El Fin de Todo Primera Parte

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Ocho horas para el evento.

Los turistas, ajenos al horror que se había desatado en el barrio de Gonzu, mostraban rostros de felicidad. Los niños reían y jugaban, entretenidos por payasos grotescos y hologramas de criaturas fantásticas que danzaban en el aire, un contraste inquietante con la oscuridad que acechaba en las sombras.

Desde su habitación, la reina Diclonius escuchaba el bullicio con el ceño fruncido, la espada de la Luna Creciente reposando en sus manos. A su lado, Mariko la observaba, inquieta.

Mariko: Te noto nerviosa, Kaede.

Kaede: ¿Cómo no voy a estarlo? Supongo que tú también sientes la presión.

Mariko: Así es. Debemos ser cautelosas. Un solo error podría darle la victoria a Ahyma.

Kaede: Aún me cuesta creer que esto ya se vivió hace mil años en el pasado, en distintas partes del mundo. Esta espada ha sido testigo de un sinfín de masacres... Pero, ¿seré digna de usar su poder?

Mariko: Nada está escrito, cariño. Pero una cosa es segura: le patearemos los huevos a Ahyma. Sabrá que no nos quedaremos de brazos cruzados.

Mientras tanto, un empleado se aventuraba por una serie de tuberías y fusibles en busca de un compañero. La falta de iluminación lo hacía sentir pequeño y vulnerable, una sensación que alimentaba su fobia a la oscuridad. Sin pensarlo dos veces, encendió su lámpara y se adentró en los húmedos y tenebrosos pasillos.

Empleado: ¡Hey! ¡Basta de bromas! ¡Necesitamos esos fusibles!

De repente, un estruendo interrumpió el silencio. Algo había caído de una estantería. Aterrorizado, apuntó con la lámpara y divisó un ratón que se escabullía hacia la oscuridad, con una tenue luz roja brillando en la caja de fusibles.

El aire se volvió denso, asfixiante, y el empleado apresuró su búsqueda, encontrándose de pronto en un área donde la luz no penetraba. La oscuridad lo devoraba, creando la sensación de caer en un abismo sin fondo.

De las tinieblas comenzaron a surgir ruidos extraños. La lámpara titiló y parpadeó, su luz vacilante revelando una lámpara encendida en el suelo.

Empleado: ¿Pero qué demonios? ¡Por favor, basta de bromas! ¡Necesitamos esos fusibles!

Cuando encendió la lámpara de su compañero, lo que vio lo dejó paralizado: una criatura grotesca, cuya forma desfigurada emitía alaridos inhumanos. Con un grito desgarrador, retrocedió, el horror dibujado en su rostro.

Empleado: ¡¿Qué carajos es eso?!

Al caer hacia atrás, chocó con algo... o más bien, con alguien. Volteó, y su corazón se detuvo al encontrarse frente a frente con Ahyma.

Ahyma: Bienvenido a la familia, hijo.

La mano del temible ser se transformó en una grotesca criatura que se deslizó hacia la boca del empleado. Los gritos de agonía resonaron en el aire, perturbadores y escalofriantes, mientras la carne de su mano se fusionaba con el cuerpo del hombre, infectándolo con un horror inimaginable.

Cuatro minutos después, el empleado salió con la caja de fusibles como si nada hubiera pasado. Otro de sus compañeros, ajeno al horror reciente, lo miró con curiosidad.

Empleado 2: ¿Dónde estabas? ¿Y el otro?

Empleado: En un rato regresa. Está ocupado con un imprevisto... pero ya volverá.

Una luz amarilla sobrenatural comenzó a brillar en sus ojos mientras esbozaba una sonrisa inquietante, avanzando por el pasillo, la infección ya había comenzado.

Elfen Lied Beyond Kamakura's Fall: Arco Mafia WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora