Para poder evitar sentir que me rompen las piernas cuando no estas

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Todos sabíamos que algo así tenía que pasar. El momento de que hubiera alguna falla. Un pequeño instante de distracción. Las criaturas son lo que menos nos preocupa últimamente. Era yo. Tal vez pudiera controlarlo, pero mantenerlo totalmente a raya era imposible. Ella fue la primera en darse cuenta. Me preguntó que pasaba cuando huí al bosque sin decir palabra. Me preguntó quién era yo al encontrarme apresado en alambre de púas, ya con una fina capa de nieve, a unos metros de nuestro refugio. Solo podía decirle la verdad. De vez en cuando me convertiría en un monstruo voraz. Tan simple y breve como eso. Tal vez lo pudiera prevenir, de alguna manera.

“Una extraña fuerza te debió coser a lo más oscuro de mi cabeza y aunque ha de existir algo más sencillo te confieso que no lo he conseguido”.

Pero no para mi.

10 A.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora