5. A ENTRENAR

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Oceans Away - A R I Z O N A

Serkan Bolat:
MARTES 19

Un paso detrás de otro. Izquierda, derecha. Las manos moviéndose a toda la velocidad posible. El viento, en contra, que golpea mi sonrisa mientras escucho los jadeos ahogados que hay a poca distancia detrás de mí. Sí, jadeos provenientes de Eda Yildiz en un intento de igualar mi ritmo el primer día de entrenamiento.
Y es que a pesar de insistir en que debe seguir su propio ritmo, la parte orgullosa que tanto he empezado a ver en ella insistió en poder soportarlo. Comprobado está que aunque lo ha intentado, no ha sido así.

- Creo que ya podemos disminuir el ritmo- giro sobre mi cuerpo, trotando hacía detrás para poder mirarla- Quizás incluso sentarnos, recuperar el aliento y darte un poco de agua para comprobar que no estás a punto de morir.

El rostro colorado de Eda me dirige una mirada furiosa, y eso me hace dudar si el sonrojo es debido al deporte o al enfado por mi burla. Lo que sí tengo claro es que necesita detenerse para poder coger aire porque parece estar a punto de caer al suelo.
Sin avisar, me paro en seco, y ella que va con la mirada fija en el suelo choca contra mi cuerpo al cabo de unos largos segundos. La rodeo con mis brazos para evitar que del impacto su cuerpo caiga hacía detrás, y sonrío al ver la confusión en su mirada. Es hermosa incluso ahora, con el sudor cubriendo su cuerpo, la rojez en su rostro, el cansancio en su cuerpo… una mujer hecha para el pecado.

- Descansa- digo con suavidad, evitando que se tome mis palabras como una burla y decida llevarme la contraria- Es el primer día, has aguantado bastante bien pero lo primero que tienes que aprender es que el orgullo no te va a llevar muy lejos, salvo que lo que quieras es una lesión para no seguir madrugando.
- A lo mejor… ese ha sido… mi objetivo- las palabras salen entrecortadas, pero sus ojos se fijan con detenimiento en como sus manos están rodeando mis bíceps-
- Que sepas que no lo voy a permitir, me acompañarás cada mañana aunque tengas que correr con muletas- suelta una pequeña carcajada y yo aprieto ligeramente mi agarre en ambos lados de sus caderas-
- Lo peor es que… te veo capaz de hacerlo- retira las manos de mi cuerpo con lentitud, pero yo me veo incapaz de dejar de tocarla- ¿Sabes que tienes que… soltarme?
- Lo sé- sonrío cuando veo el desconcierto en su mirada al no retirar las manos de las caderas- Solo me estoy asegurando de que puedes mantenerte en pie, después te soltaré.

Ella asiente lentamente, respirando con dificultad debido al cansancio y tragando saliva por algún otro motivo. Jamás me había fijado en las pestañas de una mujer hasta el momento, pero es imposible no quedar hipnotizado con cada uno de los aleteos que tiene al pestañear. ¿Se dará cuenta del poder que tiene en sus ojos o será ajena al influjo al que somete al resto?

- Creo que ya no hay riesgo de que me tropiece con mis propios pies- suspira al hablar, y me doy cuenta de que me he quedado embobado, así que carraspeo mientras la suelto con brusquedad-
- Bien- asiento- Buen entrenamiento, te pediría que no lo repitas hasta estar en forma porque no quiero que te lesiones, pero hoy te lo voy a consentir.

Un paso hacía detrás y el frío aire de la mañana pasa entre nosotros. Aún son las 7:36 de la mañana, ambos deberíamos volver a nuestras casas para dar comienzo a nuestro día y labores, pero necesito un poco más de calma antes de que todo eso suceda.
El Bósforo está prácticamente vacío a estas horas de la mañana, y con un movimiento de cabeza señalo hacía el agua, dando a entender que nos sentemos en el suelo y dejemos nuestros pies cansados colgar en el aire. Así lo hacemos, ella a mi izquierda, tomando con agradecimiento la botella de agua que le he entregado.

- Aún no amanece- dice cuando despega la boca de la botella- Hoy entro más tarde a la universidad, quizás pueda quedarme a ver el amanecer… jamás lo he hecho.
- ¿Nunca has madrugado para ver el amanecer?- pregunto con curiosidad, es algo que yo intento hacer cada día-
- No de manera consciente- sonríe- Quiero decir, normalmente la gente madruga para empezar el día, hacer las cosas que se supone que corresponden, pero no simplemente para salir a la ventana y ver como el sol sale.
- Yo lo hago- puntualizo- Siempre me ha gustado esta sensación de estar a solas, después de una larga carrera donde todo queda liberado y teniendo como única compañía el saludo del sol.
- Hombre solitario- se ríe en voz baja, y mira al frente-
- Me gusta la soledad, de esa forma no tengo que fingir quién soy delante del resto- me encojo de hombros, apoyando las manos tras de mí y cerrando los ojos-
- Pero puede ser tú delante del resto, y quién te acepte, bien, quién no… ellos se lo pierden- sonrío aún más al escuchar sus palabras-
- Dice alguien que únicamente pasa tiempo a mi lado por sus propios intereses.
- ¡Oye!- un pequeño empujón de Eda me hace reír y abrir los ojos para mirarla- Eso no es verdad, puede que la mayor parte del tiempo seas un ser insoportable, pero el resto… se puede pasar tiempo contigo, como ahora.

A PRUEBA DE GOLPESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora