17. AMENAZA ENCUBIERTA

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Adrenaline - X Embassadors

Eda Yildiz:

- Tu hermano es... la persona más... imbécil... que he conocido... en toda mi vida- jadeo mientras aumento el ritmo en la bicicleta estática-
- Lo que no entiendo es que te haya llevado tanto tiempo darte cuenta- Ceren parece no estar sufriendo las consecuencias de llevar a la espalda más de una hora de entrenamiento-
- No... lo supe desde... el principio- suspiro mientras levanto el trasero del asiento para hacer un poco más de esfuerzo- Pero es que... se piensa que puede tenerme... con solo chasquear los dedos...
- Son hombres, consideran que con pedir disculpas después de hacer daño lo tienen todo resuelto, cuando nada está más alejado de la realidad- da un sorbo a su botella de agua y se detiene- Aunque tú tampoco ayudaste demasiado con el beso que le diste.
- ¿Cómo sabes eso?- me detengo en seco para observar a mi amiga, que se encoge de hombros- ¿Te lo ha contado? ¿Desde cuándo habla de este tipo de cosas contigo?
- Te sorprendería lo mucho que se ha abierto con sus emociones en estos últimas días, yo aún no sé como procesar este cambio- aunque la sonrisa que aparece en sus labios quiere decir que está encantada con la situación actual que tiene con Serkan-
- Lo besé porque estaba dolida, y enfadada- la verdad sale de mis labios- Si lo único para lo que me quería era para eso, ¿por qué no dárselo?
- Mi hermano puede ser un imbécil, pero tanto tú como yo sabemos que te quiere por mucho más que por tu cuerpo.

Molesta no poder responder a esas palabras con una negativa, porque sabía con total certeza que los sentimientos de Serkan hacía mí eran reales. El problema es que eso no cambiaba el hecho de que me había mentido durante todo este tiempo, aparte de hacerme sentir un cero a la izquierda al desecharme de esa manera. Mi corazón aún sangraba por las palabras que había escuchado, por la forma en el que odio parecía haber vencido a un sentimiento tan grande y puro como el amor.

- Es que no me importa que sea el hombre más enamorado sobre la faz de la Tierra, no pienso volver con él- lo digo con una seguridad que no siento- Después de todo por lo que me ha hecho pasar, no voy a darle el placer de creer que puede tenerme cuando quiera.
- ¿Y vas a soportar el hecho de amarlo, ser correspondida y no estar a su lado?- alza una ceja, divertida-
- Lo haré, porque sigo herida por todo lo ocurrido- suspiro con rabia- Así que una disculpa y un te quiero no van a solucionar nada.
- Si tú lo dices, no soy nadie para objetar sobre eso- alza ambas manos en son de paz- Solo opino que deberías escuchar las cosas que tiene que decir, porque dudo mucho que vaya a dejar de insistir en volver contigo.
- Que insista todo lo que quiera, por nada en el mundo volveré a caer en las redes de ese imbécil. Ahora las cosas se harán según mis reglas.

Vuelvo a mover los pies y a pedalear con velocidad, solo que cuando fijo la vista en el espejo que tengo frente a mí, visualizo al responsable de mi gran enfado mirándome fijamente. La situación se asemeja a la primera vez que nos vimos, con la gran diferencia de que en ese momento me atraía y ahora solo quería lanzar una pesa en su cabeza.
Lo que no pienso hacer es desviar la vista y dejarlo ganar en esta guerra de miradas, es él quién debe avergonzarse por todo lo que ha hecho, quién tiene que bajar la mirada cuando me tiene delante y quién debe dejar de intentar desnudarme con ella. ¿Está mirándome el culo? Lo mataré.

- Es un imbécil- vuelvo a decir en voz alta, sin desviar la vista y reparando en como un pequeño vendaje sale del interior de su camiseta- ¿Qué le ha ocurrido?
- ¿Perdón?- Ceren parece distraída- Creo que he dejado de escuchar en el décimo imbécil que has dicho en voz alta sin darte cuenta.
- ¡Que graciosa!- suspiro, atreviéndome a apartar la mirada para ver a mi amiga- Bajo la camiseta lleva una venda, ¿qué ha ocurrido?
- Ah, eso- frunce la boca- El día en el que rompistéis, regresó al gimnasio para entrenar por tercera vez ese día y unas pesas de 25kg cayeron sobre su hombro. Durante estos días no ha podido entrenar de la forma en que desea, y la verdad es que aunque no lo diga, le preocupa no poder estar en perfectas condiciones para la pelea.
- Solo quedan 2 días... - ahora lo miro, pero ya no está pendiente de mis movimientos, está abriendo y cerrando sus manos como si le costase encontrar la fuerza en ellas-

A PRUEBA DE GOLPESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora