Capítulo 4

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Lo mejor hubiera sido que Atena me hubiera acompañado al puerto, no es que me sienta mal porque no este presente, pero no se cuando regresaré y quería regalarle una pequeña pulsera que había guardado para ella, era tan simple, sin adornos muy brillantes, y tal delgada como un hilo, pero estaba seguro que le iba a encantar, bah, da igual, se la daré cuando la vuelva a ver, la guardare bien hasta que llegue el día. Viéndola con sumo cuidado, la guardo en una pequeña bolsa y me la guardo en el bolsillo de mi pantalón, tomo mi única maleta y me acomodo mi pequeña boina que permanecía calmada entre mis cabellos cafés. Camino hasta la taquilla con el fin de tener mi boleto antes de que llegara la embarcación.

-Hola, buenos días, un boleto para Vitoria, por favor.

-Serían 10 florines. -Dice el señor, sin siquiera voltear a ver mi rostro, ocupado viendo unos papeles que permanecían en su escritorio.

-Claro, aquí tiene. - le acomodo las monedas en la rendija y observo a mi alrededor y veo que un barco de tamaño mediano se aproxima.

-El barco en el que abordara es el Calypso, si tiene alguna otra duda, dígaselo al cargador de equipaje. Sin dirigir su mirada a la mía, coloca un pequeño sello en un papel algo arrugado, mientras seguía llenando con datos el papel, de un momento a otro me voltea a ver para cerciorarse que sigo esperando mi boleto o al menos el que le este prestando atención, e igual, para entregarme el pequeño papel, pero con un movimiento exagerado se detiene y revisa sus papeles hojeándolos con rapidez.

-¿Sucede algo, señor? - pregunto algo confundido.

-Pero si yo te he visto por aquí, espera un segundo.

Lo segundos se hacen eternos y mientras el sigue revisando, me comienzo a poner ansioso, volteando a todos lados, pensando que mi suerte no me acompañaría hoy.

-Si, yo estaba en lo correcto, señor Dorian, me disculpo pero usted no podrá embarcar ya que tiene restringido cualquier salida del país.

-¿Yo? ¿Prohibido? ja, no me hagas reír, yo no he hecho nada malo para que se me prohíba salir y entrar de donde yo quiera.

-Son ordenes de arriba, usted sabe de quien hablo. Me pidió de favor que estuviera al tanto si veía su cara, y si era de esa manera, avisarle inmediatamente a el.

-No por favor, se lo suplico, no le diga mi paradero, simplemente déjeme ir, moriré si me quedo aquí, le pagaré mas, ¿Cuánto quiere? - volteo atrás y sin fijarme en los rostros, veo varias personas esperando su turno justo atrás de mi, diablos, que vergüenza.

-No puedo aceptar nada de usted, no intente sobornarme porque le vendrá peor.

-Es que esto es demasiado injusto, ¿no lo cree? usted no le importa lo que yo haga o deje de hacer, ¿por qué involucrarse en esto? deme mi boleto, se lo pido amablemente. 

- Creo que no hablé bien nuestro idioma, si no te retiras inmediatamente, ya que me estás estorbando, llamaré a la policía y no creo que eso sea lo que quiera.

-Pero es que usted está siendo muy injusto, demonios.

El señor apunto de hablarles a los guardias que se encontraban a unos cuantos metros, me acerqué a el, para agarrar el boleto y huir, cuando me perdiera de vista él y los guardias, volvería escondido y tomaría el barco, todo era un gran plan hasta que la persona de atrás intervino.

- Calumnia y argucia, señor, él le ha pedido un boleto, entrégueselo y olvídese de lo demás.

Sin importar lo raro de sus palabras, lo volteé a ver confundido sin fijarme en su apariencia ya que mis pensamientos ocupaban más espacio - no creo que debas meterte en esto, pero de igual manera, gracias, ya no estorbaré más en la fila. - saliendo ya de esta con pasos lentos, con mis planes fallidos ya que los guardias estaban muy cerca de donde me encontraba y el barco poniendo las ultimas maletas, tomé el primer asiento que veo desocupado en el gran adoquinado suelo, me quito la boina, en un acto de desesperación y lo tiro en el suelo con fuerza, seguido de esto, me froto mis cabellos, queriéndomelos arrancar y que en un plan desesperado, nadie me logre reconocer ¿Qué hare? no tengo otro lugar, ¿será que me convertiré en mercenario que trabaje en las sombras de las altas noches como Atena me lo advirtió? ¿O Alexandro me encontrara y ahora sin juegos ni bromas, me encerrara en el cuarto más oscuro y sucio de la casa? no lo permitiré, tendré que morir primero. Mi mente era un completo desorden, las ansias de lanzarme al barco a como de lugar sin importar mi equipaje, aparecieron en mis pensamientos pero lo elimine rápidamente, si hago eso, tal vez termine en la cárcel. Demonios.

-Basta, no eres un niño, toma - se agacha hacia mi, tomando la boina que hace unos segundos había aventado al suelo con fuerza y la coloca arriba de mi equipaje.

-¿Disculpa? ¿te conozco? -reconozco su voz que hace rato  intentó ayudarme sin éxito, ahora logrando que capte mi atención hacia la persona que tenia enfrente. Tenia un sombrero trillby color negro que  hacia par con su cabello, un pantalón negro de igual manera, con un saco que le llegaba abajo de las rodillas y un suéter por debajo gris. Sus ojos eran una clara combinación de entre azul y verde, nada común.

-Estuve en la fila hace unos momentos, no me gusta involucrarme en los problemas ajenos, pero se notaba que realmente era algo urgente, el boleto está en la boina, está apunto de zarpar, si nos quedamos aquí, ambos lo perderemos.

Sorprendido, lo volteo a ver y el ya se había ido, volteo rápidamente hacia la taquilla, lo que hace que lastime mi cuello por el movimiento brusco, espero alguna reacción del señor al verme, o a los guardias acercarse a mi, pero todo lo veo en un ambiente tranquilo, como si nunca se hubiesen dado las amenazas y el taquillero nunca me hubiera visto ¿Qué fue lo que hizo este tipo?

Aún incapaz de moverme y  sumido en mis pensamientos, escucho las ultimas llamadas para los pasajeros del barco Calypso, rápidamente me levanto de mi asiento, reviso dentro de la boina, y en efecto, se encontraba el boleto que hace unos instantes me privaron, lo tomo y con mi otra mano me coloco mi boina en mi cabello algo alborotado por el aire, tomo mis pertenencias y apurado me acerco al área de abordaje, entrego el boleto al encargado de recibirlos, el rompe una tira, se queda con la mas grande y me entrega la pequeña, recibe mi maleta y la acomoda con otras que faltaban por guardar, mientras  me indica la entrada y mi asiento. 

Serán buenos cambios, estoy seguro de ello.

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Un Lugar Al Cual Volver  [Boys Love]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora