「ᒍOIᑎ ᙏᙓ」KYᒪO ᖇᙓᑎ ᙭ ᖇᙓᗩᗪᙓᖇ

4.

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Cerré los ojos con necedad, como si al cerrarlos no pudiera escucharlo.
Pero algo me decía que ahora, incluso si lo quisiera, no podría desconectar el vínculo.

- Ellos...- sentí como me rodeaba, aún que realmente no estuviera ahí - a los que llamas aliados, son quienes te harían más daño que yo-.

- Eres Kylo Ren, el comandante de la primera Orden- le explique lo que con poco tiempo había aprendido de él - y aun así afirmas no planear hacerme daño-.

- No te lo haría, a ti no, a las escorias rebeldes- pauso un momento - a ellos no dudaría en hacerles el mayor de los daños-.

Se detuvo detrás de mi, como si pudiera leer sus movimientos, sentí sin que me tocara a su mano guiarse hasta mi pelo.

Intento tocarlo pero después detuvo sus dedos que trataban de sostener los rebeldes cabellos que se resbalaban por mi floja coleta.

- No podrías, aún que lo intentaras no podrías tocarme-.

No hablo, se quedó quieto y luego sentí como volvía a posarse frente a mi.

- Ellos, no te ven-.

Abrí mis ojos nuevamente.

El ya no estaba frente a mi.

(...)

Habían pasado un tiempo, aún seguía sintiendo a Ren, pero no me conectaba con el del todo.
Poe estaba fuera y Finn arreglaba algunos asuntos por ahí, casi no lo veía.

Estaba ,al igual que muchos, inmerso en las acciones de Rey.

Una chica chocó con mi hombro haciéndome retroceder un poco.
Giré solo para encontrarme con una mujer mucho más alta que yo, robusta y rubia con brazos fornidos, posiblemente mayor que yo.
Dos brazos míos eran una de sus piernas.

- ¡Hey tu!, fíjate- Casi me grito en el oído.

- Yo iba en mi camino, quien choco fuiste tú- estaba irritada, no lo podía negar.

Mi cabeza era inundada noche tras noche con sueños y pensamientos sobre la oscuridad en la fuerza.
Una noche tuve un sueño, donde Rey peleaba conmigo, no sabía lo que significaba o qué me quería demostrar a mí misma pero recuerdo sus ojos llenos de decepción mientras me abatía.
Me abstuve a contarle a Leía, pero mi deteriorado rostro no hacía mucho por ayudarme a guardar el secreto.

- Así que se verdad, te crees la princesita que dicen, eres solo un estorbo para la rebelión- se meció egocéntrica a mi, trato de tocarme pero detuve su brazo, la fuerza la detuvo.

- ¡Tu!, bruja, deja tus jueguitos conmigo, si de verdad eres de utilidad como dices entonces no te defenderías con trucos baratos-.
Deje de usar la fuerza pero ella se lanzó a mi muy rápido.

Mis movimientos lo fueron aún más, baje rápidamente pateando su pierna haciéndola tambalearse, fue un movimiento sucio, indigno de el lado luminoso.

Luego ella me miró desde el piso en el momento en el que puse mi sable en su cuello, claro que, estaba apagado pero era una bonita amenaza.

- Ya me harte de que los débiles afirmen mi mediocridad, si de verdad lo fuera, aún con la fuerza me hubieses derribado-.

Ella, con un inconfundible enojo seguía mirándome pero ahora en sus ojos reflejaba un temor a lo desconocido, a no saber si podría encender mi sable de luz o no.

Quiero verlos a todos de rodillas.

Sacudí mi cabeza, si los Jedi me vieran se avergonzarían de que yo poseyera la fuerza, un Jedi no atacaba a un desarmado.

Quite el sable de su cuello y ella se abalanzó a mi, una parte profunda de mi creía que tal vez me merecía todo esto.

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- Hey bonita, ¿que te pasó?- preguntó Poe pasando su dedo delicadamente por mi ojo morado.

- Entrene muy fuerte tal vez- sonreí con debilidad, tratando de tranquilizar a Poe con mis labios curvados.

- Leia no te golpeo - se detuvo un momento para pensar - si te golpeara si te dejaría así, pero no es capaz-.

- Fue un accidente, no te preocupes...-.

- Apenas llegue linda, pero deberíamos descansar- esbozó- tengo una pomada en mi habitación que podría ayudarte con ese golpe, ven-.
Giró con mi mano enredada en la suya, caminaba hacia su habitación pero lo detuve.

- Gracias Poe, pero esto se quitará- dije mirándolo tiernamente- tienes razón, deberíamos descansar, gracias por cuidar de mi-.

Me levante un poco y bese suavemente su mejilla. El, con un una expresión sorprendida, dejó reposar una de sus manos en el mismo lugar donde le besé.
Una capa ligeramente carmesí, apareció en sus mejillas y nariz.

- Buenas noches Poe-.

Al llegar a mi cuarto, lo único que pude hacer fue dormir.
Pero al abrir mis ojos, estaba en un lugar desconocido.

El piso estaba lleno de un líquido rojizo pero nada espeso, podría decirse que tenía los pies en una laguna baja que apenas asimilaba a un delicado charco de agua.

Mi mirada subió del piso hasta llegar frente a mi, había un trono negro con ligeras líneas plateadas y una mujer esbelta sentada delicadamente sobre el.

No veía su rostro apenas sus ojos brillantes me penetraban, estaba vestida de negro y pude apreciar un sable metalico champagne y brillante en su cinturón.

- ¿Quién eres?, muéstrate-.

La mujer tomó el sable aún con sus ojos puestos en mi y lo encendió.
Un brillo rojizo doble iluminó la oscuridad que nos absorbía.

Se abalanzó sobre mi y yo saqué mi sable para detener su ataque.
No sabía ni de donde lo había sacado, solo debía defenderme de ella, de mi.

Batallamos un rato, un golpe tras otro pero ella era más fuerte que yo. Todo mi entrenamiento se veía como un juego de niños siguiendo los movimientos que ella usaba para desplazarse.
Su sable doble, cosa que no había visto y con lo que no sabía cómo responder hizo aún más fácil mi caída.

Apenas pude detener una estocada cuando la vi a los ojos, estaba cerca de mí rostro impulsándome con su fuerza y el plasma rojo brillaba iluminándole la cara.

Era yo.

Solté un grito que era ahogado al quedarme sin aire, desperté al instante con sudor en la frente, el corazón latiendo y pataleando en la cama.

Había sido tan real, había sentido su respiración caliente chocando contra la mía y su fuerza aplastándome tanto que aún me dolían los músculos por el esfuerzo.

- Me había visto como un Sith- le dije a leía en el comedor del crucero, desolado, trataba de explicarle lo que había "soñado".

Ella hizo una expresión de terror, arqueó las cejas y abrió los ojos coml si se fueran a salir de las cuencas, luego bajo la mirada con preocupación.

En sus ojos veía la decepción.

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