Aprovechando la ausencia de Vex Steiger y la recomendación que Imara Hessa le había hecho antes de marcharse de regreso al club, Ciara Landrove no había acudido aquella noche al Necromancy junto a Jackson Vanderholl igual que lo había venido haciendo durante meses atrás.
En lugar de ello, había cerrado la puerta tras irse Imara y ni se había molestado en recoger la servida mesa llena de exquisitas delicias que Jackson les había hecho subir para agasajarlas mientras atendían a las compras que Imara había hecho para Ciara y para el club.
El estomago se le encogía de solo ver las coloridas bandejas sin apenas tocar aún sobre la mesa, las copas y la botella de delicioso champan, mero recordatorio del verdadero motivo por el que estaban ahí.
Ciara había abandonado el salón y se había dirigido al baño. Una vez allí, había abierto el agua caliente y había comenzado a llenar la enorme y confortable bañera dejando caer algunos aceites relajantes dentro poco antes de quitarse la ropa y meterse en ella hasta que la confortable y acogedora agua la cubrió casi por entero.
Ese reconfortante calor, esa sensación de placidez, de alivio que la invadió en el momento en que cerro los ojos y reclinó la cabeza hacia atrás apoyándola sobre la impoluta porcelana fue fantástica.
Realmente magnífica.
La espesa capa de espuma que se había creado cuando la bañera terminó de llenarse, y la rubia banshee alargó la mano cerrando la llave, se balanceó suavemente mientras ella se reacomodaba hacia atrás y cerrando por un instante los ojos Ciara deslizaba su cuerpo hacia delante dejando espacio entre su cabeza y la bañera para poder hundirse por unos segundos.
Le hubiese gustado por un momento poder quedarse así para siempre.
Sumergida y estática en el tiempo sintiendo la caliente agua quemar ligeramente su piel hasta hacerla enrojecer pero el instinto de conservación solía imponerse aunque esta no quisiese, y no tardaba en obligarla como siempre a salir a la superficie completamente empapada y con la acuciante necesidad de respirar mucho más pronunciada que nunca.
Disgustada por ello y aún tratando de recobrar algo de aire, Ciara pasaba las manos por su cara retirándose la rubia y empapada melena hacia atrás parpadeando para tratar de calmar su cuerpo una vez más.
Mentiría si no dijese que el dolor era una constante en su vida al que ya estaba demasiado acostumbrada, pero aquella noche Jackson había ido mucho más lejos de lo habitual y sentía su cuerpo completamente dolorido y entumecido como si hubiese estado intentando empujar un camión con las manos desnudas arrollada bajo este.
En su fuero interno se preguntaba cuanto más iba a poder soportar porque empezaban a fallarle las fuerzas.
La situación con Jackson estaba siendo cada vez más dura y no entendía porque. Ella había intentado hacer todo lo posible por agradarle, por complacerle y realmente había llegado a sentir cosas realmente bonitas por él en un primer momento.
Se había enamorado de la idea de que alguien como Jackson bebiese por una vez los vientos por ella, y la quisiese a pesar de la clase de vida a la que había sido relegada.
E incluso había llegado a pensar que ese sentimiento era mutuo pero ahora que había visto el horror en los ojos de Imara, la irritación en la voz de Sondra al pedirle que se quitase el olor de Jackson de encima en el club, la mirada de rencor y de desprecio en los ojos de Asher hacia su hermano, empezaba a sentir que se estaba equivocando por completo al querer entregarle una parte suya que no sabía si Jackson merecía.
Mentira.
En el fondo, era consciente de que no la merecía en absoluto. El incubo se había encargado de demostrárselo una y otra vez y había sido capaz de hacerla sentir cosas que nunca, jamás en su vida creyó poder sentir hacia si misma.
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La Nigromante
FantasyEn una ciudad llena de sombras, lujuria y depravación y huyendo de un pasado del que nada quiere recordar, Sondra Drysdale permanece atrapada en un sórdido mundo en el que ha aprendido a moverse como pez en el agua y a cuyas reglas ha de adaptarse p...