𝐎𝟕/𝐎𝐜𝐭𝐮𝐛𝐫𝐞/𝟐𝟎𝟎𝟓

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Nota: Los actos violentos en el capitulo de hoy no esperan ser aprobados ni mucho menos replicados y/o aclamados.  Se recomienda discreción.

Los tiempos le habían jugado a su favor está vez, llegaba a la misma hora que el día anterior, pero al menos su cabello rubio no estaba enmarañado y se encontraba recogido en una coleta, tal como lo estaba siempre. Algo bastante reconocible en Dai, era lo recta que era con su apariencia: siempre recatada, alineada y ordenada. Como le había sido instruido desde pequeña: "eres la hija de un policía, vives en una familia ejemplar, debes verte como lo que eres", tal como lo decía su madre. Sus palabras se habían terminado por volver algún tipo de mantra que ahora seguía día con día.

El problema del día anterior había sido olvidar que su padre no iba a poder comenzar a llevarla, pero ahora que se encontraba espabilada y más despierta, caminar con tiempo la distancia de su hogar a la escuela no había sido gran problema. Al pasar a su salón, esta vez encontró que Ima aún no había llegado, cosa que no le preocupaba, tarde o temprano iba a terminar apareciendo por ahí. Además, el objetivo ya estaba en la mira sentado en la última silla de su fila.

— ¡Hanemiya! — Dai se acercó con paso firme y enérgico al pupitre del muchacho y lo miró buscando imponerse ante él. Kazutora la miró con un semblante tranquilo esperando que al fin lo dejaran en paz.

— Entonces, ¿vas a aceptar el dinero?

— No — el muchacho se veía bastante confundido — vas a ayudarme con el trabajo. No te puedes negar.

— Hayashi, te dije ayer que no puedo, tengo cosas más importantes que hacer. Acepta el dinero y ya, o hazlo tú sola y sácame del equipo, no me importa.

— Dime Dai — ella se sentó frente a él con la mochila aun sobre el hombro — no puedo hacer un proyecto de duplas yo sola, tengo que ser la nota más alta — Dai se inclinó en dirección a él cuidando las distancias, recordando el sobresalto del muchacho el día anterior — escucha, mi amiga Ima es fantástica en ciencias, pero el promedio más alto de la clase es mío, no voy a dejar que me lo quiten porque mi compañero no quiere trabajar. Así que vas a trabajar conmigo. Te lo dije, no tienes opción.

Kazutora suspiró, inclinándose hacia atrás para estirar su espalda intentando calmarse y provocando que el cascabel volviese a sonar. La actitud infantil y mandamás de Dai le parecía muy desagradable.

— Eres increíblemente molesta.

La rubia sintió una punzada en el pecho, la cual amortiguó con su propio orgullo.

— No es nada que no me hayan dicho antes. — sonrió a la par que sacaba del bolsillo su camisa un papel con algo escrito — esta es mi dirección, vamos a...

Kazutora le arrebató el papel y lo arrugó, para después romperlo en dos. Dai lo miró atónita, si lo que le había dicho antes era un comentario que había recibido de otras personas, esta acción la hacía sentir tonta y humillada, ¿qué necesidad rara tenía con rechazarla de forma tan grosera?

— Te he dicho que no. No voy a trabajar contigo, voy a ir por mi cuenta, ni siquiera me interesa aprobar. Búscate alguien más a quien fastidiar.

Aun con el papel entre los dedos, Kazutora arrojó los trozos directo a la cara de la muchacha, esperando que de esa manera terminara por alejarse.

Con los ojos cristalinos y aun perpleja, Dai tomó del pupitre de Kazutora el único objeto que yacía sobre este, unas pequeñas llaves de sabe Dios qué, y se las arrojó directo al rostro, impactándole debajo de la mejilla

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Con los ojos cristalinos y aun perpleja, Dai tomó del pupitre de Kazutora el único objeto que yacía sobre este, unas pequeñas llaves de sabe Dios qué, y se las arrojó directo al rostro, impactándole debajo de la mejilla. Con el sonido del golpe, las miradas de todas las personas del salón se dirigieron directamente a la esquina de la habitación en donde la tensión parecía enfocarse.

Siendo sincera, odiaba perder los estribos frente a los demás, y permitir que la vieran tan vulnerable hacía que se le revolviera el estómago, pero no iba a permitir que él la sobajara frente al grupo. En ese momento le importó poco verse como una salvaje y perder su imagen recatada.

— A mí no intentes verme por encima del hombro, pseudo pandillero de mierda.

Un murmullo colectivo se escuchó en el sitio. La rubia arrojó su mochila en su propio asiento y salió del lugar.

...

"¿Me pasé de la raya?"

— Te pasaste de la raya. — El muchacho pelinegro tumbado en el suelo de su habitación con un mando de la consola sostenido en sus manos le había respondido el pensamiento sin siquiera haberlo externado. — Tienes bien merecido ese golpe abajo del ojo.

— No ayudas. — Kazutora tomó la almohada de su cama y se la arrojó a Baji a la cabeza, su mejor amigo había llegado a su casa hacía unas cuantas horas a pasar el rato. Baji solía hacerle compañía desde que salió del correccional, su madre nunca estaba en casa y cuando era así no solía dirigirle la palabra.

— Eres un imbécil — El sonido de la consola indicaba que el muchacho había perdido — ¿por qué siempre me haces perder en estas cosas?

Kazutora sonrió momentáneamente, para que posteriormente las palabras de Dai le hicieran eco en la cabeza de nuevo, había estado escuchando su voz en su mente todo el día

— Yo no veo a nadie por encima del hombro, ¿quién se cree ella para decirme eso? No soy como ellos. Tú sabes que no lo soy.

— No, no lo eres. — Baji soltó el mando y miró hacia su amigo — pero eso no significa que no puedas convertirte en alguien así.

— ¿Qué?

— ¿Por qué te desagrada tanto? No han cruzado palabra más que dos veces, hasta donde me dijiste.

— Es increíblemente irritante, es mandona y es muy infantil. Siento que es como Mikey, pero con tetas.

Baji soltó una carcajada estrepitosa, por un momento pensó en recordarle lo mucho que detestaba a Mikey y como cambió su perspectiva después de que él lo defendiera de Junpeke, pero eso solo pondría las cosas aun peor.

— ¿Vas a ir por la vida odiando a todos los rubios que tengan una actitud que te moleste? Porque si eres así solamente vas a convertir en la misma mierda que detestas.

Kazutora permaneció en silencio.

— ¿Y que tengo que hacer ahora entonces?

— No voy a resolverte la vida — Baji miró hacia el reloj de la pared del cuarto de Kazutora, eran casi las siete y tenía que irse si no quería llevarse una reprimenda de su madre. — Ejercita la cabeza y piensa en una manera de compensarlo, señor pseudo pandillero.

𝑨𝒇𝒕𝒆𝒓𝒈𝒍𝒐𝒘 • 𝑲𝒂𝒛𝒖𝒕𝒐𝒓𝒂 𝑯𝒂𝒏𝒆𝒎𝒊𝒚𝒂 {𝐋𝐢𝐠𝐡𝐭𝐬 #𝟏}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora