La Calma Antes de la Tormenta

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El quejido de una mujer rompía el silencio opresivo de la sala. Un par de párpados temblorosos se abrían lentamente, mientras una gota de sangre resbalaba por sus mejillas. La tenue luz que se filtraba desde una pequeña ventana apenas alcanzaba a revelar su identidad: una joven de origen coreano, su piel pálida manchada por la sangre, su cabello lacio y corto pegado a su rostro empapado de sudor. Con una voz débil, apenas un susurro, se preguntaba qué había sucedido y dónde se encontraba. Al bajar la mirada, el frío de la realidad la golpeó: estaba completamente desnuda.

De repente, el ambiente se rompió con un desgarrador grito masculino que resonaba en la oscuridad. Con el corazón martillando en su pecho, intentó ponerse de pie, pero el dolor la atravesó como cuchillas en sus piernas. Un peso inmenso la aprisionaba, dificultándole moverse. Confundida, miró hacia abajo y el horror la golpeó de lleno: el cadáver degollado de una mujer yacía sobre ella, los ojos muertos clavados en el vacío. Desesperada, se deshizo del cuerpo, empujándolo con todas sus fuerzas, mientras se arrastraba a través del suelo empapado en sangre.

Apenas distinguía su entorno gracias a la débil luz que entraba por la ventanilla. Al taparse la boca, ahogando un grito de terror, sus ojos se toparon con las macabras escenas a su alrededor: cadenas colgaban del techo, torsos humanos, tanto masculinos como femeninos, colgados como si fueran reses, mientras pilas de cadáveres humanos y animales se apilaban a su alrededor, creando un hedor insoportable. Pero fue la visión de un tatuaje en el hombro derecho de uno de los cuerpos lo que la arrojó al abismo del pánico.

—¡Yui! —su grito salió entrecortado, ahogado por el horror y el dolor. Trató de ponerse de pie, pero sus piernas no respondían; un dolor insoportable recorría su cuerpo, y cuando miró hacia abajo, se encontró con la aterradora realidad: sus pies estaban destrozados, cubiertos de profundas laceraciones, los músculos desgarrados. Gritó, suplicando por ayuda, pero solo el eco de su desesperación respondió.

—¡Por favor! ¡Que alguien me saque de aquí! —sollozaba, temblando de miedo y frío. Los recuerdos acudían a su mente en retazos: los hombres que la contrataron a ella y a sus amigas para un trabajo que desde el principio le pareció turbio. Se resistió, pero su amiga la había convencido. Ahora todo era una pesadilla.

Se recargó contra una pared, el frío de los azulejos le calaba hasta los huesos, y justo cuando pensó que el terror no podía empeorar, el sonido de unos pasos retumbó en el aire. La puerta de metal crujió al abrirse, revelando las figuras que aguardaban más allá del umbral. Entre ellas, dos destacaban: un hombre de mediana estatura, con el cabello recogido de manera tirante que revelaba una frente amplia y lustrosa, sus manos adornadas con anillos brillaban a la luz parpadeante del pasillo. Y junto a él, caminaba una figura aún más imponente, el infame Richard Wong, científico de Luminous, cuya reputación bastaba para helar la sangre.

—Vaya, parece que una ha logrado sobrevivir —la voz del hombre chino era suave, casi susurrante, pero cargada de una malevolencia evidente—. Un caso excepcional, señor Richard.

El científico avanzó con calma, pisando los cuerpos inertes como si fueran poco más que basura. Cuando llegó frente a la joven, su ojo izquierdo, un dispositivo brillante, comenzó a escanearla, como si estuviera evaluando su valor.

—Para ser humana, has demostrado una resistencia notable —su voz era fría y clínica—. Tus amigas no soportaron las torturas, pero tú... pensé que habrías muerto junto a ellas. Parece que no fueron en vano, Xi —murmuró, mientras deslizaba un dedo por los labios temblorosos de la joven, un gesto que la llenó de repulsión.

El hombre conocido como Xi sonrió de manera cruel, mostrando un orgullo repugnante mientras hablaba.

—No escatimé en gastos. Las mejores prostitutas del barrio, seleccionadas con cuidado. Ahora que la triada china controla el tráfico humano, es más fácil que nunca. Un soborno aquí, otro allá, y tenemos todo bajo control.

Elfen Lied Beyond Kamakura's Fall: Arco Mafia WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora