2. LA SOLUCIÓN

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Rise Up - Imagine Dragons

Eda Yıldız:

En una mano el café de la mañana y en otra el cartel que había robado del gimnasio. No puedo dejar de mirarlo con intensidad mientras mi estómago se contrae y mi mente se esfuerza en averiguar como llevar a cabo todas las ideas que pasan por mi cabeza.
La noche anterior apenas había dormido tras descubrir la existencia del torneo, que sería una maravillosa idea si la persona que cruzaba mi cabeza para participar en él no negase en rotundo que le gustase boxear.

¿Qué sentido tenía que Serkan no contase lo bueno que era en ello? Y no es que yo entienda demasiado, pero por la manera en la que lo había visto moverse en el ring no tenía duda de que sabía lo que hacía. Entonces no llego a comprender que se niegue en rotundo a cualquier cosa relacionada con ello, o incluso insista en decirle a su hermana que no le gusta.
Ceren tampoco había hablado demasiado sobre el tema, como si hubiese algo detrás de toda esa negativa a volverse entrenador… el caso es que si podía tener una oportunidad era convenciéndolo de participar.

Las normas eran simples:

1- Pagar una inscripción de 100 euros.
2- Luchar.

Al menos en eso las había resumido yo. Y tampoco parecía muy complicado. Serían 6 combates a lo largo de dos meses y medio de competición. El ganador tendría la posibilidad de ingresar en la liga profesional de boxeo aparte de ganar 100.000 euros, y no era algo que se dijese con la boca pequeña.
Con ese dinero conseguiría pagar la deuda de mi tía, no me interesa tener ni un duro más, únicamente el suficiente para poder dejar de vivir con miedo y alejar a todas esas personas de nuestras vidas. Y yo tenía la certeza de que jamás conseguiría ese dinero por métodos normales, pero también dudaba mucho que Serkan aceptase boxear para hacerse profesional y darme una parte de su premio.

- No lo hará, ¿por qué lo haría?- doy un sorbo a mi café y dejo el cartel sobre la mesa- Ni siquiera parezco caerle bien, como para querer darme un 40% de un premio que él ganaría… y eso que está claro que ni siquiera va a aceptar. Es que por conocerme, solo lo ha hecho de una mirada y un par de palabras tensas la noche anterior.

¿Pero qué otra opción me queda que no sea poner todo de mi parte para conseguirlo? Tengo ventaja en varias cosas, por algo soy una de las mejores amigas de su hermana. Y sé que es malo abusar de la información que sabía, pero tenía que aprovechar al máximo todo lo que conocía de él.
Por lo tanto, no dudo en segundo en coger el teléfono y marcar el número de mi amiga.

- ¿Eda?- su voz sonó ronca, y no era de extrañar en la mañana de un sábado a las 8:00h-
- ¿Te he despertado?- puse el mejor tono de inocente que tenía- Es que no podía dormir, y he pensado que podríamos ir a desayunar fuera… hace mucho que no lo hacemos.
- ¿Y no puede ser un brunch?- un bostezo se oye desde el otro lado del altavoz-
- Otro día, porque me muero de hambre- me apresuro a decir- Te veo dentro de una hora en la misma cafería de siempre.
- ¿Una hora? No…- la interrumpo-
- Le diré a Melo también. Besos, te adoro- y cuelgo para no darle opción a réplica-

La primera parte de mi infalible, aunque más probablemente desastroso plan, estaba hecha. Y consistía en quedar con Ceren y sacar toda la información del pasado, presente y posible futuro de su hermano sin levantar la más mínima sospecha. Esa parte no la tenía tan clara porque era imposible mostrar un interés repentino sin que pareciese raro.
La segunda parte sería mucho más complicada, pero paso a paso.

- Veamos quién eres, Serkan Bolat.

Serkan Bolat:

El techo de mi habitación es lo único que me he permitido observar durante gran parte de la noche y ahora gran parte de la mañana. Manos tras la cabeza, vista fija en el plafón del techo y mandíbula en tensión que lucha contra una sonrisa. Así es como había decidido comenzar mi sábado libre.
Sinceramente, odiaba cuando Engin decidía darme algún día libre porque no sabía que hacer con ellos. Cuando iba al gimnasio tenía un propósito, uno que terminaba conmigo cerrando aquel lugar y pudiendo entrenar de la manera que más me apetecía, ajeno a las miradas. Al menos así había sido durante cuatro años, hasta anoche.

A PRUEBA DE GOLPESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora