Amiguito

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Esa criatura, esa cosa informe que me atacaba hace unos minutos, se ha metamorfoseado. Parece un humano. Mi visión se nubla. No logro reconocer su cara, pero me parece familiar. Tomo una gran piedra cercana, y la levanto por encima de mis hombros. El impacto logra destruir su cabeza, y su masa encefálica se derrama por la nieve. Hace frío y la sangre caliente forma riachuelos hermosos. Es así como se debe matar a los traidores, derramarlos sobre el mantel blanco. Adios amigo. No lo siento. Solo le hago así con la mano.

10 A.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora