Capítulo 11

36 7 23
                                    

Demon

Vale que hayan pasado meses, incluso años desde que no nos vemos, pero el hecho de que vengan ahora no es precisamente el mejor momento.

La familia Valachi y la mía siempre han estado muy unidas en el "campo laboral".

Que también es una mafia vamos.

Es una de la mafias italianas más peligrosas y buscadas de su país, incluso más que la nuestra. Ambas mafias nos hemos unido muchas veces para "proyectos" importantes. Y debido a problemas que han ocurrido allí se ven obligados a pasar una temporada lejos, y mi padre se ofreció para que se alojaran un tiempo con nosotros y así ganarse su confianza.

Que ellos estén aquí va a ser un gran problema, no solo para mi, me preocupa Sophia y... bueno, me preocupa que le pase algo a Helena.

-Se quedarán un mes aproximadamente. Hay que tenerlos vigilados, no sabemos de lo que son capaces y podrían perjudicar nuestros proyectos y no solo eso, si no que pueden hacer que la policía sospeche de nosotros.

Padre, tras decir eso, se llevó a Paimon consigo y no volvieron hasta la mañana del día siguiente. Madre estuvo toda la mañana organizando la bienvenida. Las sirvientas, los cocineros, limpiadores extras... estaban por todos lados. Ese día no fui a clase.

A cosa de la una de la tarde, mi familia y yo estaba colocada a espaldas de la puerta de entrada, en la cima de las escaleras que daban al camino y la fuente, donde los de seguridad estaban colocados estratégicamente por si algo ocurría.

Padre, a la izquierda del todo, tenia una postura firme e intimidante, con un traje negro y el bolsillo sobresaliendo un pañuelo azul marino- el color identificador de nuestra mafia-, su pelo con una gran cantidad de gomina lo tenía echado hacia atrás.

Mi hermano, a su lado imitando su postura, aunque le era imposible adaptar la misma mirada fría. Su traje era de un negro más claro, sin embargo el pañuelo era del mismo tono azul que el de padre.

Mamá se había puesto un vestido color blanco roto que le llegaba un poco más debajo de las rodillas. Tenía un moño muy elaborado recogiéndole el pelo exceptuando algunos mechones que se le salían. El pañuelo azul lo llevaba atado en dicho moño.

Al lado de madre, unos pasos más hacia atrás, se encontraba Marta con Sophia en brazos. Sophia tenía sus rizos dorados sujetados por una celpa negra. Llevaba un vestido de manga larga que le tapaba las heridas debido a las constantes inyecciones. El pañuelo lo tenía amarrado en su pequeña muñeca.

Los cinco tenían una postura respetable. Y luego estaba yo, al lado de Marta y de mi hermana, pasos atrás de mi familia. Si alguien me hubiera preguntado el porque le habría respondido con mi común sarcasmo "soy el discriminado de la familia".

Tampoco importa.

Llevaba unos pantalones de traje negro, una camisa blanca y una corbata mal atada. El pelo enredado, en todas direcciones.

Me habían obligado a quitarme la sudadera y mucho era que estaba aquí de pie "junto" a ellos. No podían quejarse.

La verja del jardín se abrió, entrando un coche negro de lujo. Rodeó la fuente y aparcó frente las escaleras. El conductor salió apresuradamente y giró el coche para abrirle la puerta a la familia Valachi.

Una familia. Tres integrantes. Ninguna sonrisa en sus rostros.

El señor Valachi.

En algunos aspectos se parecía a mi padre. La misma postura y esa mirada asesina. El tenía su pañuelo de un verde oscuro.

Inyección de fantasía [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora