En el ajedrez, las piezas tienen distintos roles y distinta capacidad de maniobra.
El caballo o jinete puede saltar otras piezas, infiltrándose tras las líneas enemigas y siendo capaces de alcanzar piezas que en un principio parecían férreamente protegidas
Los alfiles pueden aparecer de repente por la tangente desde la otra esquina del tablero, o amenazar desde lo lejos una posición ventajosa para el contrario.
La torre es directa, una barrera inmensa que puede desplazarse por todo el tablero, y aunque suponga una amenaza considerable, le cuesta pillar desprevenido al contrincante, pues siempre se le ve venir.
El rey se mueve paso a paso, debe ser muy cuidadoso y precavido, y pensar mucho cuál será su próximo movimiento.
El peón, aunque se mueva igual que el rey, no vale lo mismo y no puede retroceder, aunque tiene un potencial tremendo cuando llega a la última línea de enemigo, pudiendo convertirse en lo que desee. Es la representación del éxito tras el esfuerzo y la paciencia.
Y la reina... la reina hace lo que le da la gana. La reina es la ficha que más capacidad de acción tiene, la que puede desarmar al contrario con dos movimientos inteligentes, apoyada por el resto de su ejército, es un activo muy valioso, y solo hay una.
Y aquí, como mujer, viene mi reflexión.
La reina es astuta, inteligente, rápida, fuerte, implacable, calculadora, no se mete en situaciones en las que puedan comérsela, es precavida, es valiosísima... y hace lo que le da la real gana.
Pero para mantener su estatus de reina, no puede rebajarse a fulana.
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Reflexiones de una mente transtornada
SpiritualLo que estoy aprendiendo de la vida. Las cosas no siempre salen como a uno le gustaría. Tal vez escriba esto precisamente por eso. Espero que encuentren en mis pensamientos algo que les guste.