6. CONOCIÉNDONOS

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I don't mind if you don't mind - Elina

Serkan Bolat:

El reloj en mi muñeca marca las 18:57 del domingo. Tan solo faltan tres minutos para que sea la hora acordada con Eda, y es imposible negar que estoy nervioso. Tan nervioso que he llegado con 15 minutos de antelación en caso de que por el camino pudiese haber un atasco que me impidiese llegar a tiempo, algo que tendría todo el sentido del mundo si no supiese que a Eda le da igual que aparezca un poco más tarde.
A

sí que ahora solo espero, con mi espalda apoyada contra la puerta del conductor y los brazos cruzados. Cada movimiento que hay a mi alrededor lo observo con cautela, quizás un poco de ilusión, creyendo que puede ser ella la que aparezca de la nada. Pero no, siempre es la brisa, un animal o la nada. Ni siquiera debería sentirme tan irritado porque aún no es la hora, le quedan 2 minutos para aparecer y ambos sabemos que la puntualidad no es su punto fuerte.

No recuerdo la última vez que invite a salir a una chica. Tampoco es que considere que esto se trata de una cita, simplemente son dos compañeros que deciden pasar un poco de su tiempo libre juntos, ¿qué hay de malo? Puedo tener más de un amigo, Eda puede ser alguien con quién contar en un futuro, por lo tanto no es raro que esté a punto de enseñar mi lugar secreto precisamente a ella.
Un lugar al que suelo ir para evadirme de todos y conseguir la paz mental que tanto ansío durante los días, una paz que empieza a asemejarse a la sensación que me transmite esa morena de ojos saltones cada vez que me mira fijamente. Puede que ese sea el principal motivo de que haya decidido invitarla a venir conmigo.

-Siempre tan puntual- sacudo la cabeza para bajar de la nube de pensamientos cuando escucho a Eda hablar mientras abre la puerta de hierro- Y por una vez no vas a poder echarme nada en cara, aún queda 1 minuto para la hora acordada.
-No seré yo quién diga nada después de tan agradable sorpresa.

Eda no se ha arreglado demasiado, tal y como le dije. Ropa cómoda, o lo que viene siendo zapatillas, jeans, top y chaqueta de cuero. Aún así es preciosa, y contemplo la opción de que sea hermosa con cualquier cosa que envuelva su cuerpo. No quiero ni imaginar como sería sin una sola prenda de ropa.
Y ahora me mira fijamente desde la distancia, como si ella también estuviese analizándome de pies a cabeza. No digo nada porque es algo a lo que me he acostumbrado, suele hacerlo de vez en cuando, como un tic que ha desarrollado entorno a mí. Siempre me examina, intentando buscado algo fuera de su sitio. Menos mal que no puede verme por dentro, o se sorprendería de la velocidad a la que late mi traicionero corazón en este preciso instante.

-Quiero dejar algo bastante claro, compañero- sonrío ante el apodo mientras contemplo sus movimientos lentos al bajar las escaleras-
-Dispara- descruzo los brazos y meto los pulgares en los bolsillos del pantalón-
-Sea lo que sea esto, no puede ser una cita- alzo una ceja y miro al suelo, conteniendo la sonrisa- No te lo tomes a broma, hablo en serio.
-Que sepas que no se me ocurriría pensar ni por un segundo que no hables en serio, solo me ha pillado desprevenido tanta franqueza- sonrío, mirándola-
-¿Entonces estamos de acuerdo en eso?- frunce el ceño con duda-
-Sí, no es una cita, solo somos compañeros que pasan su tiempo libre juntos, no veo nada de malo en ello- Eda asiente con demasiada energía-
-¡Exacto! Compañeros invirtiendo tiempo libre, nada del otro mundo.

El comentario parece haber mejorado su estado de ánimo porque comienza a caminar dando pequeños saltos de alegría hacía el lado del copiloto. Yo solo puedo poner los ojos en blanco mientras la persigo, solo deteniéndome para abrir la puerta e invitarla a entrar.
Los ojos de Eda recorren la trayectoria de la puerta a mi cara con clara sospecha, y su boca hace una mueca bastante graciosa. Abre los labios para decir algo pero los vuelve a cerrar, frunciendo el ceño aún más. Sé lo que está pensando, pero eso no evita que todo sea demasiado gracioso para seguir luchando con la sonrisa que amenaza salir de mis labios.

A PRUEBA DE GOLPESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora