Siniestro [OFFGUN]

Capítulo 40

Oab caminaba sin rumbo, aún abrumado por lo que había visto.

Imágenes de cuando era más pequeño inundaban su mente, al recordar que su hermano había estado así con Gawin.

No podía creer que Gun gustará de aquello, pero se veía que lo disfrutaba.

Se sonrojó al recordar la escena y se quedó parado un momento.

Es una locura.

Pero lo que más le inquietaba era ese sentimiento en su pecho... ¿Acaso eran celos? Se sentía celoso de ver que Gun amaba a Off. ¿Acaso no le había profesado ese amor a él?

Empuñó las manos y se obligó a guardar la cordura.

Era natural y obvio que Gun buscara a otra persona a quien amar si él no le correspondía.

Porque no podría corresponderle... ¿o sí?

— Estoy perdido — dijo sentándose en un bordillo — Gun...

Sin darse cuenta, había llegado a unas pocas casas de su antiguo "hogar".

Suspiró melancólicamente y se levantó, con intención de regresar a su nueva casa.

Quizás Off ya no estuviera allí.

Mientras tanto, y precisamente en aquel antiguo hogar de Oab, un hombre alto, de tez blanca aterciopelada y pelo castaño corto, salía de allí sumamente preocupado.

Cerró casi de un portazo, haber visto la casa en aquel estado le hizo reprocharse una vez más el no haber podido llegar antes a la ciudad.

Caminó raudo por las escaleras hasta llegar a la calle, mientras el risras de la tela de su traje al rozar entre si era lo único que se oía en aquella solitaria calle.

Se mantuvo en dirección recta, calle abajo, de camino al hotel. Sacó el móvil de su bolsillo, y se dispuso a marcar un número cuando una silueta no muy lejana llamó su atención.

Sus ojos, de un marrón oscuro, se clavaron en esa persona y entonces se quedó de piedra, congelado, mientras los latidos de su corazón se aceleraban.

— ¿Oab? — llamó desde allí, algo inseguro.

No tenía la certeza de que ese fuese el chico al que buscaba, pues, habían pasado muchos años, pero algo le decía que estaba en lo correcto, quizás fuera la intuición, que no se equivocaba.

Oab giró la cabeza al escuchar su nombre y se quedó parado contemplando al hombre que caminaba en su dirección.

Vestía un traje bastante formal y se notaba que tenía ese aire de ejecutivo que tenían todos los de su clase.

— Sí — dijo a secas — ¿Qué pasa?

El hombre se acercó unos pasos y lo observó, comprendiendo que era normal que no lo reconociera.

Tardó un poco en hablar, pues sus ojos observaban cuánto había cambiado aquel chiquillo.

Ya era un hombre.

— ¿No me reconoces, hermano?

Oab abrió más los ojos cuando aquel hombre dijo aquellas palabras.

Estaba en lo cierto, era su hermano.

— ¿Podd? —  dijo frunciendo un poco el ceño.

Podd asintió, con gesto grave. 

Tuvo el impulso de acercarse y darle un abrazo que compensara todos esos años de ausencia, pero el miedo al rechazo estaba latente, así que dudó.

— Han pasado muchos años —  atinó a decir.