Campo

3.3K 450 89
                                    

Stiles camino por la cocina tomando un poco de pan- Buenos días Cecil -dijo poniéndose un mandil.

-Buenos días Stiles- dijo ella- que nadie te vea comiendo eso.

-lo se -sonrio, hace tres días que había empezado a trabajar y le encantaba- oye Cecil -dijo buscando en la canasta- ¿No hay manzanas? -pregunto y ella negó

-Tendras que ir al mercado, pero no te vayas a perder -dijo ella sabiendo que Stiles acababa de llegar a Camelot.- y ten cuidado hay todo tipo de personas

-Ni que lo digas -Stiles tomo una canasta- hace unos días de camino a Camelot me tope con un tipo muy raro, usaba ropas extrañas y parecía confundido- alzó un poco la voz para que los demás escucharán.

-Nunca me he topado con algo así -contesto ella- que miedo.

-Eso es lo que yo pienso- dijo avanzando a la puerta- nunca había visto una persona así.

Salió de la cocina y camino al mercado con una sonrisa.

-Te ves feliz - dijo Derek cuando lo vio en la calle, tenía guantes en sus manos y amarraba madera- ¿Algo que quieres contar?

-Toda va de acuerdo al plan -aclaro Stiles- no le doy más de un día para que el chisme corra por todas partes

Derek lo tomó de la cintura para apartarlo de un carruaje- debes ser más atento - gruño.

-Y tú no deberías gruñir lobo amargado- dijo- recuerda ahora somos normales -miro las manzana y se separó de Derek- tengo trabajo así que nos vemos en la casa -grito mientras se iba.

Derek sonrió viéndolo, iba de un lado a otro con los comerciantes, no era como en casa que solo había una opción, Stiles se veía feliz.

Sus miradas se encontraron y Stiles señaló una carreta con flores.

-Las azules son bonitas- susurro mientras elegía manzanas al otro lado de la calle y luego se iba.

Derek camino a la carreta -Las azules -dijo en cuanto el vendedor lo miro.

El primer día había sido el peor, no tenían dinero y Gaius no podía mantenerlos en su casa, además de que aunque consiguieron trabajo ese mismo día el dinero no se ganaba al instante.

Por mutuo acuerdo Stiles y Merlin convirtieron algunas monedas en oro y la excusa era que traían sus ahorros para el tratamiento.

Nadie sospecho cuando compraron una casa para los dos en el pueblo, de vez en cuando veía las miradas de desaprobación por no marcar a su Omega, no le importaba y no se preocupaba después de todo Stiles sabía defenderse muy bien.

-Stiles -dijo Merlin sorprendió- ¿Que es eso?

-Es un nuevo postre que se comerá el príncipe Arturo -dijo con una sonrisa, no iba a decir el nombre ni dar la receta, ya que no había sido inventado y no le iba a quitar a nadie su crédito.

-Huele delicioso- dijo Merlin y Stiles asintió.

-lo prepare yo, se que está delicioso, ahora llévalo -dijo mientras arrastraba a Merlin afuera de la cocina.

-¡Stiles! -dijo la encargada de la cocina y la única que tocaba los elementos del rey- Manda uno de esos al rey, pidió algo dulce.

-Por supuesto -contesto Stiles, quién hubiera dicho que su obsesión por los postres ahora le diera un buen empleo.

Merlin camino con una sonrisa- ¡Arturo! -dijo entrando sin llamar- comida.

Arturo lo miro detras de todos los documentos-¿No te enseñaron a llamar la puerta antes de entrar?

HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora