𝟏𝟏/𝐎𝐜𝐭𝐮𝐛𝐫𝐞/𝟐𝟎𝟎𝟓

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— ¿Entonces esto va así?

Al salir de la escuela, Kazutora y Dai habían partido hacia la casa de la rubia para comenzar la tarea de ensamblar el motor y conseguir que fuera funcional. Realmente no era un asunto tan complicado como Dai pudiera haberlo imaginado, la misma base del motor era un delgado tubo metálico con tres tornillos alrededor ensamblados con mucha, mucha silicona. En ese momento, Dai trataba de enrollar correctamente el alambre en uno de los tornillos.

— Sí, mira — Kazutora estaba sentado a su lado en el suelo, tenían todos los materiales regados en la mesita de madera del salón.

El pelinegro, que estaba ocupado cortando unos tubos de metal para usarlos como conductores, se inclinó en dirección a ella para poder sostener una de sus manos y ayudarla a enrollar el cable. Dai sintió cierto enrojecimiento subiéndole a las mejillas cuando las pieles de ambos se tocaron, no era algo común de su parte tener un contacto tan cercano con un muchacho.

— ¿Lo enrollo todo en el tornillo?

— Si — soltó sin prestarle mucha atención, concentrado en su propia tarea — cuando termines dime para poder cauterizar la punta en el conductor.

Dai atendió a la indicación, tomándose su tiempo en ajustar el cable a objeto que estaba sosteniendo. Kazutora la miraba de reojo de cuando en cuando para verificar que no fuera a equivocarse, tenía el ceño fruncido y a ratos se mordía el labio o sacaba la lengua a modo de concentración, sacándole una risita en voz baja. A pesar de que para él parecía una tarea bastante fácil, la muchacha parecía complicarse un poco.

— ¿Así está bien?

Kazutora examinó el cable en el tornillo de cerca — Ah, no, ¿ves esto de aquí? — el chico apuntó con el dedo a una parte que lucía ligeramente más fruncida — Trata de desenredarlo y haz que quede un poco más liso, si no puedes desenredarlo no importa, aún hay más alambre — La muchacha bufó con cierta frustración — ¿Qué pasa?

— Nada. — Dai hizo lo que se le indicó y al terminar volvió a mostrárselo — ¿así?

— Aún no, intenta que sea como el que hice yo — Kazutora tomó la pieza y le mostró la notable diferencia — es para que la potencia de la batería pase como se debe, si hay conductores mal acomodados nada de lo que hagamos va a funcionar. — Dai rodó los ojos y le arrebató la pieza, volviendo a desenredar el alambre. — ¿Qué? ¿Estás molesta?

— No. Solo me fastidia que me corrijan.

— ¿Cómo quieres ser la nota más alta si haces algo mal y encima no quieres que te corrijan? ¿No es infantil de tu parte?

Dai lo ignoró y continuó enredando el alambre hasta terminar el proceso, esta vez Kazutora observaba con atención.

— ¿Así?

— Sí — el muchacho sonrío y le entregó otro manojo de alambres a la rubia — ahora hazlo en los otros dos tornillos.

Hubo un silencio tenso en ese momento, Dai intentaba no equivocarse con los alambres mientras Kazutora seguía cortando. Parecía que los distintos pensamientos de ambos muchachos chocaban en ese momento; el estatus de la número uno que poseía Dai la hacía soberbia y reacia a recibir las críticas de los demás, sobre todo de aquellos en cuyas capacidades desconfiaba, no creía que Kazutora fuera la persona ideal para decirle que hacía bien y que no, aunque no tenía otra opción, decía que sabía lo que hacía por lo que no tenía más remedio que caer a ciegas en su palabra. Por su parte, él no creía que corregirla fuera un acto de maldad en su contra, más bien serían instrucciones que la ayudarían a mejorar sus trabajos y que podían incluso servirle a futuro; había maneras de corregir a las personas y disciplinarlas, él para su propia desgracia había vivido la forma incorrecta, aquella que implicaba gritos y golpes en las zonas de su cuerpo que se cubrían con la ropa. No le hubiera gustado que nadie viviera lo mismo, por lo que, si él pudiera ayudar a alguien a enmendar algún error, lo haría de la manera más tranquila posible.

𝑨𝒇𝒕𝒆𝒓𝒈𝒍𝒐𝒘 • 𝑲𝒂𝒛𝒖𝒕𝒐𝒓𝒂 𝑯𝒂𝒏𝒆𝒎𝒊𝒚𝒂 {𝐋𝐢𝐠𝐡𝐭𝐬 #𝟏}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora