⚡#04⚡

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ANTHONY

El aire frío del invierno golpeaba mi rostro haciéndome estremecer, llevé mis manos a mi bolsillo y cerré los ojos. El trabajo era cansado, muchas horas en un solo lugar era agobiante y más cuando tus pensamientos no dejan de torturarte.

—¿Quién eres y dónde estarás? —susurré para mí mismo.

La chica poco a poco estaba formando parte de mi vida, ya no podía verme sin soñar todas las noches con sus ojos o su risa. Me estaba volviéndo adicto a alguien que no había visto jamás.

—Thony —me llamó la rubia a mis espaldas.

—Adora, ¿Ya irás a casa? —pregunté y ella asintió—. ¿Quieres que te lleve?

—No Anthony, puedo ir a casa sola, pero te lo agradezco mucho —me sonrió para luego agitar su mano—. Nos vemos.

—Nos vemos.

Me alejé de las puertas hasta salír por completo de la empresa, fui al estacionamiento, subí a mi auto y me dirigí hacia mi apartamento. Esperaba verla esta noche y que esta vez si me dijera su nombre o alguna otra información sobre ella, porque si se va como siempre voy a desilusionarme demasiado.

Ya habían pasado muchos meses y aquellos sueños se volvieron más profundos, que repentinamente pasaron de sólo vernos desde lejos, hasta tener una sita cada noche.

Era loco, me estaba enamorando de alguien que probablemente sólo sea parte de mi imaginación.

Al llegar a casa me acosté por fin sobre el suave colchón, sumergiéndome entre las sábanas blancas, dejando que cada uno de los músculos de mi cuerpo se relajará, respiré hondo y cerré los ojos. Había sido un día muy largo.

—¡Ven! —agitó su mano para que fuera a su lado.

—Te ves muy graciosa —reí al verla tan emocionada.

—Te compraré un helado si vienes enseguida —sonrío.

Ahg, tú ganas —corrí hacia ella y nos adentramos lentamente en las orillas del azulado mar debido al reflejo del cielo.

—Nuestros sueños se vuelven cada vez más hermosos —dijo admirando el paisaje a nuestro alrededor.

—Nosotros los hacemos hermosos —confesé con una sonrisa boba—. Me agrada pasar tiempo contigo.

—A mi también me agrada —me miró con una sonrisa—. ¿Puedo preguntarte algo?

—Claro, dime —me acerqué más a ella.

—¿Dónde vives actualmente?

—Vivo en Roma, Italia.

—¿Roma? —esta se sorprendió y llevó una de sus manos a su boca.

—¿Sucede algo? —pregunté y ella negó, caminó hacia la arena lejos de mi e intenté detenerla, pero fue imposible. Luego de unos segundos desapareció.

Al despertar mi pecho subía y bajaba constantemente, mis manos estaban heladas y mi cuerpo sudado, podía escuchar el sonido de los latidos de mi corazón, el cual parecía que en cualquier momento se saldría.

—¿Por qué siempre me haces esto? ¿Por qué siempre te vas? —suspiré.

Me levanté pesadamente de la cama, bajé las escaleras y fui por un vaso de agua a la cocina, no sin antes encender el aire acondicionado. Revisé mi móvil para ver la hora, pero este me indicaba una notificación de Twitter, deslicé mi dedo por la pantalla y di click en esta.

ᴛʜᴇ ɢᴜʏ ᴏꜰ ᴍʏ ᴅʀᴇᴀᴍꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora