꧁Capitulo 16: Una oportunidad꧂

312 30 3
                                    

Casa Blanca
Washington D.C, Estados Unidos
22:35 PM

La noche se había hecho presente en territorio estadounidense y con ello, el frío lo envolvía mientras permanecía de pie frente a la ventana de su habitación, pensante. Las palabras de aquel reino que se proclamaba como su padre resonaban dentro de sus pensamientos. Estados Unidos no era un país al que le interesará lo que opinaran sobre su persona, sean países o humanos. Pero últimamente, se sentía claramente agobiado por esto. En su interior, una lucha constante se hacía presente y con lo recientemente ocurrido entre él y cierta país latina, estaba peor. 

Sabía que había cometido un error. Se preguntaba a si mismo cómo había sido tan idiota, porqué había dedicado unas palabras tan hirientes a la mujer que la noche de su cumpleaños logró provocarle una sonrisa. Ella lo ayudó, ¿Y cómo se lo pagó? La culpa empezaba a tomar control de sus emociones. 
Inhaló del cigarro que sostenía entre sus helados dedos en búsqueda de tranquilizar su agitado corazón, terminando por soltar todo ese humo tóxico de sus pulmones a través de sus labios. Observó tan solo un momento el cielo estrellado. Por alguna razón en particular, ver las estrellas lograba que su corazón se apaciguara y así pudiera tomar las decisiones correctas. Debía enmendar su error pero el miedo al rechazo era uno de sus tantos obstáculos. 

"Arregla las cosas con ella"

El temía volver a ver la decepción impregnada en aquel par de ojos dorados. 

"No puedo creerte. Lo siento"

Esas palabras, sin querer admitirlo, le habían dolido. Debería estar acostumbrado a que las personas no confíen en él pero entonces, ¿Por qué le afectaba tanto cuando venía de ella? Necesitaba saberlo. 
Finalmente, había tomado una decisión. Se deshizo de aquel asesino entre sus falanges para próximamente caminar hasta donde su acolchonada cama estaba y tomar el teléfono celular que había dejado apoyado sobre la almohada de blanda espuma. Buscó el contacto de la argentina y finalmente, tomando asiento sobre la orilla del colchón, le envió un mensaje. 
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Casa Rosada
Buenos Aires, Argentina 
23:35 PM

Había pasado un día desde lo sucedido en el cumpleaños de uno de sus mejores amigos, Venezuela. Aún recordaba cada palabra dicha en esa noche de frío clima; deseaba poder olvidar cada una para poder descansar mientras el sonido de la lluvia le acompañaba en su trabajo por completar varios documentos entregados por sus superiores. Odiaba el papeleo pero reconocía que formaba parte de lo cotidiano en las responsabilidades de ser una nación. El cuerpo comenzaba a pesarle, su espalda dolía, los ojos le ardían levemente a causa del cansancio y el sueño quería dominar todos sus sentidos. Supo que debía detenerse, podría continuar en la mañana de un nuevo día. 

Fue así que se puso de pie, alejándose de aquel pequeño escritorio frente a la ventana de su habitación y yendo en búsqueda de su pijama, el cual pasados unos minutos encontró y se colocó. En el proceso, había notado como sobre su celestina piel varias grietas se extendían por las extremidades de su cuerpo. Y entonces, dio con la última y más reciente: cubierta en una venda, allí estaba esa grieta que apareció en el festejo de cierto estadounidense. No había crecido pero tampoco se había achicado. 

Respiró profundo. Odiaba su cuerpo. Odiaba las grietas que significaban un futuro maldito donde ella, quizás en unos años o meses o incluso menos, moriría. 

Aunque se decía a si misma que había vivido demasiados años y no debía de temerle a ese hecho. Después de todo, ¿A quién le importaría si desapareciera? Los humanos, aquellos seres que tanto aprecio les tenía, se habían encargado de lastimarla tanto que ahora no había vuelta atrás. "Los milagros no existen. Si así fuera, ellos cambiarían por mi... Para salvarme...", pensó pero al instante movió su cabeza en negación, ordenándose a si misma dejar de pensar en ese tipo de "cosas". 

H O P E [Usarg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora