II

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Minutos después de haber conocido al chico de cabello castaño y ojos negros que la había hecho sentir algo luego de dos años sintiendo un infinito vacío encontró por fin el aula de dibujo natural. Lena la esperaba con su cabello ahora recogido en una coleta sentada en la primera fila ya con sus lápices, su lienzo y sus pinceles. Se dejó caer a su lado y suspiró pesadamente.

-Que chico tan lindo ese...mmm...¿como se llamaba? Oh, sí; John. -miró a su pelirroja amiga con una sonrisa tan grande que dejaba a la vista la mayoría de sus dientes. -Ha quedado encantado contigo, pero por tu cara de disgusto me supongo que tu no con él. -la joven a su lado se encogió de hombros con la mirada perdida en algún punto fijo de la habitación.

Dejando de un lado el tema de conversación ambas miraron hacía el frente donde el maestro ya se encontraba junto al modelo que tendrían que dibujar esa mañana. Era un chico de estatura normal, cabello negro y piel pálida, sus ojos era de un verde esmeralda y sus labios estaban curvados en una sonrisa casi invisible. A simple vista se notaba que él no quería estar ahí.

Moon se dedicó a dibujar de inmediato, apartando de su mente cada pensamiento que tuviera acerca de John. Lena por otro lado no solamente dibujaba también contemplaba y detallaba con tanta exactitud que su dibujo casi llegaba a parecer real. Quizá por eso su dibujo fue el mejor de la clase ese día. Moon no sintió celos. Ella no sentía. Ni siquiera se alegro cuando halagaron su dibujo, solo forzó un diminuta sonrisa.

Todas sus clases ese día eran junto a Lena y agradecía eso porque la chica de cabellos azules y ojos cafés tan dulces como el chocolate lograba, algunas veces, hacerla sonreír con sus comentarios fuera de lugar y su humor negro. Moon nunca había conocido a otra persona como Lena, que sonriera todo el día y no le pusiera mala cara a nada a pesar de estar tan destrozada por dentro, quizá hasta más destrozada que ella misma. Por eso era que ella nunca había entendido el porque de su sonrisa. 

Ese día no volvió a ver a John, pero aún así él se las había arreglado para no salir de su cabeza. La ponía nerviosa tan solo el hecho de pensar en él. Pero entre más intentaba olvidar la sensación que le había provocado el tomar su mano se le hacia más imposible.

Y esa noche Moon no pensó en aquel chico de cabello rubio y ojos celestes que le robaba el sueño desde que se había marchado. No. Esa noche pensó en el chico de cabello castaño y ojos negros que la había hecho sentir luego de tanto tiempo.

In my veinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora