Inyección de fantasía [CANCELADA]

Capítulo 5.

Helena

Pasé todo el resto del dia llorando, mi madre ni se inmutó, en cambio mi hermano que esa noche estubo en casa la pasó llamando a mi puerta para saber que me ocurría. En cambio yo le contestaba que estaba bien y solo necesitaba un tiempo a solas.

Cuando a la mañana me desperté, no muy animada, me lo encontré dormido en el pasillo, con su espalda apoyada en la pared al lado de mi puerta, lo que hizo que una sonrisa triste inundará mis labios, no se que haría sin él sinceramente.

Cuando llege al instituto a Martine le pasó lo mismo, estaba preocupada por mi.

-No eres mucho de hablar, pero que no digas absolutamente nada ya me preocupa.

No me apetecía mucho hablar, y estuve todo el día intentando a toda costa no cruzarme con Demon, para mí mala suerte ese día teníamos filosofía a última hora, pensé en no ir al a clase, pero como no fuera mi hermano se enfadaría o se preocuparía muchísimos más por mi, y no quería eso, por lo que faltar no era una opción.

Al entrar en clase de filosofía ni me giré para ver si Demon estaba o no, solo deseaba que la clase pasara lo mas rápido posible, y al sonar el timbre de final de clase todos salieron pitando, tan rápido que me quede sola en clase, termine de recoger mis cosas y caminé hacia la puerta, pero para mi mala suerte alguien la cerró.

-No tengo ganas de hablar Demon- le dije, intentando pasar por un lado pero no me dejó.

-Tenemos que hablar.

-No tengo ganas- le respondí lo más fríamente que pude.

-Me da igual, hablaremos quieras o no- diji el, en un tono aún más frío que yo.

-Vale, pues que sea rapido- dije cruzandome de brazos.

-¿Qué ocurrió ayer?- me preguntó.

-No... no se de que me hablas- contesté mirando hacia otro lado que no fuera él.

-Cuando mi madre te preguntó sobre tu padre te fuiste corriendo.

Al oír la mencion de mi padre mis ojos se volvieron a cristalizar, mierda, era muy débil, demasiado débil.

-Eso no es cierto, no me fui corriendo.

Demon comenzó a acercarse a mi, y yo inconscientemente me fui llendo hacia atrás, hasta que mi parte baja de la espalda chocó con la mesa del profesor, y el se colocó frente a mi.

Estabamos en la misma posición de ayer, solo que habían pasado más cosas, ambos sabíamos más del otro, o al menos algo más.

-Helena, ¿Qué pasó ayer?- me preguntó.

-Nada- respondí, mirnado hacia otro lado.

-¿Qué le pasó a tu padre?

-No tengo por qué contarte nada- dije, intentando sonar fría, pero ya era difícil, hablando de este tema se me era muy dificil mantenerme fría y distante.

El me cogió la barbilla y me giró la cara obligándome a mirarlo.

-Helena- me llamo.

Su forma de pronunciar mi nombre, su forma de tratarme, por una extraña razón me hacía sentirme segura, cosa rara si contamos que su familia es de la mafia.

-No quiero romper una familia- dije, y vi que el soltó una risa sarcástica.

-Mi familia ya está rota, desde hace mucho antes de que te conociera, mi familia ya está rota- me dijo- y ahora cuéntame que te pasa- me miro directamente a los ojos- por favor.