horizonte a través del catalejo como cada mañana y de repente entre la neblina ve una isla

- ¡Tierra a la vista!

Ante el aviso todos los tripulantes se ponen en marcha para dirigir el barco hacia dicha isla, mientras que Edward se acerca a la capitana

- ¡Capitána hemos encontrado la isla donde se encuentra el aquimarine!

Dice el hombre emocionado

- Hay que estar alerta...está neblina me da mala espina

-¡Si capitana!

Después de unos minutos, el barco se encontraba entrando a la isla entre la misteriosa neblina que rodeaba la isla, mientras tanto, Emma se encontraba observando la cubierta desde la cerradura de la puerta curiosa, cuando de repente se oye a lo lejos una melodía cálida, delicada, tranquilizadora, ante esto Dayra se pone alerta y toma la espada por el puñal sin sacarla del todo, observando el alrededor del barco.

Poco a poco la melodía se iba acercando provocando que toda la tripulación le llame la atención y se asomen al mar, ante la curiosidad Dayra también se asoma y puede ver a mujeres con cola de pez

- Sirenas...

Dice la mujer asombrada pero antes de que pudiera avisar a su tripulación del peligro que corrían, una de las sirenas se le acerca cantándole la melodía cálida y delicada de antes, a medida que se iba acercando la sirena a ella, la pirata poco a poco iba perdiendo la noción del tiempo, solo podía escuchar el precioso canto de dicha sirena y poco a poco el rostro de dicho ser se iba transformando a la de cuya mujer tenía hipnotizada de verdad a Dayra, a la de Emma, la capitana podía ver el rostro de Emma la cual le decía de manera seductora

- Ven capitána...solo te quiero a ti...solamente a ti a nadie más...soy toda tuya capitana

Dayra hipnotizada ante la sirena se iba acercando más a ella asomando medio cuerpo fuera del barco

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Sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora