Intenciones Oscuras

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La oscuridad se cernía sobre Josef y sus compañeros, quienes se encontraban acorralados por la espantosa criatura que devastaba a su paso, dejando un rastro de destrucción que amenazaba con consumirlos. A pesar de las dificultades y un misterioso milagro que les permitió sobrevivir, la fortuna no estaba de su lado. Los fantasmas del pasado comenzaron a atormentar la mente del líder del Dragón Blanco, mientras la desesperación por el paradero de Asuna se hacía palpable. Sin embargo, a pesar de la incertidumbre, sabían que las amenazas que acechaban la ciudad se estaban preparando para atacar nuevamente.

En la sala de reuniones, la atmósfera era tensa. Kurama, Josef y Nate se reunían con Kaede y su grupo, ahora recuperado, pero no menos atormentado. Toguro, con una mirada grave, sacó un diario de una mini mochila. La portada, adornada con un símbolo de luna menguante bañado en oro, destacaba sobre la pasta azul de un material fino y misterioso.

—Ya hacía tiempo que no veía algo tan exquisito como esto —comentó Josef, un destello de nostalgia cruzando su rostro.

—¿Y cómo lograste ocultar ese diario sin que nadie se diera cuenta? —preguntó Kaede, la curiosidad mezclándose con la desconfianza.

—En mi chaqueta tengo bolsillos ocultos. Mi madre me dijo antes de morir que lo protegiera a toda costa y, si era posible, que se lo entregara a otro líder del clan —respondió Toguro, su voz llena de un pesar que resonaba en el ambiente.

—¿O sea que desde que nos atacaron los mercenarios de Lucia ya lo llevabas escondido? —Nate no podía evitar sentir una punzada de incredulidad.

—Así es —asintió Toguro, con la mirada perdida—. Nunca he leído el diario de mi padre; no sé qué secretos guarda en su interior. Pero según las palabras de mis padres, contiene la localización de los demás miembros del clan.

Nana frunció el ceño, como si presentir lo que vendría.

—Algo me dice que tiene muchas pistas sobre todo lo que está sucediendo.

—Gente, lo que voy a leer podría sorprendernos a muchos —anunció Josef, el tono de su voz grave y solemne—. Este podría ser el testamento de un hombre que luchó hasta el final contra una amenaza que aún hoy nos resulta incomprensible.

Con un gesto decidido, el líder del Dragón Blanco abrió el libro y comenzó a leer la primera página, la cual revelaba el origen del clan y lo que había ocurrido más de mil años atrás.

Akamatsu: En este diario, no solo contaré los registros de los miembros actuales del clan, sino también lo que ocurrió hace más de mil años, en la época feudal de mi querido país.

Las palabras resonaban con una fuerza ominosa.

Eran tiempos difíciles para nuestros ancestros. Las guerras entre clanes eran un martirio para la gente pacífica. Mi clan siempre juró lealtad a los diferentes shogunes, desde leyendas como Nobunaga hasta Tokugawa. Nuestro deber era mantener el orden, pero, como siempre en cualquier familia, había un negro en el arroz. Ese era el hermanastro del fundador de nuestro clan. Su nombre era Soujiro Kakuzawa.

El grupo se estremeció al escuchar aquel nombre, especialmente Kaede, quien recordó las revelaciones de Oda Kakuzawa mientras estaba cautiva en la isla.

—Así que ese es el nombre del antepasado de Kakuzawa... —susurró, su voz temblorosa.

—¿Ya habías escuchado sobre Soujiro? —preguntó Alma, la inquietud marcando su rostro.

—La verdad, no sabía su nombre. Pero cuando estuve prisionera en la isla, Kakuzawa me contó que su líder quería destruir a todos los clanes y ser el único gobernante del antiguo Japón —respondió Kaede, el peso de la revelación opresivo.

Elfen Lied Beyond Kamakura's Fall: Arco Mafia WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora