H O P E [Usarg]

꧁Capitulo 11: Volverás a sonreír꧂

Luego de aquella conversación con la chilena, Argentina no había tardado en ir hasta donde el canadiense se encontraba y así, ambos comenzar con su búsqueda de hermanos. Claro que fue el momento perfecto para comenzar a conocerlo. Una conversación no vendría mal, ¿Verdad? Ella no le conocía en lo absoluto y nunca antes estuvo tan cerca de él. Solo había escuchado rumores de cómo era Canadá. Alguien dulce, amable y caballeroso. No por nada le pusieron el apodo de "maple". Quería saber qué tan cierto era eso. 

Tina, cuando estaba ebria, no solía tener verguenza al momento de hablar con alguien y mucho menos medía sus palabras. Y eso, a veces, le traía problemas. Pero aquí estaba, caminando entre países ebrios en compañía del bicolor, buscando con la mirada a sus dos hermanos menores. 

Decidieron comenzar por la sala principal. Allí gran parte de los invitados estaban reunidos, bailando y bebiendo. Por lo tanto, esperaba verlos por allí. Mientras que, por su parte, Canadá buscaba al estadounidense. Temía que éste se metiera en problemas como la noche anterior. Era curioso, a pesar de ser el menor de ambos hermanos el canadiense solía tomar el rol de "hermano protector". Rol que USA debería tomar con él pero eso no sucedía. En su familia, USA siempre fue el rebelde. Aquel que tenía una mala relación con sus familiares. Y es por eso que Canadá siempre intentaba que los demás vieran lo bueno en él. 

— ¿Crees que encontremos a USA y tus hermanos pronto? 

— Tranca palanca. Seguro los encontramos al toque, no hay tantos invita... dos. 

Estaba por decirle algo a la joven latina pero cuando llegaron a la zona de la sala principal, ambos habían quedado igual de sorprendidos por la cantidad de países que había allí dentro. Abarcaban todo el lugar, ni siquiera podía distinguirse quién era quien. De repente, se encontraron en un gran problema. ¡Jamás encontrarían a sus hermanos! Tanto Canadá como Tina se habían mirado, siendo la argento quien dijera algo al respecto. 

— Mierda. 

— Wow, ¿Cuándo llegaron? 

— No sé pero son demasiados. ¿Quién mierda los dejó pasar? —Y como si encontrara al culpable de aquello, se puso a buscar con la mirada por todos lados, intentando conectar con la entrada principal de la casa pero ni ella, ni Canadá esperaron ser empujados por un gran grupo de países hacia el centro de la sala, donde se encontraban más países que no dejaban de bailar, saltar y gritar con gran emoción. Por lo visto, habían colocado una canción que emocionó a todo mundo— ¡Che! ¡Para! ¡La re puta madre!

— ¡Ah, wait! —Pobre canadiense, no le gustaba bailar y ahora era prácticamente obligado a hacerlo. No le gustó para nada se empujado de esa forma. 

— ¡WACHITURRRRRRRRRRRRROSSSSSSSSSS! 

De repente se veían en un gran problema, muchos presentes los rodeaban y la música había cambiado a una más movida, donde la gran mayoría de países saltaban y chocaban entre sí, provocando que canadiense y argento quedaran demasiado juntos, prácticamente con sus cuerpos pegados mientras buscaban la manera de salir de ese lio. Argentina quería golpear a cada ebrio del lugar pero su atención se desvió hacia el país de color verde que estaba a tan solo unos metros de ella. ¡Era Brasil!

— ¡BRAZUCA!

Aquel país reconocería ese apodo en cualquier lugar. A pesar de lo alto que estaba la música, llegando a ensordecer a cualquiera, logró escuchar a su amiga gritarle desde la multitud. La portadora de sol hacia señas con sus manos y brazos para llamar su atención. Inmediatamente, el brasileño comprendió y, entregando su bebida a un país cualquiera que estaba por allí, se acercó hasta ella y la cargó en uno de sus brazos. Finalmente, Tina pudo respirar. No le gustaba estar atrapada entre tantas personas. Oh, y Canadá parecía sorprendido de la fuerza que podía tener ese país latino. 

— ¡Tina! Minha linda amiga, ¿Onde você estava? ¡Você está perdendo a festa! (¡Tina! Mi hermosa amiga, ¿Dónde estabas? ¡Te estás perdiendo de la fiesta!)

— Pucha... Te juro que ya no podía respirar. —Dijo para si misma, sintiendo un gran alivio de poder ver dónde estaba. La mayoría de países del lugar eran más altos que ella y entre toda esa multitud no podía ver nada— ¿Viste a Uruguay ó a Paraguay? 

— Oh, si también has visto a USA seria de mucha ayuda... —Canadá se sentía intimidado por la altura de Brasil pero intentaba disimularlo. Aunque la mueca en su rostro lo decía todo.