꧁Capitulo 2: Sombras del pasado꧂

1.3K 110 78
                                    

Oscuro. Completamente oscuro. A su al rededor, lo único que lograba ver era la negrura de la nada misma. No sabía donde estaba o porqué no lograba ver absolutamente nada, eso le confundía tanto como le preocupaba. Así como no lograba ver, intentaba utilizar sus otros sentidos para poder ubicar su paradero. Primero, olfateó, el aroma era fresco y logró identificar la vainilla en sus fosas nasales. Escuchó atentamente, en busca de algún sonido. ¿Una gotera? Movió sus manos y pies, logró dar dos pasos, estaba parada y sus manos sin alguna atadura. El piso lo sintió resbaloso.

No tuvo que pensarlo más tiempo cuando el sonido de una puerta abriéndose junto con la luz proveniente de afuera se hizo paso al cuarto,  provocando que detuviera todo pensamiento. 

Meine Liebe (mi amor)

Esa voz, tan conocida para ella, la hizo temblar. Aquella figura masculina se presentó frente a su persona; su sonrisa de dientes afilados cual cuchillo, brillante blancura y la burla impregnada. Sintió su cuerpo temblar, respiró profundamente, mirando en completo shock a aquel hombre, no creyendo simplemente su presencia en tal cuarto. 

Die Zeit ist vergangen (Ha pasado tiempo).

N-No... Vos estas muerto... 

Tina. 

Empezó a acercarse, la argento dio pasos hacia atrás en busca de alejarse, reflejando el miedo en su mirada, algo que causó el que su contrario soltara una leve carcajada. La escena cambió de repente, en un parpadeo ella estaba acorralada contra una pared con él apretando su cuello tan fuerte que parecía que en cualquier momento se rompería. El aire se escapaba de sus pulmones, intentaba con todas sus fuerzas separarlo de ella. Lo pateaba, rasguñaba sus manos, golpeaba su cara pero nada funcionaba. 

Me perteneces, República Argentina. 

¡No! 

Una nueva escena se abrió paso. Ahora ella estaba sentada frente a un escritorio pero no era suyo. En la mesa habían papeles, documentos con un símbolo en especifico con forma de cruz que giraba hacia un lado. Esvástica. Reconocería ese símbolo donde sea. No, no quería. No quería seguir recordando. ¿Era esto un sueño? ¿Una pesadilla? ¿Era real? Quería irse, necesitaba irse. 

No es real... No lo es

Juntos haremos grandes cosas, Tina. −Sintió unas manos posarse en sus hombros en el momento justo en el que iba a ponerse de pie para salir de aquella oficina. Su piel se erizó, dolía la forma en que sus hombros eran apretados. Y aquel susurro en su oído, la hizo llorar− Ich liebe dich, meine Liebe. (Te amo, mi amor).

...

...

...

¡AH! 

Despertó con gran agitación, su cuerpo sudaba y el calor la invadía. Se había despertado tan de golpe que logró sentarse en la cama, con una mano sobre su pecho en la zona del corazón sintiendo los latidos de éste acelerados. Observó con alivio donde se encontraba. Su cuarto. Era su cuarto. Esas eran sus cortinas, y su armario. También estaba sobre su cama. Nada había cambiado, volvió a recostarse sobre las sábanas, soltando un suspiro de alivio al saber que todo fue solo un mal sueño− Dios mío... No creí soñar estas cosas otra vez. 

¿Tina? ¿Todo bien? −Aquella voz fue fácilmente reconocida por la argento, volteando hacia donde se ubicaba la puerta de su cuarto, descubriendo a uno de sus hermanos allí. Uruguay− Estabas gritando, boluda. Me re asusté.

H O P E [Usarg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora