Capítulo 3.

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Helena

No puede ser, no puede ser verdad.

Al salir del despacho del director si ser descubiertas, algo que me sorprendió la verdad, nos fuimos a clase, ya que no teníamos tiempo de volver al comedor.

En el transcurso del resto de las clases no estuve muy atenta a ellas para que mentirme, incluso me tuvieron que llamar la atención varias veces, pero es que no me podía concentrar, no después de lo que había descubierto.

Comenzé a atar cabos sueltos, si esa tal Rafaela Capriolli era la mujer con la que mi padre engañó a mamá, eso quiere decir que es parte de la mafia, por lo que su familia también es de la mafia, y si Demon es su hijo... eso quiere decir que Demon es parte de la mafia, o al menos sabe de su existencia.

Eso quitaría oa duda del porqué siempre va con capucha, a lo mejor no quiere que lo reconozcan, pero a mi me la ha enseñado... ¿y si el sabe que yo se que son de la mafia?

Me estaba haciendo un lío, lo único que tenía claro en estos momentos era que no quería volver a cruzarmelo, por eso estuve toso el día llendo de clase en clase lo más rápido posible, Martine no paraba de preguntarme si estaba bien  obviamente no le iba a contar lo que había descubierto, no quería meterla en problemas.

Cuando sonó el timbre de final de clases me fuí de allí lo más rápido posible, y en vez de ir por el camino normal para mi casa, me desbié hacia el edificio en el que intenté suicidarme ayer, necesitaba recuperar mi mochila, no pensaba volver a ir un día más al instituto con esta mochila de vamipos, además, el móvil estaba en esa mochila, no se como había aguantado un día entero sin el.

Cuando llegé al edificio me colé en el y subí las escaleras hacia la azotea, al abrir la puerta escaneé el territorio con la mirada, encontrándome con mi mochila cerca del filo.

Al acercarme a ella pude mirar hacia abajo, esta calle siempre estaba muy concurrida, llena de coches, autobuses y peatones, pensé en como estuve a punto de suicidarme ayer, hoy tenía más razones para las que querer suicidarme, sin embargo no lo haría, no sin saber la verdad, mi curiosidad era demasiado grande como para no descubrir todo, necesitaba descubrir cosas.

-¿Vas a intentar suicidarte otra vez?- al escuchar esa voz me giré rápidamente.

Genial, a la persona con la que menos me quería encontrar, él estaba apoyado en el hombro de la roja puerta de la azotea, y para mí sorpresa  tenía quitada la capucha.

Cogí rápidamente mi mochila y caminé hacia la puerta, intenté pasar por su lado sin tener que decirle nada, pero como tengo taaanta suerte (nótese el sarcasmo), antes de poder irme él me cogió del brazo, haciendo que dejara de caminar.

-Demon dejame- le dije con la voz más fría que pude poner, e intenté deshacerme de su agarré.

-¿Qué ocurre vampirita?- me dijo con voz juguetona.

No le contesté y volví a intentar deshacerme del agarre, pero para mi mala suerte Demon me empujó hacia la pared, colocándose el frente a mi con una mano a cada lado de mi cara, yo intentaba mirar a cualquier lado que no fueran sus ojos.

-Lena- ¿Ahora me volvía a llamar Lena?- Lena mirame- no le hice caso, y cuando alzó su mano para girarme la cara se la abofeteé.

-No- dije sin mas, y Demon me agarró el mentón con la mano y girando mi cara para que lo mirara.

-Lena que pasa- me dijo con la voz más fría que había escuchado e mi vida.

-Se lo que eres- mi voz salió sin que pudiera hacer nada al respecto- se en q trabaja tu madre, se que sois de la mafia.

Inyección de fantasía [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora