Helena
Ese día decidí acabar con mi vida.
Lo sé, un poco triste acabar con ella teniendo apenas 17, pero no aguantaba más, no me aguantaba. Desde lo que ocurrió, mi humor era una mierda, dejé de socializar con gente de mi edad, y con personas en general, estaba todo el día metida en mi habitación escuchando música, la cual siempre era triste y melancólica.
Mamá estaba igual que yo, o puede que peor, pero está claro que no se enteró de mi estado, y no la culpo, yo tampoco intenté hacer nada para que su tristeza se fuera, ¿por qué ella lo haría por mí?
El único en la casa que lo había superado era mi hermano mayor. Liam siempre había sido muy alegre, con muchas bromas que nos hacían reír a todos. Cuando sucedió la tragedia, ocultó sus sentimientos; siempre lo hizo, cuando ocurría algo malo, se lo guardaba para sí. Mostraba a las personas una versión de él que no era verdad, nadie parecía notarlo, excepto yo, claro. Siempre le decía que no era bueno, que algún día explotaría, pero nunca me hacía caso. Como dije, él fue el único que lo había superado, pero no de la mejor manera: se guardó sus sentimientos para sí mismo, estaba todo el día fuera, de fiesta en fiesta, emborrachándose a más no poder, y liándose con cualquiera que se le cruzara (obviamente si ella también quería). Pues eso, su manera de sobrellevarlo no fue la mejor, por eso, las pocas noche que estaba en casa, lo escuchaba llorar en su habitación. Lo habría ayudado, pero ni yo podía ayudarme a mí misma; imagínate a otra persona.
Mamá le intentó explicar que es malo para su salud que todos los día saliera y se emborrachase, pero él siempre sacaba la excusa de que tenía 21 años y que podía hacer lo que quisiera. Él era el único que mantenía a esta familia: Mamá estaba sumergida en una depresión, demasiado grande como para seguir trabajando; yo tenía un trabajo de media jornada como camarera, pero mi sueldo no era lo suficiente como para mantenernos. Liam tenía un trabajo decente. Era técnico en un taller mecánico, aparte de eso, también estaba estudiando en la universidad, pero entre el trabajo, los exámenes, y que salía prácticamente todas las noches, no sé cómo aún seguía vivo.
La cosa es que mi vida dio un giro inesperado. Os preguntaréis qué fue esa tragedia que hizo que mi vida se convirtiera en una pesadilla tan grande como para querer terminar con ella.
Mi padre nos abandonó. Siempre había estado muy unida a él, incluso más que a mamá, por lo que me afectó muchísimo. Habíamos sido una familia feliz hasta que mi madre se enteró que él la engañaba con otra bastante más joven. Pero eso no era lo peor, pues dicha mujer trabajaba en una de las mafias más grandes del país. Padre, al enterarse de esto, decidió dejar todo y escapar del país, abandonándonos a mi madre, a Liam y a mí.
Sé que se os hará extraño que sigamos vivos sabiendo lo dicho de la mafia, pero, que yo sepa, ellos no saben que lo sabemos, ya que nos enteramos gracias a padre; o a quien solía llamarle así: Antes de irse, nos dejó una nota en la que nos explicaba el porqué de su huida y lo de la mafia.
Desde ese día, no he vuelto a ser la misma. Intentaba convencerme a mi misma de que con el tiempo volvería a ser todo como antes; sin papá, pero estaríamos bien, pues aquí sigo esperando. Dos meses han pasado, y sigo estando igual o peor.
Por eso decidí acabar con mi vida: si mi vida no podía volver a ser como antes, si tenía que vivir con ese miedo a que nos descubran, si no podía volver a ser una chica risueña a la que lo único que le preocupaba era sacar buenas notas... para eso, prefiero no seguir aquí.
Sé que parecerá que soy una miedica por hacer esto, que no soy fuerte al no poder soportar esto, pero demasiado dolor he tenido estos dos meses. Necesitaba descansar, necesitaba estar en paz.
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Inyección de fantasía [CANCELADA]
Teen FictionHelena a perdido a su padre. Demon apenas pasa tiempo con los suyos. Helena se ha sumergido en una depresión difícil de sobrellevar. Demon disfruta viendo a la gente sufrir. Helena solo se siente a gusto con su hermano. Demon solo se muestra con su...