꧁Capitulo 4: Mírame aunque sea una vez más꧂

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Estaban en la pista de baile, se divertían como nunca. Bailaban, gritaban y bebían mientras estaban entre tanta multitud. A su pequeño grupo se habían unido otros países latinos que llegaron a la fiesta luego de ellos. Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Venezuela y Bolivia. ¿Por qué ellos estaban allí? Bueno, formaban parte del continente americano y aunque no les agradara Estados Unidos, jamás se negarían a una fiesta. ¡Y que gran fiesta! Posiblemente, era la fiesta del año. Nunca se vio a tantos países de diferentes continentes unidos. Todos estaban divirtiéndose. Todos excepto...

USA.

Era su fiesta de cumpleaños pero sabía perfectamente que todos los presentes allí no fueron por él. Fueron por la comida y el alcohol. Fueron para pasar un buen rato. Él no importaba en esos momentos. Recordó la conversación que tuvo con su hermano Canadá antes de comenzar la fiesta.

Horas antes

— Come on, brother. (vamos, hermano) ¡Anímate! ¡Es tu cumpleaños!  —Canadá intentaba convencer al estadounidense de no cancelar su fiesta de cumpleaños. Tan solo escuchó eso, instantáneamente se colocó frente a él y comenzó a hablar. Ambos se encontraban en la oficina presidencial de la casa blanca. Mejor dicho, la oficina de USA.

 No tiene sentido hacer una fiesta para un montón de idiotas. —USA, quien estaba sentado en su escritorio, se dedicaba a firmar y leer varias carpetas llenas de documentos importantes los cuales debía terminar en esa semana para luego ser entregado a sus superiores— Además, estoy demasiado ocupado.

Canadá hizo una mueca, no le gustó para nada aquella respuesta. El estadounidense a veces se limitaba demasiado. Usaba de excusa su trabajo para alejarse de todo y de todos. Incluso de su propia familia. No entendía porqué se comportaba así. Extrañaba demasiado al Estados Unidos alegre y hasta egocéntrico. Últimamente se portaba pesimista consigo mismo. Quizás... todo lo que decían sobre él comenzaba a afectarle o, más bien, finalmente estaba dejando que le afecte.

El canadiense suspiró y se acercó hasta donde su hermano para quitarle de entre sus manos aquellos documentos que lo tenían tan "ocupado". Escuchó a USA quejarse pero continuó por hablar.

— No puedes seguir así, hermano. —El estadounidense le miró sin interés alguno— No puedes seguir pensando que no le importas a nadie. A mi me importas...

— ...  —Estados Unidos bajó la mirada un momento, pensando en las palabras de aquel que compartía su sangre. Quiso ser sincero— Eres mi hermano, eso es diferente. No tengo amigos, Canadá. No confío en nadie. Y nadie confía en mi.

 Tal vez esta fiesta sea tu oportunidad perfecta para hacer amigos, ¿No lo crees?  —Ambos hermanos, canadiense y estadounidense, mantuvieron sus miradas fijas en el otro hasta que el bicolor sonrió— ¿Qué hay de Argentina? —Esa pregunta puso nervioso a USA— Antes eran muy buenos amigos. Podrías pedirle ayuda a México para que tú y ella vuelvan a serlo.

 No digas tonterías. Mi amistad con Tina se destruyó hace años, ella no quiere saber nada de mí desde lo sucedido con el TIAR.

— Pero tú si, ¿Cierto?

USA se sorprendió de aquella respuesta. Canadá había usado sus palabras en su contra para obtener la verdad. Y esa verdad era que tiempo atrás, él tenía amistades con otros países del continente. Entre ellos, la Republica Argentina. Pero sabía a la perfección que ella jamás lo perdonaría por la traición que realizó en su contra. Y él jamás olvidaría la mirada llena de odio y decepción que Tina le dedicó alguna vez. Incluso, actualmente, durante las reuniones de la ONU puede sentir esa misma mirada por parte de tan bella joven. No era idiota, siempre notó como la argento se alejaba de su persona, lo ignoraba, se ponía nerviosa al tenerlo cerca, no le dirigía la palabra o incluso ni lo miraba. Estaba claro para él.

H O P E [Usarg] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora