Que me maten

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Despierto de nuevo. Siempre despierto de nuevo. No me puedo morir simplemente, solo quedar dormido. Mientras duermo sueño, sueño que sueño, como antes de esta vida de puños y humo. A veces unos recuerdos lucidos vienen a asaltarme. Algunos otros Yo me abrazan, y me dan consuelo y consejo. Algunos otros Yo del pasado. Pero no entiendo bien sus palabras. Pero despierto.

Recuerdo por que me desmayé. Estaba viendo sus lindos ojos. Me acerqué un poco a ella. Ella me miraba atenta. Me acerqué un poco de más. De repente sentí mucho calor. Abrí los ojos. Ella me sonrió y me hizo así con la mano. Sus puños juntos lanzando llamaradas azules casi transparentes hacia mi. La piel de mi torso se carbonizó, volvió negra y con escamas tan rápido que no me dí cuenta y si lo hubiera visto no podría creerlo. Si me di cuenta de cuando ya estaba volando por los aires sin aire en mis pulmones. Las flamas que lamen mi piel. Es extraño por un momento. Tan lejos de repente, cuando estaba tan cerca hace apenas un momento. Las llamas se extinguen, y el aire de las alturas es tan frió que me hace estremecer.

La miro, como un punto en la lejanía. Tenía un collar con su nombre. Espero que sea su nombre. Tiene un nombre corto y lindo, Tres silabas. Dos letras O. Polonia. Ahora comienzo a caer. La fricción con el aire me lastima, caigo y caigo, y no dejo de caer. Giro lentamente, y unos segundos después, rápido y sin control. Solo me detengo al impactar la arena como un meteorito. Apagando las fogatas de las carpas del campamento solo con la arena que había levantado. Polonia pone su pie en mi cabeza. Dice palabras. No entiendo que significan. Hace señas con las manos a la par. Me levanto. Mi cuerpo se arrodilla frente a ella. Ella me mira. Las personas ya han separado los bienes en dos montones más o menos desiguales. Polonia hace un último gesto de mano y su montón es llevado a una carpa azul. Todos se retiran. Tomo lo que creo que he ganado en esta pelea y en varios viajes lo llevo a mi carpa. La carpa del chico que me encontró, quiero decir. Me mira atónito. Es rojo el atardecer que pinta su tez. Y casi al momento, se encajona el crepúsculo.

10 A.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora