27. Nunca Más

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La precisión con la que el afilado abrecartas volvió a deslizarse desde el bajo vientre de Jackson Vanderholl pasando por encima de los músculos de su abdomen, su pecho y su clavícula arrancando al íncubo un nuevo grito tendido y atado aún sobre la mesa de Vex Steiger, su jefe y el nigromante original fundador del Necromancy, la satisfecha sonrisa de la valkiria Imara Hessa que estaba situada a su lado se amplió.

Una autentica obra de arte era lo que según ella estaba haciendo con el afilado instrumento sobre la hermosa piel del íncubo al cual estaba castigando por su cruel osadía contra la rubia e indefensa banshee a su parecer.

Las rojas lágrimas se agolaban en los ojos de Jackson cuyo cuerpo llevaba al menos una hora y media temblando por el dolor que Imara le había provocado y no había parte de su cuerpo que no hubiese sido victima de los alargados y profundos cortes que ella había garabateado sobre él.

La sangre hacía rato que bañaba la superficie de la mesa y que lentamente caía sobre el carísimo, y oscuro parquet bajo esta para deleite de la valkiria.

Jackson que apenas tenía fuerzas ya para gritar como lo hacía al principio tan solo cerraba los ojos temblando aún más al sentir a Imara tan cerca suyo, y como la yema de los dedos de ella se deslizaban por encima de la herida y sangrente piel le hacía gruñir de dolor por lo bajo.

—Pa.. para... —suplicaba él tensándose ante su doloroso tacto mientras sentía las rojas lágrimas deslizarse por su enrojecido rostro temblando aún con más fuerza intentando inútilmente soltar nuevamente sus manos tan profundamente herida por las cuerdas que casi podía sentir el roce de estas enterradas en su piel casi llegando al hueso—. Por... por favor...

Imara que se paseó por detrás de la mesa jugando con el puntiagudo y ensangrentado abrecartas sonriendo para si, ignoró nuevamente sus suplicas mientras se detenía al llegar nuevamente frente a él y le sentía recoger asustadamente las piernas.

Imara deslizó la mano por encima de su vientre, de su ahora apagada erección y dirigió la mirada a este mientras posaba la punta del abrecartas sobre el nacimiento de su pubis.

—Me pregunto cuantas veces... —pronunció lenta y deliberadamente la rubia valkiria mientras hundía mínimamente la punta del abrecartas en su pubis haciéndole llorar mucho más y temblar entre gemidos de dolor empezando a deslizarlo hacia abajo—. Habrás oído eso mismo de los labios de Ciara...

El terror en los ojos de Jackson fue mucho más evidente que el temblor que se apoderó de su cuerpo al sentir como la piel se abría finamente al paso del afilado abrecartas y gritó de dolor y terror al ver como su orgulloso miembro prácticamente se abría en dos arrancándole un profundo y desgarrador grito que inundó la habitación.

Alguien llamó a la puerta en ese momento e Imara elevó la mirada recostada cómodamente en el sillón de cuero negro que ocupaba una de las cristaleras que daban al club mientras se pintaba las uñas de color negro y levantó la vista deteniéndose por un instante viendo a Jackson atado sobre la mesa gritando aterrorizadamente de dolor.

—¡Adelante!

Una preciosa bruja pelirroja abrió la puerta y se asomó viendo a Imara en el sillón con las piernas colgando de este y la pintura de uñas posada sobre su desnudo muslo y a Asher gritando a pleno pulmón en completo silencio con la mirada perdida sobre el techo vestido tan solo con unos pantalones negros tumbado sobre la mesa y con las manos atadas hacia atrás por un fino sujetador temblando y con surcos rojos surcando su cara pareciendo sumido en un profundo e intenso dolor y frunció el ceño con preocupación.

—Vex no está, ¿puedo ayudarte yo, Mirna?

La desconcertada bruja apartó la mirada de él y miro a la valkiria que la miró con cierta curiosidad.

—Acaban de llamarme, mi hijo se ha puesto enfermo y...

—Oh, pues ve con él, tranquila —respondió Imara mientras soplaba suavemente una de sus manos para que se secase la pintura acomodándose mejor en el sillón—. Yo le diré a Vex que has estado aquí toda la noche.

—¿De verdad? —se alivió la bruja llevándose la mano al pecho con una sonrisa—. Gracias, Imara, te debo una, en serio.

—No es nada, espero que se mejore pronto —le sonrió la valkiria con cariño—. Cierra la puerta al salir, ¿vale?

—Si, claro —contestó la pelirroja bruja disponiéndose a cerrar la puerta no pudiendo evitar mirar hacia Jackson en la mesa sumido en ese terrible letargo que parecía estar destrozándole—. ¿Jackson está bien?

La preocupación en la voz de la bruja hizo que Imara dirigiese indiferente la mirada hacia la mesa donde Jackson estaba sufriendo en su ensoñación un tormento inimaginable y le sonrió a la chica sin más.

—Oh si, le he encontrado antes así en el pasillo. Imagino que ha tomado algo que no debía, se le pasará.

La bruja pareció entender a que se refería e hizo un gesto.

—Oh, bueno, estaré aquí sin falta mañana, lo prometo —se despidió Mirna de Imara con cierta compasión por él.

—Tomate el tiempo que necesites, Vex no regresará en todo el fin de semana —le contó cómplicemente la rubia valkiria con una sonrisa.

—Vale, muchísimas gracias, de verdad, intentaré venir cuanto antes, te lo prometo —volvió a excusarse la bruja con aprecio antes de cerrar la puerta y marcharse de allí.

Imara que vio el sudoroso y tembloroso cuerpo de Jackson removerse en la mesa y gritar desgarradamente en el más absoluto silencio aunque en la ensoñación sus gritos rasgasen todo el lugar volvió a mirar sus uñas fijándose en que una de ellas no estaba del todo perfecta tomando de nuevo la pintura para darle otra capa indiferente a su dolor.

—Ay, mierda —susurró para si con cierto fastidio por como le había quedado.

Estaba segura, segurisima de que cuando acabase con Jackson este no querría volver a acercarse a Ciara ni a ninguna otra mujer nunca pero que nunca más.

Continuara...

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