𝑷𝒊𝒏𝒄𝒆𝒍𝒂𝒅𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓 ┊♡︎𝑼𝒛𝒖𝒊 𝑻𝒆𝒏𝒈𝒆𝒏 𝒙 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂

𝐗𝐈𝐈𝐈

Habían transcurrido al rededor de tres horas, desde entonces Uzui aún no tenía ninguna noticia del estado de T/N.

Se mantenía sentado en una silla con las manos apoyadas en sus rodillas y su mirada fija en el piso.

-¿Los familiares de la señorita T/N?

Levantó la mirada encontrandose con un doctor mirando en todas las direcciones, se reincorporó y camino hacia el de manera rápida.

-Soy su pareja, ¿T/N se encuentra bien? -la preocupación se ponía notar en su voz

Leyó unos papeles que traía consigo y nego con la cabeza.

-¿La señorita tuvo algún problema relacionado con su corazón? -asintio- por lo que pudimos notar la sangre en los principales vasos sanguíneos se volvieron coágulos y su corazón no está funcionando correctamente, en este momento ella está en su habitación descansado pero tuvimos que colocarle oxígeno.

Al escuchar aquellas palabras el pecho de Uzui comenzó a doler de sobremanera, sentía miedo, impotencia y culpa. Creía que si la hubiera despertado antes de irse la habría ayudado a evitar que sufriera todo eso sola.

El doctor noto como apretó con fuerza sus puños, aclaro la garganta y comenzó a caminar.

-Venga conmigo, puede ir a verla.

Caminaron en silencio hasta llegar a una puerta, el hombre tomo la perilla pero antes de abrirla miro al ojos granate.

-Tiene que estar calmado, puede que con lo que esta apunto de ver se sienta mal.

Giro la perilla y entro siendo seguido por Tengen, una vez adentro quedó en shock.

T/N estaba en la camilla aparentemente dormida, pero estaba conectada a aparatos que median sus pulsaciones cardíacas e incluso aparatos respiratorios los cuales estaban conectados a su garganta y nariz.

-¿Porque tiene todo eso? -pregunto con temor al ver todos aquellos tubos.

-La señorita ya no puede ni siquiera respirar por si misma, tiene que tener todos esos aparatos para poder seguir con vida.

Su corazón se destrozó con esas simples palabras, le era difícil comprender que aquella dulce chica que sonreía por cualquier cosa ahora se encontraba en una camilla luchando por su vida.

Se acercó y tomo con cuidado su mano, la observó detenidamente reteniendo las lágrimas. Su piel se veía pálida y sus venas se habían tornado de un color azul oscuro.

El doctor miro con tristeza al contrario, sentía pena por ellos ante esa situación, se acercó y lo tomo del hombro. -Quiero decirle algo...

-¿Que ocurre? -pregunto mirándolo con atención.

-Vayamos afuera...

El albino dejo con delicadeza la mano de su amada y se reincorporo para comenzar a seguir al hombre, una vez estuvieron afuera de la habitación se sentaron en unas sillas de espera.

Tomo nuevamente los papeles y se los extendió.

-Según los estudios que le hemos realizado, ella necesita un transplante de corazón... El suyo está sumamente dañado por su enfermedad, debido a eso solamente tiene tres meses de vida...

Todo a su alrededor se detuvo, sentía como sus piernas temblaban, sus manos sudaban y su cabeza le daba vueltas.

-¿Q-que? -su respiración se volvió entrecortada a la par que las lágrimas salían de sus ojos- pero ¿Que paso con el tratamiento que estaba teniendo? ¿Acaso no le ayudo de nada?

-La verdad esos medicamentos la afectaron de manera negativa. Le realizamos algunas pruebas y encontramos restos de medicamentos los suficientes como para deducir que la joven tuvo un ataque por sobre dosis.

-¿Los medicamentos fueron los que causaron eso?

-Le explico, algunos fármacos pueden provocar convulsiones por sobredosis. En algunas personas que están débiles de salud y que tienen que consumir "remedios" como lo es en el caso de T/N, ciertos medicamentos pueden hacer que las convulsiones sean más probables al facilitar la estimulación de las células nerviosas del cerebro,en un principio pensamos qué lo que ella experimentó fue algo parecido a una convulsión por los medicamentos, sin embargo enrealidad fue un ataque cardíaco, su órgano principal se encontraba tan débil que no pudo resistir tal cantidad de pastillas.

Tengen se llevó una mano a su cabello y agachó la cabeza intentado calmar su llanto, pero no lo conseguía, sus pequeños sollozos eran lo suficientemente audibles como para que todas las personas que pasaban por ese lugar y le vieran sintiendo lastima por él.

El doctor tampoco pasaba por desapercibido, su cara larga demostraba que su profesión era más compleja de lo que cualquiera creería, ser médico era una buena profesión ayudaban a las personas, pero... ¿Cómo se siente un medico al no lograr salvar una vida? Cargan con dicha culpa para siempre, repitiéndose una y otra vez que hizo mal su trabajo, véase por dónde sea, está escena solo reflejaba dolor y desesperación.

-Lo mejor es dejarla internada -prosiguió- hasta que se tenga el trasplante y se realicé la operación como es debido -se levantó y palmeo la espalda de Tengen- se que es difícil, pero no pierda la fé.

Se retiró en silencio dejando al albino totalmente descolocado y aturdido por lo que ocurría.

Apretó los ojos y mordió con fuerza su labio inferior intentando calmarse, un sabor metálico inundo sus papilas gustativas ni siquiera se había dado cuenta de la fuerza que estaba ejerciendo en esa mordida, abrió los ojos respirando entrecortado para limpiarse el labio al igual que el rostro y se levantó dirigiéndose a la habitación en dónde se encontraba la T/C.

Cerro con cuidado la puerta y camino con lentitud hacia ella sentandose en una esquina de la cama, llevo su palma a su mejilla derecha y acarició con cuidado para evitar despertarla o asustarla.

T/N se veía tan calmada apesar de estar en un lugar tan incómodo como lo es una clínica, se acercó levemente a su frente depositando un casto beso.

-Te prometo que haré lo imposible para que tú salud mejore y que nunca tengas que volver a una clínica...

Se levantó con cuidado y camino hacia la recepción para pedir los implementos necesarios para obtener ese transplante.

Tengen era conocido por ser alguien sumamente terco que si se proponía algo no se quedaba tranquilo hasta que lo conseguía, sin duda ahora más que nunca se esforzaría para lograr su principal objetivo; hacer lo imposible por T/N.