Capítulo 14

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"Y una vez que la tormenta termine, no recordarás como lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa si es segura. Cuando salgas de esa tormenta, no serás las misma persona que entró en ella. De eso se trata la tormenta"                    -Haruki Murakami

Al llegar a la casa de Winston, Evan azotó la puerta, y corrió hasta la habitación de Mia, yo me limite a seguirlo por atrás, al entrar, ambos jadeando y sudando por la carrera que emprendimos, nos sorprendemos del ambiente, una habitación de una pequeña de nueve años, con sus paredes decoradas de colores alegres, figuras de estrellas adornando el techo, y una mesa donde había un estante de libros de diferentes colores y grosores, nada de eso parecía realmente importar, la cama de Mia había sido remplazada por una mas opaca y pequeña, en donde se encontraba a ella, viéndose tan débil, tenía los ojos cerrados y tenía un tubo de respiración en su boca,  Winston se hacía paso entre todas las maquinas que se posaban alrededor de ella algunas de ellas para poder identificar si se producían algunas anomalías y otras de ellas para mantenerla viva. 

-¿Qué está sucediendo? -Evan se adentra a la habitación hasta donde estaba sentado Winston, intentó hablar, pero en seguida se cortó su voz, por lo que solo se limito a mantenerse en silencio.

-¡¿Por qué demonios no estás hablando?! ¡¿Qué le sucedió?! -Evan lo tomó con fuerza el cuello de su playera, para después levantarlo de su asiento. 

-Evan, tranquilízate - le sostuve sus hombros haciéndolo para atrás, con las pocas fuerzas que me quedaban. 

-¿¡Cómo demonios me voy a calmar, si Mia está en ese estado!? - Evan lo agarró con más fuerza, con su vista nublada. 

-¿¡Qué querías que hiciera!? Dímelo Evan, ¡¿Quitarle la jodida maldición?! ¡Cómo si fuera capaz de hacerlo, ya lo sabías y sabías que eventualmente sucedería!  - Winston comienza a llorar frenéticamente, seguido de gritos de lamento, Evan lo suelta lentamente, mientras que el mas grande solo le limita a agacharse en la cama de Mia, mientras mojaba las sabanas con sus lagrimas. 

- Yo... es que, esto no puede ser, ¿por qué ella? ella no lo merece, ella... - Evan deja caer lagrimas mientras se toma con fuerza su cara, evitando que alguien lo vea. 

La situación era extremadamente dolorosa, dolía, dolía demasiado, era un dolor en el pecho, el ver que la pequeña niña, no sonreía, peor que eso, ella sufría, sufría demasiado. pero estaba seguro que si yo también me derrumbaba, los demás presentes no tendrían una salida de escape, debía ser fuerte, debía serlo para ellos, todavía había un rayo de esperanza, aunque estuviera demasiado escondido.

-Mia, mi pequeña Mia, ella, esto... no había pasado, creí que... ella solo se había equivocado, que realmente no tenía la maldición. - Winston, seguía lamentándose mientras con sus manos, agarraba la pequeña mano de ella, apretándola con delicadeza, intentando no poner fuerza en su agarre, pero queriendo abrazarla por completo. - Despierta Mia, despierta, hazlo por mi, por tu tío que tanto te ama. 

Yo que me quedé retirado de ellos, sin poder moverme, intentando mantener la compostura, entra un médico, con un par de papeles en su mano, acomodándose los anteojos, al verme y después la escena dentro de la habitación, no sabía si intervenir, o dejarlos solos, pero al parecer era algo importante que necesitaba mención. 

- Disculpen por la intromisión, necesito hablar con el señor Winston en privado. 

Winston que todavía seguía en un trance, al escucharlo, con su chaqueta se limpió el rostro, respiro profundo, soltando delicadamente la mano de Mia, colocándola gentilmente entre las sabanas, después de esto, salieron al marco de la puerta, con un tono ligeramente bajo, yo que me encontraba cerca, fui capaz de escuchar todo. 

Un Lugar Al Cual Volver  [Boys Love]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora