Capítulo 2.

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Helena.

Cuando llegué a casa lo único que hice fue encerrarme en mi habitación y ponerme a escuchar musica, obviamente, triste. Sin razón me puse a llorar, bueno, no era sin razón: solo me puse a pensar. Si ese chico, por muy imbécil que fuese, no hubiera aparecido justo en ese momento, habría llegado a tirarme de verdad, así que, por muy mal que me haya caído, ha sido como... ¿mi salvador? No exactamente, ya que el me incitó a que me tirara.

<<¿Vas a tirarte ya? No tengo todo el día.>>

Pero, por otra parte, me ayudó a esconderme cuando vino el técnico, mas puede que lo hiciera porque no quería que lo descubriesen a él también... Aunque cuando estuvimos en el callejón se preocupó sobre que subiese para que no me pillara.

<<¿Estás loca? ¿Cómo vas a volver a subir? Te pillará. Puedes subir mañana.>>

Encima tenía que volver mañana a por mi mochila.

Y con estos pensamientos, me invadió el sueño, quedándome dormida.

***

-¿De verdad pensante que os quería? ¿En serio pensabas que me quedaría con vosotros para siempre?

-Pero...

-Mientras tu madre trabajaba, yo estaba con otra más joven y guapa.- Lágrimas se formaron en mis ojos.- ¿Pensabas que éramos una familia feliz y que todo era de color de rosas?.- Y lloré.

Una carta en la mesa. La abrí para ver que ponía.

"¿Pensabas que esto iba a durar para siempre? Me voy de aquí a un lugar donde no me encuentren. Vosotros os quedaréis aquí, pero cuidado con la mafia, son peligrosos y están a la vuelta de la esquina."

A la vuelta de la esquina...

A la vuelta de la esqu...

-¿Y tu padre, bonita?

Un hombre de pelo castaño, dientes de oro, y arañazo en la mitad de la cara.

Pistola...

Una pistola en la mano...

Tengo una pistola en la mano.

Levanto la pistola hacia el hombre. El hombre da miedo, me da miedo, sonríe mostrando sus dientes.

Pum.

Disparo una bala justo en medio de su frente.

Espera.

No, no, no, no.

-¿Papá? Papá, ¿eres tú?

Papá está tirado en el suelo, le he disparado en la frente.

Sangre.

Mucha sangre.

Me arrodillo a su lado, provocando que la ropa blanca que llevo se llene de sangre.

-¡Papá, papá, despierta!

Y abre los ojos.

-¡AHHH!- grité.

-Helena, respira. Ha sido sólo un sueño, tranquilízate.- Mi hermano estaba sentado a mi lado en la cama. Parecía estar recién llegado, ya que aún llevaba puesta la chaqueta.

Mi respiración entrecortada y desigual, y un ligero sudor en mi frente.

-Ha sido sólo una pesadilla.- Me dice él, y lo miro a los ojos, esos ojos miel que se parecían tanto a los míos. Siempre nos habían dicho lo mucho que nos parecíamos, excepto por el pequeño detalle de que él no tiene pecas. Los ojos los tenía en un ligero tono rojo, al igual que sus mejillas.

Inyección de fantasía [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora