Los túneles que conectaban el Necromancy con algunas partes de la ciudad se bifurcaban en cinco pequeñas galerías de piedra negra y un áspero suelo de cemento gris.
Los pasos de Sondra Drysdale resonaban sordamente mientras atravesaba la más corta de ellas que la conducía directamente al Abstraction, un enorme edificio a pie de calle cubierto de negras paredes y grandes galerías de cristal en lo más alto.
Vex se había apropiado de aquel edificio hacía ya una década atrás, y lo había convertido en un lugar lleno de lujo y distinción para sus nigromantes aunque tan solo unos pocos de ellos disfrutasen de ese privilegio.
Para cualquiera que pasase por delante del edificio la entrada estaría prohibida, custodiada por dos grandes hombres con aspecto intimidante y tan solo las discretas y elegantes letras adornando el cartel justo por encima de la entrada principal advertirían de su presencia.
Toda la manzana estaba llena de edificios similares algunos plagados de oficinas, otros simples hoteles y algunos llenos de locales de ostentoso lujo tan solo accesibles para una selecta población de la ciudad.
Cuando Sondra llego a las reforzadas y negras puertas del ascensor y puso la mano en el sensor, está tardó medio segundo en identificarla y abrirse.
Entró en ellas vestida aún con el suave albornoz rojo completamente descalza y con la negra melena algo enmarañada y pulsó directamente el último botón, el que le conduciría a la última planta de todas donde residía en un sofisticado loft en el que había invertido buena parte de su dinero en remodelarlo a su gusto.
Sondra notó el suave ascenso del pequeño habitáculo al pasar planta tras planta y cuando las puertas se abrieron, los elegantes pasillos llenos de pálidos focos sobre los paneles de caoba que conformaban cada una de sus paredes, y el abstracto techo se encendieron de inmediato.
El brillante suelo de gres que se extendía por el largo pasillo cubierto por una aterciopelada alfombra roja con hermosos grabados negros la condujo hacia una de las dos puertas que conformaban la última planta del Abstraction.
Las plantas superiores solo contaban con dos lofts cada una mientras que las inferiores podían albergar hasta cuatro apartamentos, Vex lo había dispuesto así para recompensar a aquellos que destacasen entre los suyos y por supuesto, dada la naturaleza de Sondra, creyó que la última planta del acristalado y negro edificio sería perfecta para ella.
Pocas paredes que la contuviesen, escasas puertas, altos ventanales negros que recubrían de lado a lado toda la pared que daba a la espaciosa terraza con unas impresionantes vistas a toda la ciudad.
En cuanto Sondra puso la mano en el panel de la pared, la pesada y caoba puerta se abrió permitiéndole entrar y en cuanto ella lo hizo se sintió en casa.
Salvo tres columnas negras repartidas por la amplia estancia que unían el salón, la terraza y la cocina, no existía división alguna salvo la de la habitación y la del lujoso baño cuyo jacuzzi sabía que ya la aguardaba lleno de espumosa agua caliente.
Sondra se dirigió hacia allí y en cuanto estuvo cerca dejo caer el albornoz dirigiéndose directamente a la enorme y redonda bañera bordeada por cálidas luces de color purpura que daban al agua, y a la espuma un aspecto mágico, mientras el suave vapor flotaba por encima de ella mientras algunas aromáticas velas situadas por encima del elegante mueble, el suelo y parte del borde teñían el ambiente de un aroma relajante que amortizaba sus sentidos.
La oscura madera que bordeaba el jacuzzi brillaba ligeramente bajo su luz cuando ella pisó el primer escalón y luego el segundo, en cuanto llegó al tercero y metió el pie en la caliente agua que la acogió hasta la rodilla y después el otro, Sondra cerro los ojos disfrutando de la cálida y reconfortante sensación, y en cuanto pisó mucho más abajo y el resto de su cuerpo se hundió en la espumosa agua de sus labios escapó un placentero sonido que la hizo cerrar sus ojos dejándose hundir hasta quedar sumergida casi hasta el cuello.
Los sensores se activaron con un suave ronroneo activando el hidromasaje, y ahí ella se sintió verdaderamente en la gloria.
Lo necesitaba.
Había sido una larga y pesada noche y de verdad necesitaba relajarse y olvidar lo que en el Necromancy había ocurrido.
Mañana Vex estaría muy enfadado con ella y podría soportar sus reproches pero hoy todo lo que deseaba hacer era poder relajarse y volver a sentirse en calma.
Las pocas gotas de elixir de ónix que Harold le había proporcionado deberían haber sido suficientes para mantener sus instintos a raya una vez más, pero ver como Asher sonreía socarronamente orgulloso de su hazaña tonteando con Ciara fue suficiente para hacer que brotase.
Aún olía a ella cuando se había alimentado de él, debería haberse aseado nada más abandonar la oscura recamara donde se había desarrollado todo pero no lo había hecho.
Había permanecido allí en el pasillo pavoneándose como el capullo pretencioso que era, y lo había hecho porque deseaba mostrarle a ella y al mundo quien era verdaderamente el amo allí.
Poco le había durado.
Y si algo era Ash es que no era estúpido así que, ¿por qué provocarla de aquella manera innecesariamente?
Antes de que la rabia, la ira y la impotencia le cosquilleasen de nuevo la entumecida piel cuya sangre, restos de sudor y suciedad impregnadas en ella se desprendiesen bajo la batida agua, Sondra se hundió del todo por unos segundos antes de volver a salir sintiendo toda esa reconfortante agua acogerla por entero, limpiándola de todo ello.
Mentiría si dijese que se arrepentía de haberlo hecho.
No lo hacía.
Ash se lo merecía, y ella lo necesitaba.
Sus heridas se habían cerrado, su vitalidad había vibrado dentro de ella saciándola por completo y aún así hubiese deseado mucho, muchísimo más de él.
Sentía su esencia recorrer cada milímetro de su piel, haciendo su sangre pulsar recorriéndola por entero, sus sentidos agudizarse, despertar de golpe haciéndola percibir todo con mucha más intensidad y más fuerza.
Toda ella rezumando vitalidad, juventud, energía y fortaleza.
Plena vivacidad.
Vibrando poderosamente por dentro, clamando y reclamando su esencia como suya.
Si, definitivamente necesitaba mucho más ónix, y calmarse, se dijo saliendo plenamente del agua alargando una mano hacia el colgado y negro albornoz limpio envolviéndose con su calor.
Permitiendo que la suave alfombra absorbiese el agua de sus pies antes de salir de allí y dirigirse a su habitación yendo directamente a la mesilla junto a la inmensa cama, abriéndola para sacar un pequeño frasco muy similar al que Harold tenía en el club.
En cuanto lo abrió y se lo llevó a los labios bebiendo el oscuro, denso y amargo liquido todos sus sentidos, todo a su alrededor pareció amortiguarse, adormecerse una vez más y dejándose caer sentada en la cama, Sondra deslizó la lengua por sus labios recogiendo con ella los posibles restos de ónix que quedasen en ellos necesitando tomarse algunos minutos para si.
Minutos después volvió a guardar el frasco cerrando el cajón y se dejo caer hacia atrás en la cama disfrutando de aquella intoxicante sensación que la apaciguaba, que la aplacaba, mitigando aquellas intensas sensaciones que su naturaleza de por si la hacían sentir y cerrando los ojos varios instantes más, apenas fue consciente de que el sueño la reclamaba una vez más para si.
Continuara...
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La Nigromante
FantasiEn una ciudad llena de sombras, lujuria y depravación y huyendo de un pasado del que nada quiere recordar, Sondra Drysdale permanece atrapada en un sórdido mundo en el que ha aprendido a moverse como pez en el agua y a cuyas reglas ha de adaptarse p...