32. Tranquila

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Con los sangrantes ojos completamente reventados, Jackson Vanderholl intentaba gritar a pleno pulmón hecho un completo despojo ensangrentado sobre la mesa cuya sangre la bañaba por completo pero era completamente incapaz de hacerlo porque dentro de su boca permanecían sus arrancados testículos y buena parte de lo que alguna vez fue su pene para desgracia suya.

Retorciéndose de dolor, y con la entrepierna y el cuerpo mutilados por el afilado abrecartas que Imara había estado utilizando sobre él desde hacía al menos cuatro horas este parecía no poder perder la conciencia mientras ella le torturaba como él tanto hubiese deseado poder hacer para mitigar el insufrible dolor que de su mano ella le causaba.

Imara ni siquiera estaba ya presente en la habitación, ella había subido arriba a por una copa y reía y bromeaba con algunas de las nigromantes sentadas a una mesa mientras veían la noche más animada.

No había sido hasta hora y media después que Imara había recordado que aún le tenía así y se había excusado retirándose hasta el despacho de Vex una vez más.

Cuando abrió la puerta y le encontró completamente violáceo, atragantado y aterrado con la mirada fija en el techo y el incontrolable temblor desbaratando su cuerpo, decidió que era hora de poner fin al inusitado castigo.

No fue hasta que la luz regreso a Jackson haciendo que su borrosa e inexistente visión regresase a él, sus manos se soltasen y la mesa desapareciese bajo este haciéndole caer al suelo, que el incubo no fue consciente de que aquello no parecía estar pasando realmente aunque él siguiese de lo más aterrado por ello.

Imara ladeo la cabeza observando su patética expresión de terror en el suelo mientras Jackson se encogía sobre si mismo y se abrazaba las piernas temblando completamente cuando Imara se paseo hasta él y se agachó a su lado contemplándole largamente durante unos momentos.

La escondida y deliberada sonrisa que asomó a los labios de la valkiria mientras los pavorosos ojos de Jackson se movían rápida e instintivamente por toda la habitación y por ella encogiéndose fue suficiente para complacerla.

—Diría que no me gusta ser cruel con quienes lo merecen, pero eso no sería cierto —confesó la valkiria en tono casi confidencial—. Y detesto justificar mis actos ante nadie, sobretodo ante Vex así que deberías darle las gracias por ello o todo eso que crees haber vivido te hubiese ocurrido de verdad.

El terror y el temible pavor en los ojos del menor de los dos únicos íncubos que Vex Steiger poseía hizo que este apartase la mirada dolorosamente de ella intentando ocultar su rostro contra su pecho.

—No, no... —le pidió la rubia valkiria llevando la mano hasta la piel de su rostro acariciándola delicadamente para que volviese a mirarla sintiéndole temblar más bajo su tacto—. No escondas tu rostro, quiero que me mires porque hay algo que no quiero que te se vaya a olvidar jamás.

La respiración de Jackson se acelero al intentar hacerlo aterrado y cuando la miró el rostro familiar que encontró tan solo le causo horror.

—Si alguna vez vuelves a poner tus sucias manos sobre Ciara, si te atreves siquiera a intentar tocarla... —le advirtió dura y sibilinamente la valkiria arrastrando las palabras en voz muy baja—. Lo que te he hecho pasar aquí, será un mero paseo por el parque en comparación con lo que verdaderamente te haré si le respiras siquiera cerca, ¿me oyes?

El asentimiento fue trémulo, aterrado, estremecedor e imperceptible mientras Jackson se abrazaba las rodillas encogido aún sobre el suelo comenzando a balancear angustiadamente su cuerpo para contenerse.

La sonrisa en el rostro de Imara se amplió al comprobar el efecto conseguido.

—Ahora, vas a mandar un precioso y descomunal ramo de rosas blancas a Ciara, con una bella carta diciéndole lo mierda que eres y lo poco que mereces estar con ella y que al haberte dado cuenta de ello, lo mejor será que rompáis —continuó diciendo la valkiria con los ojos clavados en los aterrados suyos—. Vas a recoger todas tus cosas de su loft y te vas a marchar de él sin atreverte a mirar atrás no sin antes pedirle que por el bien de ambos, no te dirija la palabra nunca más, ¿me he expresado bien?

El terror hizo que los ojos de Jackson se llenasen de rojas lágrimas mientras este asentía nerviosamente y ocultaba nuevamente la cabeza entre sus piernas.

—Y vas a pedir a Vex que te traslade de club, me da igual donde pero lejos de ella —siseó Imara acercando aún más su cara a la de él—. Y si alguna vez se te pasa por la cabeza vengarte de mi o vengarte de ella, vas a coger unas tijeras de podar y vas a arrancarte a tu cómplice amiguito con ellas y después te lo vas a tragar —ordenó Imara a su mente sabiéndose capaz de hacer que esta se lo ordenase a su cuerpo en el tiempo—. Ahora levántate, y sal de aquí antes de que me arrepienta y te arranque la cabeza del cuerpo con mis propias manos por tocarla —le espetó ella con toda la dureza y contención de la que fue capaz poniéndose en pie para separarse de él dirigiéndose al sillón de Vex—. ¡Largo!

Aunque su mente fuese del todo incapaz de ordenar a su cuerpo hacer tal cosa, Jackson salió disparado de aquel despacho hacia el pasillo completamente aterrado y vapuleado como un viejo muñeco de trapo al que habían arrollado varias veces por el camino y no tardo en desaparecer a trompicones por los pasillos del club.

Imara que movió la cabeza ligeramente para desestresarse, dejo escapar un suspiro antes de tomar el teléfono y marcar un familiar numero en este.

Unos pocos segundos después la rubia banshee ya estaba contestando.

—¿Ciara? —la voz de Imara pareció volverse ligeramente angustiada a pesar de la sonrisa de alivio que se impuso en su cara al oírla—. Soy yo, Imara, te llamo desde el club.

Las palabras de Ciara llegaron quedas al otro lado del teléfono.

—Oh no, no ha pasado nada tranquila —sonrió la valkiria por unos instantes—. Es solo que he pensado en que como Vex no está y estoy a punto de cerrar el club, igual te apetecería pasar la noche en casa conmigo. Podríamos ver esas películas de amor que tanto te gustan y quizás hartarnos a comer dulces y pasteles mientras criticamos lo poco realistas que son juntas, ¿te apetece?

Ciara que realmente prefería no encontrarse con Jackson aquella noche cuando este regresase del club acabo por aceptar ir.

—Genial, sabes la contraseña de mi loft, ¿no? Ve subiendo arriba y ordena lo que quieras para cenar, yo llegaré en quince minutos o así —le prometió la rubia valkiria sonriéndose de lo más risueña—. Te veré ahora.

La rubia banshee se despidió de ella y poco después colgó para tomar un camisón y algunas de sus cosas para tomar el ascensor y subir unas seis plantas por encima dispuesta a pasar la noche con Imara como algunas otras noches en las que Vex o Jackson no habían estado en la ciudad y habían podido pasar ese tiempo juntas.

Contenta y aliviada de no tener que compartir cama hoy con el íncubo y tener la excusa perfecta para no hacerlo.

Ya mañana sería otro día y regresaría a su vida, pero aquella noche al menos podría dormir tranquila y hacerlo en buena compañía.

Continuara...

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