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La pelirroja no paraba de morder sus uñas mientras John la miraba de reojo en el taxi. No estaba molesto, ni dolido, solo incómodo. Moon lo miró y sonrió nerviosa, él se acercó para besarla, pero ella se corrió y miró la ventana. Aquello estaba mal.

El taxi se estacionó frente al café, ella trago en seco y bajó, John la siguió mirando sus zapatos. Ella le miró antes de entrar y susurró un "Quedate unas mesas atrás." Él suspiró e hizo lo que le dijo al entrar, ella se sentó en la mesa junto al ventanal, como la primera vez que fueron a ese café. Y se dio cuenta que no era su mesa, de él y de Moon, era su mesa, de Neith y de Moon.

Ella observaba la ventana con nerviosismo, no paraba de morder su labio inferior y sus manos temblaban, no sabía que que ocurriría al verlo. ¿Querría correr a abrazarlo? ¿Querría golpearlo? No tenía idea, en ese momento solo quería hacerse muy pequeña y desaparecer de la vista de todos. Miró a John desde donde estaba y notó que sus ojos estaban opacos y sin brillo, quiso correr hacia él y besarlo, pero se mantuvo en su lugar cerrando los ojos al escuchar la campanilla que anunciaba que alguien había llegado.

Abrió los ojos y lo vio, sus ojos celestes se iluminaron al verla, su cabello rubio estaba peinado hacia arriba, como siempre, tenía unos jeans holgados y una camiseta negra con letras rojas de Queen. Se acercó despacio a la mesa y se sentó frente a ella. Moon sintió que su corazón se detuvo por un momento y quiso correr lejos y llorar, no estaba lista, pero ya estaba ahí y no podía huir.

-Hola, Moon. -le sonrió.

-Neith. -dijo seria. -¿Para qué querías que verme aquí?

-Monnie, yo...

-No me llames así. -él trago en seco.

-Moon, quiero explicarte que fue lo que paso. Yo no quería marcharme de esa forma, pero no tenía opción. Mira...-intentó tomar su mano pero ella la alejó. -Encontré a mi madre, Moon. Sabes bien lo mucho que la había buscado y cuando la encontré no pensé en nada y solo fui a verla.

-¿Estuviste con ella estos dos años?

-Sí, veras, Moon. Ella tenía cáncer cerebral y me quede con ella este tiempo, murió hace 2 meses. -hablaba despacio y pausado. -Regrese de Venecia hace un mes, lo primero que quise fue verte, Moon, porque te extrañe, te extrañe como no tienes idea, pero Jane me dijo que habías conocido a alguien y que no era momento de entrometerme en tu vida así que espere, pero no pude más y bueno, ahora estamos aquí.

-Neith... -su voz se quebró.

-Moon, todo puede volver a ser como antes, pequeña. Solo tu y yo. Podemos comenzar de nuevo, hacer borrón y cuenta nueva.

-No. -susurró y las lágrimas corrieron de una en una por sus mejillas. -Neith, te espere por dos años y entiendo por lo que pasabas, entiendo porque no volviste, pero joder, yo conocí a alguien y amo a ese alguien con todas mis fuerzas y no voy a fallarle solo porque tu estas aquí. -suspiró. -Lo siento, Neith, pero es que llegaste muy tarde. -acarició su mejilla. -Te quise y lo sabes, pero a él lo amo y espero que lo entiendas. -se levantó, se acercó a él y besó su mejilla.

John vio cuando se levantó y cuando besó su mejilla y presintio que todo había acabado, que había perdido a lo que más amaba en un abrir y cerrar de ojos sin poder hacer nada. Entonces ella se sentó frente a él y se secó las lágrimas.

-John... -susurró. -John, mirame. -le miró y ella sonrió. -Te amo. -él soltó un suspiro.

-Mierda, Moon. -se levantó y la haló de la mano para tomarla entre sus brazos. -Este a sido el peor susto que me has dado. -la miró a los ojos. -También te amo, Monnie.

-Vámonos de aquí. -le dio un pequeño beso y tomó su mano.

Salieron a la calle y Moon se sintió libre, ya no tenía aquel peso sobre los hombros. Arrastró a John por la acera hasta llegar a una pequeña librería no muy lejos del café. Entraron y Moon saludo con una sonrisa a la anciana que estaba del otro lado del mostrador, esta le devolvió la sonrisa y volvió a concentrarse en sus asuntos. Ella sin soltar la mano de John camino hasta la sección de ficción. John no entendía nada y entonces ella saco un pequeño libro de tapas blancas y paginas amarillas de un rincón, se sentó en el suelo y él la imitó.

Moon abrió el libro en una pagina en concreto y sonrió al notar que no se había equivocado.

-Sebastian... -leyó. -¿Dejaras de amarme cuando ya no sea joven y hermosa? –preguntó la preciosa chica de ojos color sol.
–Veras, mi dulce Atenea. Me he enamorado de tu alma pura y sincera, no de tu físico y no importa el tiempo que pase, yo siempre, siempre, voy a amarte. -finalizó con una sonrisa. -Este libro me lo leía mi padre cuando era una niña, perdí mi copia hace mucho, luego de que él muriera. Entonces encontré este lugar y le pregunte a Francisca, la mujer de por allá, -señalo a la mujer de cabello canoso y ojos verdes que había saludado momentos atrás.- si tenían por casualidad un libro que se llamara Un nuevo amanecer, ella me contesto que sí y ese fue uno de los momentos más felices de mi vida y no es por exagerar, entonces me buscó el libro mientras yo esperaba sentada en este mismo lugar, luego de un buen rato me lo entrego y a que no sabes, ¡era mi copia! ¡mi copia con la dedicación de mi padre en ella! Ella me dijo que podía quedarmelo, pero yo no quería volver a perderlo así que lo deje aquí y lo oculte en un lugar donde solo yo pudiera encontrarlo. Esto no lo sabe nadie, nunca traje aquí a nadie, ni siquiera a Neith, te estoy confiando algo demasiado importante para mi, John. -miró el libro con lágrimas retenidas en los ojos. -Este pequeño libro es lo único que me queda de mi padre y... y ahora quiero que tu lo tengas.

-¿Qué? -le miró con ojos muy abiertos.-No, Moon, yo... yo no puedo aceptarlo. Es tuyo.

-A sido mío por demasiado tiempo. Es hora de que cambie de propietario. -sonrió y puso el libro en las manos de John. -Ahora tiene una nueva dedicatoria.

Él abrió el libro y debajo de una letra demasiado enredada para ser leíble estaba la irregular letra de Moon. Y decía así:

"Mi querido John Lewis:

Si lees esto es porque me he decidido por fin a entregarte este libro. Cuidalo, John. Porque no es solo un libro, es mi alma y poco a poco iras descubriendo el porque digo esto.

-Con todo el amor del mundo, solo tuya, Moon Shivers."

Se acercó a ella y le dio un beso en los labios. Ella sonrió contra sus labios. Él pensó que era un buen momento, que no encontraría uno mejor para hacerlo.

-Moon Shivers, al cabo de estos últimos meses me he dado cuenta de algo y es que no quiero ser de nadie más, solo tuyo. Que solo quiero ver a alguien despertar a mi lado cada mañana y ese alguien eres tú. Que quiero hijos con tus ojos, tu boca y hasta tu cabello. Que eres mi chica gris y quiero que lo sigas siendo durante toda mi vida. Y es aquí donde tú decides, Monnie, ¿te casarías conmigo para así pasar el resto de nuestras vidas juntos hasta que la muerte nos separe?

-¿Y es que no sabes ya la respuesta? -sonrió con los ojos cerrados esperando que al abrirlos no fuera un sueño.

-Solo quiero escucharla salir de tus labios.

-Acepto, John. Acepto casarme contigo y así pasar el resto de nuestras vidas juntos hasta que la muerte nos separe. -enrolló sus brazos al rededor del cuello de John y fundió sus labios en el más dulce y tierno beso que pudiesen darse hasta ese momento.

In my veinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora