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Dayra se levanta, haciendo que medio cuerpo salga del agua y con Emma agarrada, con ella en sus brazos sin soltarla, la lleva hacia la otra orilla del largo, durante el pequeño trayecto Emma deja los labios de la pirata y empieza a besar lentamente el cuello de está, provocando que Dayra suelte un suspiro de placer y se muerda levemente el labio inferior al sentir los labios de la mujer en su cuello.  Al llegar a la otra orilla, Dayra deja delicadamente a Emma tumbada en el suelo quedando ambos rostros muy cerca y con las piernas de Emma aún rodeando el vientre de la pirata.

Dayra colocada encima de Emma , está le agarra las manos a la contraria y las coloca por encima de la cabeza obligándola a que estén ahí, mientras que con su pierna se restregaba en la intimidad de Emma provocando que la mujer empiece ha agitarse. Dayra en esa posición, sin quitar la pierna y sin dejar de agarrarle las manos, iba besando cada parte del cuerpo de Emma, empieza a besar lentamente el largo y fino cuello de Emma, seguidamente las marcadas clavículas, sigue más a bajo donde se encuentra los pequeños y simétricos pechos de esta, los cuales empieza a lamer y con una mano empieza a masajear y a apretar, esto provoca que Emma suelte un pequeño gemido entre grandes suspiros de placer y a que su respiración sea más notoria.

Dayra deja de sujetar las manos de Emma y mientras va besando lentamente el abdomen de esta, sutilmente va pasando sus manos por las caderas de la mujer provocando que a Emma se le erice la piel.  Después de unos minutos besando el abdomen de la mujer, Dayra se dirige de nuevo al rostro de Emma, la cual se encontraba acalorada pero llena de placer, la capitana empieza a besarla de manera posesiva en un corto periodo de tiempo para luego introducir dos de sus dedos en la boca de Emma, quién sin problema los chupa, ante esto Dayra le sigue dando pequeños y lentos besos en el cuello, mientras que arrastra sus dedos por todo su cuerpo hasta llegar a la intimidad de Emma, donde poco a poco los va introduciendo con sutiles movimientos, esto provoca que Emma con la respiración entrecortada y entre gemidos diga

- Dayra...más...quiero más...hazme tuya

Ante las súplicas de Emma, Dayra sonríe satisfactoriamente y acelera el ritmo, esto provoca que Emma gima de placer y se agarre efusivamente a Dayra por la espalda.

Y así siguieron las dos mujeres casi toda la noche, bajo la reluciente luz de la luna y rodeadas de selva y el tranquilo sonido de la cascada, para finalmente cumplir el deseo que las dos tenían, tenerse la una a la otra y estar juntas olvidándose de un segundo de su realidad y de su procedencia.

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Sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora